
Movete, chiquita, movete
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“Que el esqueleto no se quede quieto esta vez y se anime a bailar. Es natural dejarse tomar por el cuerpo. Que la danza es alabanza, nada malo puede pasar cuando me entrego al movimiento”
Me levanté esta mañana recordando esta letra, la parte que cito de esta letra, de esta canción de Adrián Berra.
"Honrar la vida" me venía diciendo hace una semana, hace varias y estoy no sólo reencontrándome conmigo misma... o mejor dicho, en ese reencuentro (ya mencionado, "uh, qué ploma, Ine se pone repetitiva") estoy reencontrando la manera, o acaso MI MANERA de honrarla.
En primerísimo lugar, a través de la danza.
El Universo me está mandando señales, y yo estoy dele hacerme la tonta, no acusando recibo del objetivo de esas flechas, que indican MOVETE. Hace un mes había estado averiguando por las clases de danza contemporánea en el mismo salón en el que yo doy mi taller, y oops, justo me programé unos encuentros vía Skype para esa misma tarde, la de los miércoles. "No hay chance", pensé, "quedaría la tarde de los martes, pero es una clase de danza clásica, danza para la que estoy negada". Y aun así, negada y todo, el martes pasado subí las escaleras y me puse a curiosearla. Me gustó. Me gustó la manera. Me gustó la dulzura, la elegancia, la sensibilidad de la profesora... Ajá. Tomé nota. "¿Quién te dijo que unas clases de clásico me van a quitar la locura y la libertad de movimiento que traés desde siempre? Quizás te ayuden a ordenarte".
Lo otro que está re-apareciendo es el canto. Ya había registrado el deseo, pero no encontraba el modo de vehiculizarlo... y hete aquí que en un día, papando moscas a la salida del jardín con 2 amigas, madres de compañeras de Lupe, Valeria y Luz, le comento a Valeria: "Tuve una visión (se rieron ellas de mi término, pero fue el más adecuado para contar mi experiencia) y nos vi cantando. Tenemos que cantar juntas (yo sabía que Valeria cantaba, pero jamás la había escuchado). ¿Te parece?" "Sí, dale, bueno, yo también, ¿un trío?, sí, lo que salga, sin cabeza, para divertirnos, vaaaaamos". Y así quedamos. Cualquiera parando la oreja habría apostado: no van a concretar ni por asomo esos planes, pero no. Minga. Quedamos en juntarnos tal día -los viernes- y cumplimos. Las 3. En el Centro Cultural de Valeria, con los tambores, frías en un inicio pero disponibles, disponibles y entregadas para un ritual que resultó catárquico, deportivo, artístico, humano, cuasi sagrado.
Ritual de canto, de improvisación de canto y de cuerpos danzando, moviéndose y sobre todo jugando. Apareció la actriz, la niña, la loca, la anciana, un desfile de entrañables personaje (arquetípicos). Bello y exquisito.
Y como anduve toda esta semana hablando y escribiendo acerca de la muerte (ese fue el último contenido trabajado en mi taller) y quedé shockeada y sin ningún sentido del ridículo, hoy les abro, les muestro un momento privado. Un momento de búsqueda, de indagación de movimiento y estado en el living de mi casa (sean pacientes que taaaaardo en encontrar "algo").
¿Y ustedes? ¿Cómo vienen honrando la vida en estos últimos días? ¿Algún plan interesante o distinto para el fin de semana? ¿Alguna rica comida, algún encuentro, algún programa, algún momento privado?
PD: Todavía abierto el taller de expresión escrita (día miércoles): Ablandar la mano Y quienes quieran sumarme como amiga de Facebook: Ine Sainz ¡Muy buen fin de semana!





