El interior reclamó sin provocar incidentes
Los cacerolazos de anteanoche en el interior fueron pacíficos, expresaron el malestar de los sectores medios con la clase política y el corralito bancario, tuvieron como principal cántico de protesta el Himno Nacional y, en algunos casos, incluyeron escraches a políticos locales.
Todos terminaron temprano en la madrugada, con excepción de un cacerolazo tardío, realizado ayer por la mañana en Salta por la Liga de Amas de Casa en contra de los aumentos de precios y otro en Mendoza, de lo que se informa en la página 7.
Las mujeres, que recorrieron tranquilamente el centro de la ciudad, exigieron controles para evitar la remarcación de precios.
En la madrugada, un centenar de personas había recorrido los bancos céntricos de la capital salteña gritando "Ladrones, ladrones" y "Y ya lo ve, y ya lo ve, es para Romero que lo mira por tevé". El peronista Juan Carlos Romero es el gobernador de Salta. Otra marcha había llegado a las puertas de la casa del vicegobernador, Walter Wayar, y del diputado nacional Juan Manuel Urtubey, también del PJ, en el residencial barrio Tres Cerritos. Los manifestantes cantaron el Himno y se fueron.
En la ciudad santafecina de Vera (17.000 habitantes), en el norte de la provincia, autoridades comunales, vecinos y representantes de sectores productivos realizaron un apagón de media hora y luego un cacerolazo frente a la sucursal del Banco Nación, en rechazo de la situación económica y social.
La protesta fue organizada por la Municipalidad de Vera, el Concejo Deliberante, la Sociedad Rural, el Centro Comercial y el Frente Nacional de Lucha contra la Pobreza. Las entidades habían entregado el jueves al gobernador, Carlos Reutemann, un documento en el que solicitaron urgentes medidas para enfrentar la crisis por la que atraviesan los sectores sociales de la ciudad.
La declaración de la emergencia económica y financiera de las pequeñas y medianas empresas, la emergencia alimentaria y sanitaria y la pesificación uno a uno de las deudas son algunos de los reclamos plasmados en el petitorio, que fue leído durante la manifestación.
En Santa Rosa, La Pampa, una manifestación marchó en simultáneo con el cacerolazo nacional. En General Pico hubo un escrache en la esquina de la casa del ex diputado nacional Carlos Aragones. El juez José Rodríguez ordenó a la policía cerrar la calle, al hacer lugar a un pedido de amparo presentado por Aragones.
En Bahía Blanca, pequeños comerciantes, ahorristas, amas de casa y jóvenes llegaron hasta la casa del intendente, Jaime Linares. Hicieron sonar sus cacerolas y latas unos minutos y se retiraron. El cacerolazo concluyó a las 2.30 sin incidentes.
En Pinamar, la protesta fue, mayormente, de turistas porteños. Unas 400 personas golpearon cacerolas y cantaron. "No somos privilegiados por estar acá. También la pasamos mal y están abusando demasiado de nuestra paciencia -dijo María Paula Nielsen, de 32 años-. Me trajo el cansancio, sentir que tengo 32 años y no puedo tener nada".
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