Dura disputa en los municipios por las candidaturas a intendente
Tanto en el peronismo como el oficialismo hay discusiones, agravadas en los últimos días
El peronismo bonaerense registra un movimiento tectónico. Todavía contentos de tener a Cristina Kirchner como candidata, pero cansados de perder siempre en las negociaciones contra la lapicera kirchnerista, un grupo de intendentes peronistas, exintendentes y aspirantes buscan en Alberto Fernández un salvavidas para no volver a quedarse fuera del reparto de candidaturas. La incorporación de Sergio Massa a ese bote no hizo más que aumentar las bocas para alimentar y el nerviosismo del PJ del conurbano.
Del otro lado de la grieta, en Juntos por el Cambio, un conjunto más restringido -pero variopinto- de aspirantes a pelear por las intendencias aguardan la palabra final de María Eugenia Vidal y su jefe de Gabinete, Federico Salvai, pero mientras tanto buscan cobijo en los distintos padrinos del oficialismo provincial: un grupo que incluye a intendentes como Jorge Macri, Néstor Grindetti y Ramiro Tagliaferro, pero también a ministros como Cristian Ritondo o Joaquín de la Torre.
Es que, lejos de aquietar las aguas, el cierre de alianzas ante la Justicia Electoral desató la batalla que más excita a los políticos: aquella en la que, casualmente, se juegan su propio pellejo. La "rosca" para convertirse en candidatos. Una ventana que se cerrará el próximo sábado (22), fecha límite para oficializar las postulaciones. La regla general, en el peronismo y el oficialismo, es reducir al máximo las internas en municipios ajenos, para evitar el desgaste. Pero, sobre todo, impera la máxima de no desafiar a intendentes propios con batalles intestinas. Esa regla se rompió con Tigre. El intendente Julio Zamora hizo los deberes: desde 2017 se fue alejando de Massa y reinsertándose en el PJ. Cobijó a La Cámpora. Era un intendente "propio" del PJ, hasta que Massa se sumó al Frente de Todos. Tigre fue una de sus condiciones. Ahora Zamora pena para que le den, al menos, una boleta para pelear la interna.
Tigre es el caso más llamativo, pero no el único. Con ese estallido sobre la mesa, una veintena de intendentes peronistas (estaban casi todos los del conurbano, menos los cristinistas Mario Secco, de Ensenada, y Jorge Ferraresi, de Avellaneda) se reunieron este martes en la fundación Findel, de Julio Pereyra (mandamás de Florencio Varela) y plantearon su preocupación por otros candidatos en riesgo.
Uno es Gabriel Barquero, de Morón, que reúne el respaldo del conjunto peronista, pero podría quedar afuera si el Instituto Patria solo le diera la boleta al exjefe comunal Lucas Ghi, aliado de Martín Sabbatella.
También se mencionó el nombre del intendente de Moreno, Walter Festa, y la posibilidad de que el cristinismo le dé la boleta al diputado y sindicalista Walter Correa. Otro intendente del PJ mencionado fue Hernán Ralinqueo, de 25 de Mayo, enfrentado por el kirchnerista Kurt Rojas. En Quilmes, la balanza parece inclinada hacia la camporista Mayra Mendoza, pero el exintendente Francisco Gutiérrez y el exconcejal Roberto Gaudio buscan el apoyo del PJ para tener una oportunidad.
También se abordó la situación del exintendente de Mar del Plata, Gustavo Pulti, que aspiraba a competir contra la diputada camporista Fernanda Raverta. Horas después, el Frente de Todos dejaba al partido vecinal de Pulti fuera de la alianza.
Pero uno de los casos más interesantes se da en La Plata, donde la concejala Victoria Tolosa Paz aspira a pelear la interna con Florencia Saintout. Lo que alimenta el morbo platense es que Tolosa Paz es la mujer de Pepe Albistur, amigo y casero de Alberto Fernández. Saintout profesa el cristinismo explícito.
Ante esas angustias peronistas, Alberto Fernández se ofrece como terapeuta, transmisor y catalizador. Un trabajo que desempeña desde hace décadas. Pero deja en claro que la decisión final será tomada por una mesa política, donde pesan más el pragmatismo y las encuestas que las teorías conspirativas. "Si Cristina dio un paso al costado, todos estamos obligados a un baño de humildad", repiten en su entorno.
Las internas de Cambiemos
Pese a que tener el poder del Estado siempre ayuda a poner en caja las ambiciones, en Juntos por el Cambio también queda un puñado de internas por resolver. En el distrito peronista de Merlo, por ejemplo, está abierta la puja entre Juan Gómez Centurión (que no siguió los pasos de su padre) y el concejal David Zencich. En el vecino Moreno pugnan el peronista Aníbal Asseff y el macrista Leonardo Coppola. En Ituzaingó, la suerte parece echada en favor de Gastón Di Castelnuovo (apadrinado por Salvai y Alex Campbell), antes que para Gabriel Pozzuto, delfín de Tagliaferro. En distritos propios, la única interna habilitada está en Luján, porque el intendente Oscar Luciani no buscará la reelección.
Pero la atención está puesta en otros dos lugares. Mar del Plata (General Pueyrredón) es central, porque tiene más de medio millón de votantes que pueden ser determinantes para las boletas de Macri y Vidal. A último momento, la gobernadora se arriesgó a excluir de la interna al siempre polémico intendente Carlos Arroyo, que anotó su propio partido. Por Juntos por el Cambio competirán el macrista Guillermo Montenegro y la radical Vilma Baragiola. También quiere el diputado "lilito" Guillermo Castello.
Por lo llamativo, el otro foco está puesto en San Isidro. Pese a que Vidal no abrirá un frente interno al intendente radical Gustavo Posse, igualmente fue desafiado por un cruzado macrista, Ramón Lanús, titular de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE).
La picardía de Lanús no fue solo apelar a las redes sociales para retar a duelo a Posse, sino, un día antes, cerrar un acuerdo con el partido vecinal Con Vocación por San Isidro (que viene creciendo en las últimas elecciones) y el concejal Carlos Castellano, exoperador de Posse y conocedor de los circuitos intestinos del municipio.
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