El Gobierno tendrá que salir a la caza de una veintena de votos clave para recuperar el control del Senado
La “avenida del medio” en la Cámara alta incluye a radicales, provinciales y peronistas críticos; necesita llegar a 37 votos para asegurarse la mayoría en el recinto
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Son poco menos de una veintena de votos que pasarán a cotizarse a valor oro para el gobierno de Javier Milei en un Senado que, a partir del 10 de diciembre, tendrá al oficialismo más fortalecido, pero que de todas maneras deberá seguir negociando apoyos para aprobar las reformas prometidas para la segunda mitad de la actual administración libertaria.
Ese pequeño universo está compuesto por radicales, peronistas independientes que en su momento se rebelaron al kirchnerismo y senadores de distinta extracción política que responden a un puñado de gobernadores y, por lo tanto, su posición fluctúa al ritmo de la relación que sus jefes políticos mantengan con la Casa Rosada.
El número mágico es el 37. Con 37 senadores sentados se alcanza el quorum para iniciar una sesión. Con 37 votos se garantiza la aprobación de la mayoría de los proyectos.
El futuro escenario de la Cámara alta mostrará a un kirchnerismo en retirada con 28 senadores, pero todavía ostentando el título de primera minoría y a La Libertad Avanza como el segundo bloque más numeroso con 18 senadores.
Este conglomerado oficialista se extiende con facilidad hasta los 24 senadores, es decir el tercio más uno del total del cuerpo, si se le suman al díscolo formoseño Francisco Paoltroni, echado del oficialismo por orden de Santiago Caputo, y a 5 de los integrantes de Pro, hoy aliados con el Gobierno.
En medio de estos dos polos quedará un mosaico de 19 senadores pertenecientes a otras fuerzas y que con su alineamiento tendrán el poder de inclinar la balanza para uno u otro lado.
El peso de este sector, que a partir de diciembre verá menguar apenas un poco su poder, quedó demostrado a lo largo de los últimos 22 meses. Durante el primer año, gracias al tejido de alianzas que supo armar Victoria Villarruel cuando llegó al Senado, ese sector favoreció de manera mayoritaria al Gobierno. El panorama cambió en los últimos cuatro meses cuando la estrategia electoral de Karina Milei llevó al Gobierno a romper lanzas con varios de sus aliados.
Esta última imagen, la de un Congreso rebelde en el que, alternativamente, una semana tras otra Diputados y el Senado le aplicaban sonoras derrotas legislativas al Gobierno, es lo que Milei deberá evitar y para ello deberá recuperar el consenso que perdió con la denominada oposición dialoguista.
Terreno fértil
El campo es fértil. En ese espacio dispuesto al diálogo se destacan los 10 miembros que tendrá el bloque radical con el recambio de un tercio de la Cámara alta en diciembre.
La cifra de senadores es una de las más pobres para la UCR desde que el pacto de Olivos creó la figura del tercer senador, representante por la minoría, pero sigue siendo clave para el Gobierno.
No necesita seducir a todos. Le alcanza con retener a varios de los miembros de la bancada que preside Eduardo Vischi (Corrientes) que ya han mostrado su disposición a apoyar a la Casa Rosada. El gobernador Alfredo Cornejo (Mendoza) tiene dos votos para aportar -Mariana Juri y Rodolfo Suárez-, mientras que su correligionario Leandro Zdero, de Chaco, aportará un voto más en la figura de su actual vicegobernadora y senadora electa, Silvana Schneider.
A ellos se podría sumar los santafesinos Eduardo Galaretto y Carolina Losada. La experiodista no responde al gobernador Maximiliano Pullaro, pero su perfil ideológico y su declarado antikichnerismo la acercan de manera permanente a apoyar al Gobierno nacional.
El propio Vischi y su comprovinciana y correligionaria Mercedes Valenzuela supieron ser firmes aliados del oficialismo durante más de un año. Pero la relación se rompió cuando la Casa Rosada decidió enfrentar con candidato propio al radicalismo en la lucha por la gobernación provincial. Si las relaciones con Corrientes llegasen a recomponerse, el oficialismo podría contar con otros dos votos más de la UCR.
El de las fuerzas provinciales es otra de las canteras a las que deberá apelar el Gobierno para asegurarse las mayorías necesarias en el Senado. Siempre necesitados de fondos nacionales, tene buena predisposición para acordar, aunque en algunos casos la Casa Rosada tendrá que recomponer relaciones para recuperar sus votos.
En punta pican los misioneros del Frente Renovador de la Concordia. Son dos senadores, Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, que responden a Carlos Rovira, líder de la coalición que gobierna la provincia desde hace más de 20 años y que han sido leales aliados de la administración Milei.
Sin embargo, habrá que ver cómo evoluciona la relación con mandatarios que se sumaron a Provincias Unidas, se entusiasmaron con mostrarse como una opción a la polarización y quienes pasaron la elección del domingo con suerte dispar.
En esta lista deben anotarse a la salteña Flavia Royón, que responde al gobernador Gustavo Sáenz; las senadoras Edith Terenzi (UCR) y Andrea Cristina (Pro), que juegan alineadas con el mandatario chubutense Ignacio Torres (Pro); Alejandra Vigo (Córdoba), esposa de Juan Schiaretti, y a Carlos Espínola (Corrientes).
La nómina la cierran Julieta Corroza, senadora electa por La Neuquinidad, fuerza que lidera el gobernador Rolando Figueroa, y los siempre impredecibles José Carambia y Natalia Gadano, representantes de Por Sata Cruz, la alianza de Claudio Vidal, pero que no siempre responden a los lineamientos del mandatario provincial.
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