Ahora San Luis limitará las reelecciones
En total sintonía con el vendaval antirreeleccionista que se instaló en el país luego de las elecciones en Misiones, aunque siempre con su particular estilo, el polémico gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, se apresta a obtener de la Legislatura puntana la autorización para una enmienda de la Constitución provincial que limitará a dos períodos la reelección del gobernador.
El mandatario, que junto con su hermano y ex presidente, Adolfo Rodríguez Saá, domina la provincia desde 1983, definió la iniciativa –que pasó sin inconvenientes por el Senado provincial y que pasado mañana sería aprobada por Diputados– como “un salto muy positivo en la vida institucional de San Luis”. La reelección ilimitada todavía está vigente en Santa Cruz, Catamarca, Formosa, La Rioja y San Luis.
Entre la incredulidad y la indignación, los partidos de la oposición sospechan que la decisión del mandatario provincial es, en realidad, “un nuevo intento de perpetuación de la familia gobernante", la más resistente a la alternancia institucional del todo el país.
Ocho diputados provinciales opositores, a quienes se sumó el ex intendente capitalino y hoy senador nacional Daniel Pérsico, repudiaron la iniciativa y afirmaron que si la enmienda es aprobada por la ciudadanía en las próximas elecciones comenzaría a regir sólo en 2011, con lo que el actual mandatario podrá seguir en el poder, si así lo desea, hasta 2019.
En un reportaje con LA NACION a fines del mes último, el mandatario definió la reelección ilimitada -vigente en la provincia desde la reforma impulsada por Adolfo Rodríguez Saá en 1987- como "una cárcel política".
El miércoles último, luego de una ronda de consultas con distintos partidos opositores, el gobernador presentó en la Legislatura su proyecto de enmienda, que modifica el artículo 147 de la Constitución provincial y establece que "el gobernador y vice duran en sus funciones el término de cuatro años y podrán ser reelegidos o sucederse recíprocamente por un solo período consecutivo".
En los considerandos del proyecto, Rodríguez Saá define la reforma como "una necesidad política e institucional que no admite mayores dilaciones" y recalcó que el texto final fue fruto de un "acuerdo político institucional" con otras fuerzas.
Pero buena parte de la oposición piensa lo contrario. "Si la democracia argentina es aún adolescente, en San Luis estamos en el jardín de infantes", se indignó Pérsico en diálogo con LA NACION, y afirmó que "el gobernador se ríe de todos nosotros haciendo que cambia algo para no cambiar nada".
En tanto, el legislador provincial Juan José Laborda Ibarra recordó que en una reunión con el gobernador le solicitó otros cambios, como una cláusula de cosanguinidad y el sistema de ballottage. "Nada de esto se modificó y tampoco hay cláusula transitoria. Todo empieza desde cero en 2011", se quejó.
Para Laborda Ibarra, Rodríguez Saá "hace lo mismo que en su momento hizo Stroessner [Alfredo] en Paraguay: fugar hacia adelante con una reforma que le dé un aura de constitucionalidad y que en realidad le sirve para quedarse a vivir en el poder", graficó.
"Les dimos soluciones"
Desde el oficialismo, el diputado provincial Andrés Vallone (PJ) replicó las críticas. "Querían soluciones ya y se las dimos. Si hubieran esperado habrían logrado una reforma más amplia", afirmó LA NACION.
Para Vallone, "la cláusula de cosanguinidad motivó resistencias en la oposición". "No había unanimidad, por lo que decidimos suprimirla", agregó, y destacó que el gobernador ya trabaja en una amplia reforma política que incluiría la purificación de los padrones, el fin de las listas sábana y la inclusión social como derecho constitucional.
En los últimos días, el gobernador -que asumió el poder en mayo de 2003-, dejó en suspenso su candidatura a la reelección. Pero es evidente que está gobernando como si fuera a quedarse por mucho tiempo: la semana última anunció que destinará otros 30 millones de pesos en 2007 para producir proyectos cinematográficos en el contexto de una de sus creaciones más resonantes: San Luis Cine.
La única y remota posibilidad que ven los opositores es que el gobernador -aficionado a la pintura y al ajedrez y poco afecto a los rigores de la gestión- decida alejarse por decisión propia.
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