Demasiado riesgo para un gobierno en tiempos de crisis
¿Cuánto resistirá la cuerda que sostiene unido a Cambiemos y que cada tanto tensa Carrió con sus arranques de ira?
Hasta ahora, las sonoras advertencias de Lilita han funcionado en la alianza gobernante para corregir medidas que, de haber prosperado, hubieran sido más costosas para Macri que el alboroto provocado por su socia predilecta. Allí hay que anotar el freno que le puso durante una sesión caliente en Diputados, en febrero de 2017, a una resolución de la Anses que modificaba el cálculo de la movilidad jubilatoria.
Con otras intervenciones, en momentos en que la oposición no encontraba el piso donde afirmarse frente a un gobierno que se consolidaba, Carrió le arrebató al peronismo las banderas de los reclamos por aumentos tarifarios que daban de lleno en el corazón de los votantes que llevaron a Macri a la Casa Rosada. Esa Carrió, reflexionaban ayer funcionarios macristas, le aportaba variedad y riqueza a una alianza que parecía tener allanado el camino para continuar en el poder por un buen tiempo. Asumía, aunque con riesgos, el rol de la oposición.
Pero el escenario cambió. Tanto el político como el económico. El Gobierno atraviesa uno de los períodos de mayor fragilidad y los embates de Carrió dejan las mismas secuelas en Cambiemos que las convulsiones repetitivas en un cuerpo débil y enfermo.
El ataque al ministro de Justicia, Germán Garavano, que cometió la imprudencia de hablar como un académico de la prisión posible de la expresidenta Cristina Kirchner, provocó un tembladeral. Y dejó al desnudo las internas en el oficialismo justo cuando más unidad necesita para atravesar el duro desierto de la crisis económica.
Pero en las últimas 48 horas Carrió fue mucho más lejos y estableció una nueva frontera para sus ataques en nombre de la República. Esta vez, el blanco fue Macri. "Perdí la confianza en el Presidente", advirtió. Carrió ve en los cambios de funcionarios en la Afip una falta de voluntad para investigar posibles casos de corrupción que involucran a la familia del Presidente. Se quiebra, advierte, uno de los pilares fundacionales de Cambiemos, que es luchar contra la impunidad. Lilita parece volver al viejo lema del partido que abrazó en su adolescencia, y del que se fue denunciando que sus dirigentes lo habían olvidado: "Que se rompa, pero que no se doble".
Demasiado riesgo para un gobierno en tiempos de crisis.
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