Alvarez: "El Mercosur es la única política de Estado"
MONTEVIDEO.- Reconoce los cimbronazos que provocan en el bloque los entredichos diplomáticos entre Uruguay y la Argentina por las productoras de pasta celulósica y no niega las asimetrías que perjudican a los socios menores ni las necesidades de introducir cambios para evitar lo que denomina las "tentaciones bilaterales" entre San Pablo y Buenos Aires.
Pero no son ésos los únicos motivos por los que Carlos "Chacho" Alvarez exhorta públicamente a los presidentes del bloque a un fortalecimiento del Mercosur en el corto plazo. Hay otra razón. "El Mercosur es la única política de Estado que tenemos los argentinos", dice a LA NACION el ex vicepresidente de Fernando de la Rúa y actual presidente de la comisión de representantes permanentes del bloque.
Alejado de la vida política interna de la Argentina por elección y designado por Néstor Kirchner en esta representación regional, Alvarez no parece dispuesto con su afirmación a poner el dedo en la llaga. Su apreciación es, también, una autocrítica. "Brasil tiene políticas de Estado. Petrobras es una. Itamaraty es otra y el Mercosur es otra. Todos los presidentes brasileños mantuvieron el Mercosur. Y nosotros, es la única política de Estado que tenemos. Desde Alfonsín, Menem, De la Rúa, los tres presidentes que estuvieron en la transición, Duhalde y ahora Kirchner, nunca discutieron la validez estratégica del Mercosur", abunda.
Cuando se le pregunta qué fue lo que llevó a esta situación en la Argentina, responde: "Tuvimos situaciones muy erráticas, los gobiernos terminaron en crisis, porque costó mucho la continuidad y hubo mucha contestación social a determinadas políticas, lo que obligaba a cambiar, a diferencia de Chile, donde sí pudieron tener desde el fin del proceso militar en adelante una continuidad muy fuerte aun en el antagonismo de izquierda y derecha".
Alvarez recibió a LA NACION en su despacho del Palacio del Mercosur, frente a la rambla. Tiene actualmente la difícil misión de conducir un bloque regional que campea una crisis, como él mismo lo diagnostica. Una de sus tareas es evitar el impacto de los cimbronazos bilaterales de la actividad regional, y debe hacerlo con cintura. Y de allí su llamado al fortalecimiento del bloque.
Durante la entrevista, reconoce que hubo repercusiones por el conflicto diplomático suscitado entre Uruguay y la Argentina por las productoras de pasta celulósica de Fray Bentos, pero afirma que los países mostraron madurez, lo que permitió que no se afectara la dinámica de trabajo regional.
Además, defendió el ingreso de Venezuela en el bloque y disintió con las apreciaciones en sentido contrario del ex ministro de Economía Roberto Lavagna.
-¿Cómo repercutió dentro del Mercosur la tensión entre la Argentina y Uruguay por las papeleras?
-Un problema bilateral no resuelto siempre repercute en la integración. No es inocuo. Pero hubo mucha madurez de parte de los países que participan del Mercosur para trazar una frontera entre el conflicto argentino-uruguayo del proceso de integración. No es retórico: el Mercosur siguió desarrollando su agenda a la perfección.
-Pero Uruguay amenazó con salir del Mercosur por este entredicho y firmar un tratado de libre comercio con los Estados Unidos
-Hubo otro debate, yo creo que ya saldado en Uruguay, entre las fuerzas gobernantes en el Frente Amplio, acerca de la inserción de Uruguay en el mundo. Uruguay no está planteando hoy un TLC con los Estados Unidos, sino que está tratando de avanzar en un acuerdo de comercio que le mejore la inserción de su economía en los Estados Unidos, cuestión que no tiene contraindicaciones en el Mercosur.
-¿El Mercosur está en crisis en estos días?
-Atraviesa una situación paradójica: por un lado hay una sensación de crisis, sobre todo por la cuestión de las asimetrías y las demandas de Uruguay y Paraguay que hay que atender, pero al mismo tiempo el ingreso de Venezuela como miembro pleno y el pedido de México para ser miembro asociado del Mercosur lo muestra al Mercosur como la única construcción eficaz y viable en la región.
-¿El ingreso de la Venezuela de Hugo Chávez en el Mercosur implica un giro a la izquierda, como dijo el ex ministro de Economía Roberto Lavagna?
-Me parece que el análisis de Lavagna está más en línea con su posicionamiento político de diferenciación con el Gobierno. Me parece que está interpelando a los sectores que son críticos a Venezuela como proceso, no a Venezuela integrándose al Mercosur. Ahora, sin contestarle a Lavagna, yo creo que los procesos de integración no son ideológicos. Mire si en Europa se hubiera cuestionado a los países por el gobierno que tenían al entrar. El Mercosur tiene un piso para el ingreso, que es la cláusula democrática. Luego no se pueden hacer evaluaciones sobre la cualidad de los gobiernos. La integración es un proceso que trasciende el signo ocasional de los gobiernos en los países.
-¿Es ilógico pensar que el ingreso de Venezuela afecte las relaciones entre los demás países miembros y los Estados Unidos?
-Los países no tienen una única política de relaciones exteriores. Europa no la tiene. Cuando Estados Unidos decidió atacar Irak, algunos países acompañaron y otros, no. Entonces, puede haber en el Mercosur un país que tenga un nivel de confrontación política con los Estados Unidos, pero ese antagonismo político no se transfiere al conjunto del bloque regional, porque no hay una política exterior común.
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