Suspensión de las SAS: un golpe burocrático a los emprendedores
El oficialismo en el Senado, en soledad, le dio luz verde diez días atrás a un proyecto que representa un palo en la rueda para los emprendedores de toda la Argentina. Otro más, en un contexto de por sí muy difícil para el desenvolvimiento de proyectos pequeños y medianos.
Lo que sucedió en la cámara Alta es el correlato de un sinfín de resoluciones que la Inspección General de Justicia (IGJ) viene emitiendo desde que la nueva gestión se hizo cargo del organismo, que reducen el campo de acción de las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS), el nuevo tipo societario implementado en el marco de la Ley de Emprendedores sancionada en 2017, impulsada por Cambiemos y sostenida por un amplio acuerdo político.
El titular de la IGJ, Ricardo Nissen (quien fuera apoderado de los hijos de Cristina Kirchner y cuya designación fue impugnada por haber presentado libros societarios adulterados a la Justicia) considera a las SAS, literalmente, "un símbolo del macrismo".
Quienes se jactan de haber recuperado la política para los jóvenes y de renovar su interés por los asuntos públicos, llevan su estrategia revanchista a todos los ámbitos, y quienes quedan en el medio, esta vez, son miles de emprendedores argentinos que apuestan a la innovación y a generar trabajo en el país, y necesitan del acompañamiento del Estado para dar sus primeros pasos.
La suspensión de la constitución electrónica de las SAS por 180 días, más las nuevas exigencias en torno al capital social, estados contables, garantía de los administradores y objeto social, en los hechos significa la burocratización de un tipo societario ágil y la imposición de costos ridículos para quienes están abriéndose camino en nuevo negocio.
Dicen desde el oficialismo que muchos han aprovechado las facilidades de las SAS –como la constitución de una sociedad en 24 horas por medios exclusivamente digitales– para lavar dinero y hacer operaciones sucias. ¿Cuál es la respuesta del Gobierno? No corregir las imperfecciones del sistema sino matar el instrumento. Sí, el mismo que ha permitido el desarrollo de iniciativas que bajo el marco legal tradicional que rige la constitución de empresas y sociedades jamás hubieran visto la luz.
La suspensión de la constitución electrónica de las SAS por 180 días significa la burocratización de un tipo societario ágil y la imposición de costos ridículos para quienes están abriéndose camino en nuevo negocio
El espíritu de las SAS, tomado de las experiencias de países como Francia y México, apunta a darles responsabilidades a los emprendedores a medida que puedan asumirlas. En un mundo con relaciones de trabajo y producción cada vez más flexibles y volátiles, el Estado debe despejar la ruta de complicaciones para que los emprendedores no solamente puedan llevar a la realidad sus ideas, sino que puedan estabilizarse en una coyuntura complicada. Esto incluía, por supuesto, opciones blandas de financiamiento para los primeros años del emprendimiento.
El Frente de Todos no solamente rompió el acuerdo parlamentario de tratar exclusivamente temas relacionados con la pandemia, sino que lo hizo para complicar el día a día de muchísimos jóvenes que apostaron a quedarse en el país. Esperamos que en la Cámara de Diputados nuestros colegas reflexionen y tengan la voluntad política de encontrar una solución consensuada. Si no los motiva la actitud de dialogar sana y productivamente, probablemente lo hagan los números, ya que la oposición tiene en la cámara baja una representación que puede obligar al oficialismo a sacar el pie del acelerador y sentarse a escuchar.
Diputada Nacional por Mendoza (UCR-Cambiemos)