Alberto Fernández y Wado de Pedro se reunieron después de los cortocircuitos

El presidente, Alberto Fernández, y el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro se reunieron este sábado, en la Quinta de Olivos, según confirmaron fuentes del Gobierno a LA NACION. El encuentro sirvió para limar las asperezas que habían surgido en medio de las tensiones dentro la coalición en las últimas semanas. La tensión escaló cuando De Pedro dejó entrever su malestar por no haber sido invitado a un encuentro con Lula da Silva, en el marco de la Cumbre de la CELAC.

Tal como publicó LA NACION, el Presidente organizó una reunión con Lula y representantes de organismos de Derechos Humanos. De Pedro, al igual que el resto de los ministros, no fue invitado a ese encuentro. En el entorno íntimo del ministro dijeron en ese momento que esa situación fue “un gesto de mezquindad política” y una “malicia” de parte del jefe de Estado. “Falta de códigos”, dijeron. Pero hoy, desde ese mismo entorno aclararon que hubo un cara acara con Fernández “positivo”.

Tras el primer trascendido de malestar, Fernández dijo, en una entrevista con María O’Donnell, que gobernaba con los que “podía”, cuando le preguntaron cómo hacía para gestionar sin hablarse con De Pedro. “No voy a dedicar un segundo a la interna. Sé con quién puedo gobernar y con quién no; y gobierno con los que puedo gobernar. Yo voy a seguir gobernando, no importa”, había manifestado. “Pregúntale a Wado de Pedro”, ahondó sobre el conflicto con su ministro.

El mismo De Pedro había intentado descomprimir el cortocircuito a fines de enero, cuando se refirió a la situación a través de Twitter. “Desde hace días se inició un revuelo mediático sobre una situación interna del gobierno. No es mi intención seguir abonando a esa polémica”, dijo. Y agregó: “Los que tenemos responsabilidades políticas debemos aportar sensatez, porque hay cosas más importantes en juego: seguir recuperando la economía, mejorar el poder adquisitivo de las y los argentinos y resolver los problemas de la gente”.

Con la tensión reinante entre las diferentes sectores del gobierno, y después de las últimas declaraciones del Presidente, el ministro del Interior concurrió este sábado a ver al mandatario a la residencia de Olivos. “Fue un encuentro positivo acordado entre los dos. Hablaron francamente y los dos quedaron conformes”, añadieron desde el entorno de De Pedro.

Según trascendió, el jefe de Estado acordó con el titular de la cartera de Interior “potenciar la gestión” con eje en “resolver los problemas de la gestión”. Tanto Fernández como De Pedro habían coincido, en declaraciones separadas, que su objetivo estaba puesto en que Juntos por el Cambio no acceda al poder en las elecciones previstas para este año.

En ese sentido, la reunión sirvió para pactar una convivencia y preparar el terreno para la reunión de la mesa nacional del Frente de Todos, que el kirchnerismo había comenzado a reclamar insistentemente en las últimas. El encuentro se llevará adelante el próximo jueves 16. Tras la presión del Frente Renovador y La Cámpora, Alberto Fernández formalizó la convocatoria días atrás. La cita será en la sede del PJ nacional, en la ciudad de Buenos Aires.

Mientras Fernández pretende que el espacio canalice el debate de la estrategia electoral del oficialismo, el kirchnerismo busca ampliar la temática a aspectos de la gestión del Gobierno. El Presidente intentó delimitar la discusión en su pedido de convocatoria. Dijo que busca que la mesa “diseñe las reglas electorales del Frente y la estrategia a seguir con miras a las distintas elecciones de este año”. Al evento asistirán gobernadores, intendentes, sindicalistas y piqueteros.

Génesis de un conflicto

La interna detonó cuando el ministro del Interior se quedó afuera de una reunión que Fernández encabezó junto a Luiz Inácio Lula Da Silva el 23 de enero, cuando ambos mantuvieron un encuentro con organismos de Derechos Humanos. En rigor, ningún ministro del gobierno participó de ese evento. Sin embargo, De Pedro no pudo evitar su malestar. Él es hijo de desaparecidos, fundador de la agrupación H.I.J.O.S y tiene muy fuertes vínculos con Abuelas y Madres de Plaza de Mayo.

Cerca del entorno de Wado de Pedro interpretaron que la exclusión implicaba “meter el dedo en la llaga” en medio de las diferencias. “No se va a callar más nada”, dijo entonces alguien que lo conoce muy de cerca ante la consulta de LA NACION. “Alberto omitió invitarlo porque lo ve como un competidor para las próximas elecciones”, habían analizado entonces. De hecho, aseguraron que hubo exponentes de los organismos de DDHH que, en las horas previas al encuentro con Lula, habían dado por hecho que lo verían en el acto en la Casa Rosada. “De Pedro consideró que no podía asistir si no era invitado por el Presidente”, resumieron.

Después de los trascendidos, la situación escaló. La ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, una funcionaria muy cercana al Presidente, le envió un mensaje a De Pedro. “Si no nos sentimos contenidos deberíamos dar un paso al costado”, dijo días después. En el Ministerio del Interior se llamaron a silencio.

En en ese marco de convulsión interna, el ministro intentó poner paños fríos, acudió a Twitter y desarrolló su explicación a través de un hilo de Twitter. Allí fue cuando puntualizó que no era su intención “seguir abonando a esa polémica” y se mostró a favor de concentrarse en los temas de gestión que generan preocupación como el abordaje de los problemas económicos del país.

En ese mensaje, también volvió a responsabilidad a la oposición. “Solo así lograremos ofrecer soluciones para que los que hicieron tanto daño, los que endeudaron el país y multiplicaron la pobreza, no vuelvan a gobernar”, expresó. Y concluyó: “Mi responsabilidad es seguir trabajando y aportando a la estrategia que comenzó en 2017 y a fortalecer el frente que construimos en 2019. Y mi compromiso es cuidarlo y ampliarlo todos los días”.

El Presidente le respondió indirectamente a través de la reciente entrevista con María O’Donell en Radio Urbana Play. Allí no solo afirmó que gobernaba con los que podía, sino que intentó cruzar las críticas de los sectores críticos más duros. Minimizó así los cuestionamientos que recibe de los camporistas Máximo Kirchner y Andrés Larroque, enfatizó que en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) -denostado por la terminal K del Gobierno- se crearon puestos de trabajo, se aumentó la inversión social hasta 1,2% del PBI, y hay 5800 obras públicas en marcha y 2000 terminadas. “Explíquenme dónde está el ajuste”, marcó.

Insistió con que la interna oficialista es “lo que menos le preocupa”. Y remarcó: “Cada uno tiene derecho a decir lo que quiera y yo tengo derecho a decir lo que pasó. Yo firmé con el Fondo y la Argentina creció, creamos trabajo, el gasto en salud y en obra pública se expandió, invertimos en ciencia y tecnología, y aumentamos el presupuesto. ¿Dónde está el ajuste? No lo sé, yo no lo encuentro”.

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