El Presidente revisa la designación de Alicia Castro como embajadora luego de sus críticas al canciller Felipe Solá por Venezuela

"Viene para atrás." Así describieron en la Casa Rosada la posibilidad de que Alicia Castro se transforme en la embajadora argentina en Rusia. Después de haberla propuesto, el presidente Alberto Fernández tiene "casi seguro" resuelto no avanzar con el pliego, dijeron fuentes oficiales. El motivo fueron los cuestionamientos públicos de Castro a la política internacional de la Cancillería.

"Cayó muy mal, cansó", dijeron fuentes cercanas al canciller Felipe Solá, destinatario de los últimos cuestionamientos, vía redes sociales, de la exsindicalista y exembajadora en Venezuela.

Si bien el malestar con Castro es total, nadie se anima a cerrar de forma definitiva el tema por su cercanía con la vicepresidenta Cristina Kirchner. Por las dudas, ya preparan algunos argumentos para formalizar el rechazo, entre ellos, la negativa del Poder Ejecutivo a un pedido que realizó Castro para que se agregue un ascensor en la residencia oficial, patrimonio histórico de Moscú.

Si bien el malestar con Castro es total, nadie se anima a cerrar de forma definitiva el tema por su cercanía con la vicepresidenta Cristina Kirchner

En una entrevista, Solá calificó al régimen de Nicolás Maduro como "autoritario", lo que motivó la reprimenda de Castro, asidua visitante al Instituto Patria. El cuestionamiento al ministro de Relaciones Exteriores se produjo luego de que el Presidente saliera a negar un giro en contra de la administración de Maduro y ratificara que su administración reconoce su legitimidad.

"Después de las aclaraciones de Alberto Fernández, es llamativo que el canciller siga machacando contra Venezuela", expresó la exfuncionaria a través de su cuenta de Twitter. "Sería oportuno que se exprese contra la proscripción y condena de Correa en Ecuador, el gobierno de facto de Bolivia que posterga elecciones, la situación de Chile y de Brasil", agregó.

Si bien el jefe del Estado envió el pliego de Castro a fines de febrero, la comisión de Acuerdos, que lidera Anabel Fernández Sagasti, nunca logró avanzar por la pandemia por coronavirus. Tras anunciar que había seleccionado a Castro para ese lugar estratégico, Fernández la recibió en su despacho de la Casa Rosada.

Antes de criticar con dureza al canciller, Castro fue parte de la avanzada del kirchnerismo duro contra el Presidente por lo que consideraban un cambio de postura luego de que el representante del Gobierno ante la ONU, Federico Villegas, expusiera su preocupación por el nuevo informe de la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachele, que reveló torturas, falta de independencia judicial y violencia en Venezuela.

Por esto, el mandatario decidió aclarar en la radio su posición sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela. En un tenso diálogo con el periodista Víctor Hugo Morales durante una entrevista su programa de radio, el Presidente sostuvo que su administración "nunca" desconoció "la legitimidad del gobierno de Venezuela".

El Presidente y Solá no fueron los únicos que recibieron cuestionamientos. Otro de los que tuvo que lidiar con los enojos de Castro por su mirada sobre la política internacional fue el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz.