¿Cuáles son los reclamos del Día Internacional de la Trabajadora Sexual?
Todos los 2 de junio se conmemora el Día Internacional de la Trabajadora Sexual en todo el mundo: te contamos por qué
“Uno de los trabajos más antiguos del mundo” es, quizá, una de las frases que nos hemos cansado de escuchar cuando hablamos de las mujeres y hombres que deciden dedicarse a ser meretrices. Y es, justamente, la importancia de reconocerlo como un trabajo que imprime el Día Internacional de la Trabajadora Sexual como una fecha de valor en la lucha de sus derechos.
La elección del 2 de junio tiene su anclaje histórico: fue en 1975 que más de 100 prostitutas ocuparon la Iglesia de Saint-Nizier de Lyon (Francia) con el objetivo de visibilizarla presión gubernamental que se ejercía sobre ellas y la violencia policial de la que eran víctimas. Después del asesinato de dos trabajadoras sexuales (y la falta de respuesta por parte de la justicia), decidieran organizarse y declararse en huelga. Protesta que duró ocho días en total y que terminó con un allanamiento policial.
La situación en Argentina y la lucha de AMMAR
En Argentina fue la necesidad de dar lucha a la búsqueda del reconocimiento de derechos lo que hizo que las mismas mujeres se organizaran. Después de décadas de sufrir el asedio, la violencia y la discriminación por parte de la sociedad y la policía, en la unión encontraron el motor para dar batalla.
Así fue que en 1994 nació AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina) y, con tan solo un año de vida, consiguieron sumarse a la Central de Trabajadores Argentinos lo que les permitió superar uno de sus primeros conflictos: la automarginación. Es que -sin lugar a dudas- autoreconocerse como trabajadoras fue un paso clave y necesario para iniciar un camino colectivo de asumir la necesidad de transformar una necesidad de todas: hacer efectivos sus derechos.
AMMAR está compuesto por mujeres adultas que asumen el ejercicio de trabajadoras sexuales por consentimiento propio y autónomo y manifiestan una triple marginación que tiene que ver con: ser mujeres, ser pobres y ser trabajadoras sexuales.
¿Por qué es clave hablar de trabajo sexual y no de prostitución?
Detrás del uso de la palabra existe una larga batalla ideológica en el marco de la concepción de los derechos humanos y el respeto por la libre determinación de las mujeres. Concebir la actividad como un trabajo (elegido desde el consentimiento y autonomía) también es parte de la lucha contra la trata de mujeres, la violencia de género y -en una segunda instancia- habilitará la implementación de medidas que impactan a la salud pública.
Ante esto, el reclamo es claro: las trabajadoras sexuales necesitan una ley para ejercer su actividad amparadas por un marco normativo que las inserte en la sociedad y deje de marginarlas. Esto las habilitará a conseguir las condiciones dignas para trabajar y de esta manera salir de la clandestinidad.
En definitiva, su lucha es por lograr que el Estado reconozca que su actividad, en tanto actividad laboral, y la necesidad de una Ley Propia que brinde la protección necesaria. Los derechos que hoy no están regulados y que promueva las políticas públicas necesarias para que tengan iguales derechos que cualquier trabajadora.
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