Diez consejos para mis hijas

No soy muy afecta a las recetas de vida... a darlas, a creer que las mías son LAS recetas.

Pero me gustó el desafío que me tiró una de ustedes, desafío que había tenido en la escuela. Diez máximas de vida. O diez consejos "sabios"... ¿Por qué, Lore, usaste las comillas en el comentario? ¡Con qué pudor o con qué respeto usamos la palabra "sabiduría"!

Diez consejos, decía, a mi hija. A mis hijas.

Ah, sí, este post pareciera una continuación de la carta del martes. Y en parte lo es. Martes hicimos merienda con amigas, festejo muy improvisado y mañana sábado finalmente pijama-mos. Pijamada, sí. ¿Quieren también consejos útiles para festejos caseros... además de consejos de vida? Bueno, haremos post en 2 partes.

Van mis consejos a mis hijas.

1- Hagan lo que quieran de su vida. Hacer lo que una quiera no es hacer cualquier cosa. No vale cualquier cosa. Sólo hay una respuesta y esa respuesta la dicta el deseo. Conecten con su deseo. Trabajen todo lo necesario para escucharlo: cuando se revela es indubitable. Y no me refiero a saber si quieren helado de frutilla o frambuesa... sino a qué quieren hacer de esta existencia, en qué y cómo quieren ocupar mayoritariamente su tiempo.

2- Para ello: busquen. Prueben. Experimenten. Arriesguen. Hagan su propia receta de vida. Fórmense integralmente. Ejerciten el pensamiento pero no se alienen en él (ni en ningún ámbito). Habiten sus cuerpos, indaguen la espiritualidad antes de desecharla repitiendo frases escépticas de terceros... Ojalá no la desechen... Dejen una grieta por la que se cuele Misterio.

3- Abracen los errores. No les teman. No hay otra manera de aprender que a través de ellos. Eso sí: una vez los hayan identificado, en el plano que fuere (errores en una examen, en el trato con otra persona o en una manera de pensar...), capitalícenlos. Pongan voluntad en aprender de ellos. No caigan en una eterna autocomplacencia. Sean tan comprensivas como firmes (con ustedes mismas).

4- Respeten. Enamorarse es una perdición, una delicia... Es comer un volcán de chocolate, de esos bien hechos y en su temperatura justa. Pero el respeto, ese que sí depende de nuestra voluntad (y en relación a todos los otros seres), es la gloria. Será la gloria. No digo que sea fácil, muchas veces van a verse en situaciones en la que alguien o varios les falte(n) el respeto y viceversa, ustedes a él o a ellos. Sucede. Más de lo que uno quisiera. No importa. Vuelvan a cero... Inténtelo cuantas veces sea necesario. Exprésense pero respeten.

5- Perdónense y perdonen. Siempre. Estamos todos haciendo un mismo experimento y dañar y ser dañado es casi el abecé, el barro de ese trabajo. Sepan perdonar a las demás personas. Pongan límites funcionales, para protegerse, de ser necesario, pero internamente compréndanlos. Cuanto más ejerciten el perdonar, más van a saber perdonarse... (y viceversa).

6- Nutran su cuerpo y psique de lo bueno. El cuerpo es el vehículo de este viaje. Cuídenlo para ustedes, no para una vidriera. Cuídenlo verdaderamente. Delicadamente. Amorosamente. Lo mismo la psique. No se abran a cualquier alimento, a cualquier moda, a cualquier discurso, a cualquier situación, a cualquier libro. O sí. Pero no dejen de revisar, de tener registro de si eso les hace bien, las enriquece... o todo lo contrario. Obsérvense. Conózcanse. Sólo desde ahí van a poder ser un poquito más libres.

7- Vayan a su ritmo: habiten el presente. Respiren profundo. Dense tiempo. Dense pausas. No se apuren. La vida es ahora. La vida está sucediendo. Es tan valioso este momento como el siguiente. Es tan valiosa una edad como otra. Es tan valioso un comienzo como un desarrollo o como un final. Es tan valioso estar subiendo como bajando. Es tan valioso no tener nada como ya tenerlo todo.

8- Pidan ayuda y denla. Pidan a diario. Pidan a una amiga. Pídanle a Dios o la Inteligencia Superior en la que crean. Pidan con la insistencia con la que me piden golosinas. Y suelten, tengan la certeza –como ya dije alguna vez- de que el pedido está cocinándose. Pidan también ayuda a amigos, a mí. ¡A mí pueden recurrir a cada rato! Y así como piden, DEN. Ayuden. Den-se. Den de ustedes. No son sólo Fulana y Mengana, somos vida colectiva, somos una Totalidad. Viajamos y funcionamos en equipo. Así que pidan y den otro tanto, que será otra manera de quererse.

9- ¡Ríanse! ¡No se tomen tan en serio! Alguna vez escuché a mi hermano (tío Nico) diciendo algo que me cerró en su momento: "ni siquiera lo aparentemente más grave que nos puede suceder (la muerte) es grave". No digo que caigan en un relativismo que las desorganice, en un cambalache existencial donde todo pareciera valor 2 pesos. No, tómense en serio el amor, o lo que ustedes consideren importante... y desde ahí jueguen.

10- Por último: ¡Disfruten! Abran su paladar más allá de la alegría. No sean amarretas emocionales (con ustedes). No digo que vivan saltando de euforia en euforia... pero sí hacerse una idea de relativa felicidad cotidiana. De un estar mínimamente despiertos que las ayude a barrenar las tormentas, cuando aparezcan, sin perder cierta base de calma.

Y ya. Voy a dejar el post de la pijamada para el martes. Así les cuento la dinámica. Qué voy a hacer. Qué vamos a hacer. A qué vamos a jugar. Cómo decoraremos. Cómo haremos para nosotras –madres- pintarles las caras a las niñas. O cómo prepararemos la búsqueda del tesoro.

No sé si servirán mis consejos a mis hijas para los suyos. O para ustedes (no hay mejor consejo que el ejemplo). Ahora me encantaría que ustedes me cuenten algún otro consejo que les darían a sus hijos.

Seguramente a mí se me hayan pasado unos cuantos. Como "si un hombre con el que salen empieza con "no sé qué quiero", mándenlo urgentemente a freír churros".

Así que bienvenidos sus consejos... todos.

PD: ¡Muy buen fin de semana! Como siempre, para contactarse por privado, me encuentran en FB

LA NACION

• De la mamá

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