
Diez años en el poder y en la sospecha
Desde el Swiftgate, al ex cuñado de Menem lo acusaron en varios casos de corrupción
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El nombre que eligieron para él sus padres escondía un presagio de su destino.
Emir (jefe, en árabe), el noveno hijo de un matrimonio sirio instalado en el polvoriento paraje riojano de Nonogasta, habría de ser el encargado de los negocios de una familia que a partir de los años 70 amasó una fortuna y un poder inimaginables para aquellos aguerridos inmigrantes.
Tal vez un golpe del azar quiso también que un soleado día de 1964 conociera en Damasco al hombre que le cambió la vida. Carlos Saúl Menem había viajado a Siria enviado por sus padres, para conocer sus orígenes. Le dieron la dirección de los Yoma, que habían vuelto a radicarse en Medio Oriente a fines de los años 50.
Pese a la diferencia de edad, el adolescente Emir (tenía 17 años) entabló una cordial amistad con el visitante riojano. Y fue el supervisor de las primeras salidas entre su hermana Zulema y Menem, dos años antes de que la pareja decidiera casarse.
Desde que Carlos Menem llegó a la presidencia, el nombre Emir Yoma no se pronuncia sino para comunicar escándalos. Fue acusado de cometer fraudes y sobornos, traficar influencias y aprovechar su poder para conseguir créditos con la banca pública.
Empezó los años 90 involucrado en el Swiftgate y los terminó negociando con el Estado un salvamento financiero para sus empresas, endeudadas terminalmente con la banca pública.
Emir Yoma nació en 1947, en Nonogasta. A los 10 años volvió a Siria, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Cuando la familia regresó a La Rioja, tras su estancia en Damasco, su palabra pesaba en el clan más que ninguna otra. Tenía apenas 20 años.
En 1967, los Yoma fundaron la primera curtiembre, semilla del imperio que florecería casi 20 años más tarde. La relación de Emir con su cuñado era entrañable, pese a las peleas entre el matrimonio. Poco después conoció a algunos de los hombres con quienes se tutearía en el poder años más tarde, como Antonio Erman González y Raúl Granillo Ocampo. No los consideraba precisamente amigos.
El Grupo Yoma fue el principal apoyo económico para la campaña que llevó a Menem a la gobernación, en 1973. Cuando éste fue derrocado y detenido, Yoma no lo abandonó. "Emir estuvo siempre en las malas. Siempre será mi amigo", dijo Menem, ya presidente, al recordar esas épocas.
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Con la democracia, Menem volvió a ser gobernador. En 1986, los Yoma abrieron la curtiembre más grande de América latina, en Nonogasta. Menem y el ex presidente Raúl Alfonsín aplaudieron en la inauguración.
Tres años después, Menem asumió la presidencia. Nombró a Yoma asesor. "No es por un tema en especial. Colaboro con lo que me pida", declaró entonces.
En el entorno del poder se miraba con recelo la posición que tenían Emir Yoma, RamónHernández y Miguel Angel Vicco. Ocupaban la secretaría privada y coordinaban la tarea del presidente. Era la minicarpa.
Tras el divorcio de Menem y Zulema Yoma, Emir fue removido de la oficina privada. Se agenció una oficina en Florida al 900. Los diarios de la época dan cuenta de las reuniones y negociaciones que se llevaban a cabo allí, en los momentos más difíciles de las privatizaciones. Pasaban seguido Roberto Dromi, Eduardo Bauzá y José Luis Manzano.
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El 7 de enero de 1991, Emir Yoma salió de la ducha apurado. Su mucama le avisó que el entonces vicepresidente Eduardo Duhalde estaba en la línea. Con una toalla cruzando su figura, el asesor presidencial atendió: "Hola, Eduardo". Del otro lado le respondió el periodista Mauro Viale.
Quería consultarlo por un supuesto pedido de coimas a la empresa norteamericana Swift que, según publicaba ese día Página 12, había realizado Yoma y que generó una protesta formal del embajador de los Estados Unidos Terence Todman.
El Swiftgate le costó el puesto. Tras defenderlo durante una semana (lo reinstaló en la oficina privada), Menem decidió reformar todo el gabinete y en el camino pidió la renuncia de su ex cuñado.
Ese mismo año, Amira Yoma -hermana de Emir y secretaria de Audiencias de la Presidencia- fue acusada de ingresar en el país dinero del narcotráfico (en valijas Samsonite). Emir -había sido fotografiado junto al traficante de armas Monzer Al Kassar- fue fundamental en la defensa de Amira. Fue absuelta en 1994.
Poco después, Emir Yoma dijo en una entrevista:"Pensar que ahora le vendemos cuero a Samsonite..."
Las empresas de la familia ganaban cada año más y sus deudas crecían al mismo ritmo. El Grupo Yoma es el principal deudor del Banco Nación, con 80 millones de deuda. Tiene otros 20 con el Banco Ciudad y 19 con el Provincia. Más otros 20 millones en bancos privados. En 1990 sólo tenía una deuda de 500.000 dólares.
Durante el anterior gobierno el grupo fue beneficiario de subsidios de todo tipo. En 1998, Menem decretó la capitalización de la deuda para evitar la quiebra. La medida nunca se concretó y los Yoma siguen en litigio con la banca pública.
Durante el menemismo, Emir Yoma no perdió su poder. Se lo relacionó con el fallecido empresario Alfredo Yabrán (a quien llamaba "el paisano") y nunca perdió el favor de Menem. Pero las denuncias seguían. En septiembre de 1998, su ex secretaria Lourdes Di Natale lo acusó de "cobrar coimas, digitar las privatizaciones, influir sobre jueces y vender audiencias con el presidente". Para entonces, la Justicia ya lo investigaba por crear empresas fantasma en el exterior y exportarse a sí mismo, para después cobrar reintegros del IVA. También fue involucrado en el fraude con exportaciones de oro: una de las empresas involucradas en el caso estaba a nombre de un gerente de la curtiembre.
El caso que lo llevó a la cárcel fue el de las armas. Ayer lo detuvieron en su departamento del piso 39 de la Avenida del Libertador al 4400, desde donde le encanta mirar la costa uruguaya. El destino le había jugado una mala pasada.


