Carta de mi "yo" a los 100 años...

...a mi "yo" de hoy.

Mi amor, corazón... abrazalo todo. Todo.

Abrazá ese dolor de panza.

Abrazá los obstáculos, abrazá las discusiones, abrazá tu fuerza, esa fuerza de leona que, a ojos de personas que se lo callan todo, te hacen parecer una loca...

Pero a tus ojos, a mis ojos, ¿qué querés que te diga? ¡Estás viva!

¡Abrazá la vida!

Habitá cada momento...

Sabiendo que no habrá nunca una misma escena.

Cada escena es única.

No estás ensayando para llegar al gran día, a la gran función.

Cada escena es una función en sí misma.

Y cada función, por naturaleza imperfecta.

¡Abrazá la imperfección!

En todo es inevitable cierta cuota de imperfección.

Qué concepto tan aburrido el de la perfección.

Tan insípido.

Tan inhumano.

(¿Quién nos los habrá metido?)

Abrazá esa paz que de a ratos te inunda.

Cultivala.

Trabajá su tierra.

Seguí echando agua en ella.

Procurá que terceros no estropeen el fino trabajo que venís haciendo.

Cuidá esos brotes que por estos días serán un árbol que me permitirá enfrentar un umbral, un desafío, una incógnita, LA incógnita... con la entrega que necesito.

(Todavía me falta de todas maneras...

Quiero vivir 150 años).

...

Abrazá la paz, nena

Y abrazá la pelea.

Como una vez escribió tu maestro de dramaturgia:

(no dejés de asistir a su taller... y recordá su consejo:

"Seguí tu deseo y pensá a largo plazo"... La peli y la obra no serán frutos menores a mis años.

Te gustará dejarlos, como un obsequio... a nietos, bisnietos.

A los que encuentren algo valioso en ellos).

...

Pero, en realidad, quería citar aquel otro diálogo (de un unitario):

"No se trata de ser feliz o no ser feliz...

Se trata de estar vivo o no estar vivo".

De eso me doy cuenta recién ahora, en este momento.

¿Sabés lo que daría por volver a tener a una hija con dolor de panza, no queriendo ir al colegio?

Y quedarme tirada con ella en la cama masajeándosela.

Y cantarle canciones de cunas.

Aunque ya sea una "huevona grandota" para canciones de cuna.

"Huevona grandota".

Abrazá todas esas expresiones que te dejaron tus padres,

aunque no sean las más amables.

Abrazalos a ellos.

Mucho.

Hacete tiempo para tu familia.

Para tu familia.

Para las personas que realmente están a tu lado.

Incondicionales.

Abrazá a tu abuela.

María Inés, por el amor de Dios,

abrazá a tu abuela.

Vamos.

Si no llama, si no contesta mensajes,

INSISTILE.

Volvé a llamarla.

Sabés que no es la campeona de la tecnología.

Abrazá las críticas.

Abrazá las palabras más duras incluso.

Aunque te duelan.

Alejate de las personas que te hagan daño, sí.

Pero si se cuelan palabras o gestos agrios, abrazalos.

Reíte... agradece la energía que esa otra persona puso en la tuya.

Si había enojo, en el fondo era amor hacia algo o alguien, así estuviera frustrado.

Abrazá tu presente, Inés.

Abrazá cada segundo de tu presente incompleto.

Agradecé que sea/esté tan incompleto...

Agradecé que todavía falte taaanto por hacer.

Es el mejor momento.

Y no te abatates, no te tires a menos con los desafíos.

Animate a los grandes desafíos.

Tenés todo el potencial que necesitás para hacerles frente.

Sos una aventurada.

O aventurera.

¿Qué importan las palabras?

O sí, importan... pero para que juegues.

¡Jugá con ellas!

Jugá con la vida

Exprimila.

Quitale toda la cáscara.

Saborea cada gajo.

Masticá semillas.

Pero "qué, cómo"...

"Ya ese consejo me lo dieron tantos".

¿Qué? ¿Cómo?

Tomando distancia de vos misma.

Entrando en contacto conmigo.

O con vos misma a tus 100 años.

Hablame más seguido.

Pedime consejo.

Teneme cerca.

Cuando andes dudando de si hiciste bien o mal.

Y tengas que preguntarle a terceros: ¿hice mal o bien?

Como si siempre hubiera mal o bien en esto o aquello.

En esas situaciones, recurrí a mí.

Usame para reafirmarte.

Callá a la Mosca Muerta que te esté dando la lata.

La lata de turno.

Y hablá con vos misma a tus 100 años.

Yo te voy a decir algo muy similar, no lo mismo,

pero sí muy parecido a lo que te dice tu madre:

Gordita, corazón,

confiá en vos.

Y relajate.

Relajate.

Sentite con todo el derecho de expresar tu punto de vista (con altura).

Y después a seguir...

Soltalo.

Adelante, vamos.

No te quedes prendida al pasado.

Aprendé lo que el pasado haya enseñado.

Y ya.

Queda así...

Hoy, 11 de julio,

oficialmente inaugurado nuestro diálogo.

Te abrazo.

...

¿Qué les diría su "yo" de 100 años a su "yo" de hoy?

PD: ¡Que tengan un lindo fin de semana!

LA NACION

• De la mamá

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