Qué hacer con la maldad: imágenes para procesar el malestar social
Obras de veintiún artistas de distintas disciplinas conforman La imaginación del desastre, muestra exhibida en la Fundación Arte x Arte
Dos curadores, veintiún artistas de distintas disciplinas y un acopio de obras disidentes en el panorama del arte porteño se aúnan en una muestra definida por las fuerzas creativas de la destrucción. Desde el título, La imaginación del desastre (… o qué y cómo hacer con la maldad), se rinde tributo a Susan Sontag, que había pensado en un texto homónimo las estrategias de la imaginación para procesar el malestar social.
Esa condición ensayística sobrevuela la exposición, como si las obras fueran argumentos imposibles, ejemplos absurdos, refutaciones y posturas ideológicas ante genocidios, torturas y perversidades. Canciones, videos, registros de performances, fotografías, instalaciones, pinturas y objetos, dispuestos en secuencias de organización flotante, les sirven a Jorge Zuzulich y Pablo Orlando, ambos profesores universitarios y teóricos, para interrogar indicios del desastre en tiempos de crisis. “La idea era jugar con la idea de qué se puede hacer con la maldad y cómo –dicen los curadores–. Pensamos el mal como ese plus de energía que no se satisface con nuevas formas.”
El estado de amenaza se impone en los tres pisos de la Fundación Arte x Arte, aunque el recorrido por las obras ofrece remansos. Muchos de esos descansos son canciones y videos musicales que actúan como un contrapunto con las imágenes de Liliana Porter, Miguel Harte y Juan Cuello, entre otros. Tom Waits, Echo and the Bunnymen, The Police, milongas de Edmundo Rivero y un microtema de la corrosiva Liliana Felipe (“Voy a misa”) integran la banda sonora de La imaginación del desastre.
Dos artistas argentinos por descubrir
Una de las ventajas de la muestra ideada por Zuzulich y Orlando es que de algunos de los artistas seleccionados se exhibe un conjunto de obras que opera como puerta de entrada a un universo creativo.
De Dolores Zorreguieta (Buenos Aires, 1965), hermana de la reina Máxima de Holanda por parte de padre e hija de la filósofa y escritora Marta López Gil, se expone una serie de objetos, denominada Bondage, que perfila con humor una suerte de “tratado sobre la patria”. Boleadoras, facones, racimos con uvas de cristal y testículos de tela, escapularios y pelos entrecruzan metáforas sobre una argentinidad algo siniestra. En otro conjunto de esculturas de porcelana y acrílicos, de la serie Monstruos, convive una familia de criaturas aterradoras similares a aliens con vocación por la trituración. La artista, egresada de la Escuela Nacional Prilidiano Pueyrredón, vive actualmente en Nueva York.
De otro artista secreto, Marcelo Bordese (Río Cuarto, 1962), los curadores eligieron un conjunto de pinturas de pequeño formato y una enorme crucifixión ambientada en una letrina. Con colores terrosos y seres híbridos, Bordese plantea escenas de sometimiento, descontrol orgiástico y severas disciplinas sobrehumanas (o tal vez infrahumanas). La historia de este artista, que ahora vive lejos del mundanal ruido en el norte del país, es atractiva. Nacido en la llanura cordobesa, se interesó por los animales, las plantas y el dibujo desde pequeño. Luego estudió biología y, más tarde, encaró una formación religiosa, que abandonó dos veces para dedicarse al arte. Se puede decir que en su trabajo sobrevuelan influencias naturales, místicas y científicas. Pinturas como Bailarines o Jardín hormonal merecen integrar cualquier colección pública o privada. En su obra la violencia se confunde con el ritual festivo y la insensata necesidad de sacrificio.
Dos artistas extranjeros por descubrir
La “bienvenida” a la muestra en Arte x Arte la da el registro fotográfico de una de las performances del artista africano Olivier De Sagazan (Brazaville, 1959). En su práctica, De Sagazan integra la escultura, el baile, la pintura y la actuación. Suele comenzar vestido de un modo formal, a la usanza occidental, y de a poco se apodera de él una fuerza macabra que lo posee para convertirlo en tótem, en bruja, en muñeco maldito.
Fotos de la serie Transfiguraciones se pueden ver en la muestra, además de un video editado que recupera los sonidos guturales y la música que acompasa sus shows de horror. De Sagazan visitó Buenos Aires hace pocas semanas para participar de la Bienal de Performance 2017, en la que mostró sus extrañas simbiosis. En todas ellas, pareciera que personajes de las pinturas de Francis Bacon cobraran vida.
Tres fotografías bastan para conjeturar que Néstor Baltodano es un artista destacado. Fotógrafo y documentalista nacido en Costa Rica y que reside desde hace varios años en Buenos Aires, Baltodano combina series introspectivas con otras que indagan temáticas sociales. Las tres fotografías digitales elegidas por los curadores poseen atributos expresionistas, en las que sombras y formas inertes aparecen cargadas de misterio en un blanco y negro espectral. Cuerpos desnudos expuestos, tétricos bosques de árboles sin hojas entrevistos en una ruta argentina y una fábula visual de aparente abuso, tratados de manera pictórica por Baltodano, deslizan hipótesis inquietantes sobre la mirada y la imaginación.
Nueve minutos de El tercer hombre (film de Carol Reed), una instalación con alusiones a los campos nazis realizada por Alfonso Castillo, la claustrofóbica videoperformance de Vito Acconci y otra de Luciana Arias, una entrevista a Georges Bataille hecha por la televisión francesa, obras de Juan Manuel Fiuza y una foto de la serie Fuera de foco de Alejandro Kuropatwa, además de un Orfeo gigantesco pintado por Alfredo Prior, completan el repertorio de La imaginación del desastre. Más no se puede pedir.
La muestra se puede visitar, con entrada libre y gratuita, hasta el 9 de septiembre.