Del impulso al rechazo y viceversa: los diputados que cambiaron de posición sobre la boleta única
En 2016, los legisladores massistas habían respaldado la herramienta, en su modalidad electrónica; a contramano, Randazzo la rechazó mientras fue ministro del kirchnerismo
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“En 2016 se votó media sanción de boleta única en este recinto, la votaron más de 140 diputados entre otros usted, señor presidente y otros compañeros del Frente de Todos”, lanzó en medio de la sesión el jefe del bloque de la Coalición Cívica, Juan Manuel López, mirando a Sergio Massa.
Se sumó la diputada Graciela Camaño, del interbloque Federal y exaliada massista, quien también le recordó al presidente de la Cámara baja que en 2016 él votó a favor del proyecto de boleta única electrónica, que en aquel entonces impulsaba Cambiemos. “Este debate ya fue dado, lo dimos en 2016. Entonces, 152 diputados votaron este proyecto, muchos de los cuales veo en el bloque del oficialismo. Entre ellos usted, señor presidente”, enfatizó Camaño. Tras la segunda mención, Massa contestó y reconoció: “Sí, la voté”.
No fue el único. En el 2016, luego de un debate de 11 horas, el proyecto de Reforma Electoral que impulsó el gobierno de Mauricio Macri se aprobó en Diputados. Entre otros puntos, establecía el uso de la Boleta Única Electrónica para las elecciones legislativas del 2017. Luego, el proyecto cayó en el Senado y la reforma electoral quedó trunca.
De los 116 diputados que hoy votaron en contra, cuatro habían votado a favor de la implementación de la boleta única electrónica. Se trata de Mónica Litza, Vanesa Laura Massetani, Cecilia Moreau y Carlos Selva. Todos del Frente Renovador, que junto con el bloque Justicialista -referenciado Diego Bossio- le dieron en 2016 a Cambiemos los votos que necesitaba para aprobar la iniciativa.
Así como en el Congreso nacional apoyó la boleta única electrónica, los legisladores del massimo impulsaron en la provincia de Buenos Aires la boleta única papel en más de una ocasión, contra la resistencia del kirchnerismo. Ahora, sin embargo, la rechazan.
Entre quienes fundamentaron esa resistencia desde las filas del Frente Renovador se destaca Sebastián Galmarini, director del Banco Provincia y profesor de Elecciones y Partidos Políticos de la Carrera de Ciencia Política en la UBA. “La Boleta Única Papel es una mala solución a problemas que los argentinos no tenemos”, sostuvo Galmarini, cuñado de Massa. “Implica profundizar la ingobernabilidad en un contexto de polarización y fragmentación partidaria”, justificó.
El proyecto no llegó a ser aprobado hoy. Sin embargo, la jugada opositora logró emplazar al oficialismo a que se constituyan las comisiones de Asuntos Constitucionales, Justicia y Presupuesto para que, en el plazo de un mes, emitan un dictamen sobre la instrumentación de la boleta única de papel como nueva herramienta de votación a partir de las próximas elecciones. Desde el oficialismo argumentan que este sistema de votación profundiza la ingobernabilidad ya que fomenta el voto cruzado al romper el vínculo partidario que existe con las boletas actuales.
El giro de Randazzo
Otro que cambio de opinión con los años fue Florencio Randazzo, aunque en sentido inverso. El diputado del Interbloque Federal fue uno de los que convocó a la sesión especial de hoy para debatir la boleta única. “Es inentendible que se opongan a un sistema electoral más moderno, económico y transparente”, afirmó tras la sesión, para insistir: “Debemos tratar el proyecto de Boleta Única, es inentendible que estemos así. Solamente 16 países del mundo votan como nosotros”.
Entre los beneficios de implementar este sistema de votación, el diputado remarcó que implica un ahorro de $3000 millones y evita “el negocio de los fiscales y la impresión de boletas”.
Randazzo es otra voz autorizada. Como ministro del Interior entre 2007 y 2015, fue protagonista en varios procesos electorales. En aquel momento, sin embargo, Randazzo estaba en contra de la boleta única papel. En 2011, ante un reclamo de la oposición, afirmó que el sistema de boleta única “no resuelve mágicamente nada”.
Uno de los argumentos que esgrimió entonces fue “el peligro para la gobernabilidad”, que hoy repiten en el oficialismo. En aquel entonces, Randazzo sostenía que quienes proponen la boleta única buscaban “debilitar a los partidos políticos y quitarles gobernabilidad” a quienes ocupan cargos ejecutivos.
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