Elisa Carrió asume el rol de “manager” de Juntos por el Cambio y marca la cancha sobre el vínculo con el Gobierno
Apartada del centro de la escena, advirtió que el diálogo con kirchnerismo debe darse en el Congreso y fijó postura sobre la puja por la presidencia de Diputados; sus apuestas y su mini gira
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Por primera vez desde que se conformó Juntos por el Cambio, Elisa Carrió asumió un rol secundario en el esquema electoral de la principal fuerza opositora al kirchnerismo. Mientras transcurre su retiro en Exaltación de la Cruz, la líder de la Coalición Cívica ensaya un nuevo papel en el tablero político. Apartada de las batallas diarias por el armado del espacio o de la rosca palaciega en el Congreso, se calzó el traje de “manager” para promover a la “nueva generación” de dirigentes de Juntos por el Cambio y consolidar la construcción nacional de su partido.
Mientras dosifica sus apariciones en la campaña, Carrió monitorea el trazo grueso del rumbo de la coalición: les marca límites “morales” a sus aliados y fija pautas sobre el vínculo con el Gobierno. Es una suerte de supervisora de la “academia” cambiemita.
Después de competir en las presidenciales de 2015 y en las legislativas de 2017, y de apuntalar a Mauricio Macri tras el golpe por la dura derrota en las PASO de 2019, la jefa de la Coalición Cívica renunció a su banca del Congreso en febrero del año pasado. Si bien amagó con volver a subirse al ring electoral y pelear por la diputación nacional en el terruño bonaerense, una jugada con la que intentó evitar la interna entre Pro y la UCR, Carrió llegó a un acuerdo con Horacio Rodríguez Larreta, su aliado más cercano del universo macrista, y se garantizó casilleros expectantes para sus alfiles en las boletas de Diego Santilli y María Eugenia Vidal en la provincia y la ciudad de Buenos Aires, respectivamente.
Con incursiones quirúrgicas en la campaña -y un encontronazo con Facundo Manes- para respaldar a Santilli o Vidal o al radical José Corral (Santa Fe), Carrió se corrió del centro de la escena de Juntos por el Cambio en estos comicios de medio término. De hecho, no fue al búnker en Costa Salguero la noche del triunfo opositor en las primarias celebradas el 12 de septiembre. Carrió tampoco se prestó para la foto familiar de la coalición en un hotel céntrico tras la debacle electoral del Gobierno en las urnas.
La ausencia de la líder de la Coalición Cívica, una de las fundadoras de Cambiemos junto a Macri y Ernesto Sanz (UCR), responde a que la exdiputada apuesta por las “nuevas generaciones” de referentes del espacio. “Sigue siendo una figura de relevancia de JxC y dialoga con los líderes de la coalición, pero quiere darle lugar a los más jóvenes y está a dedicada a fortalecer y consolidar a la Coalición Cívica”, apunta uno de los laderos de Carrió. En el vértice del partido repiten que Lilita se coloca en el rol de “manager” y “estratega” del conglomerado opositor: “Está atenta a los temas ‘macro’, de trazo grueso”, señala uno de sus interlocutores habituales.
Como había ocurrido en 2020 con su sorpresivo aval al pliego de de Daniel Rafecas, promovido por Alberto Fernández para la Procuración General de la Nación, Carrió movió sus piezas tras la dura derrota electoral del kirchnerismo en las PASO. Primero, mientras Larreta o Macri tomaban distancia de la crisis política que generó en la Casa Rosada el revés electoral, la líder de la Coalición Cívica calificó de “golpe de Estado” la embestida de Cristina Kirchner contra Fernández.
Luego, intercedió en la previa de la última reunión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio, a través de Maximiliano Ferraro, titular del partido, para incluir una advertencia a sus socios en el anteúltimo párrafo del documento conjunto que difundió el espacio: “Reafirmamos que el ámbito para acuerdos en materia institucional es el Congreso”, apunta.
Es que Carrió sospecha que después de las elecciones generales, por la fragilidad de la situación económica y la debilidad política del Gobierno, el kirchnerismo buscará seducir a un sector de la oposición con una convocatoria al diálogo en la Casa Rosada. Una maniobra que, teme, podría erosionar la cohesión interna, como ocurrió, en 2009, con el Acuerdo Cívico y Social. “Es un aviso para todos: si hay diálogo con el Gobierno, debe transcurrir en el Parlamento”, apunta Juan Manuel López, jefe del bloque de la Coalición Cívica en Diputados.
En paralelo, Carrió avisó que Juntos por el Cambio deberá reclamar la presidencia de la Cámara de Diputados, a cargo de Sergio Massa, si se repite el resultado de las primarias, porque ese puesto le corresponde a la primera minoría. “Si nosotros somos primera minoría, tenemos el deber institucional de presidir la Cámara de Diputados”, advirtió la exlegisladora en TN. Cerca de Carrió afirman que esa será la posición de la fuerza y que todavía no se abrió un debate con las autoridades parlamentarias de Pro y la UCR, aún inmersos en sus propias luchas entre facciones. Sin embargo, los “halcones” del macrismo también se inclinarían por pelear por la presidencia.
En el entorno de Carrió consideran que si Juntos por el Cambio tiene la presidencia de la Cámara baja implicaría un “freno institucional concreto” al kirchnerismo. La jugada genera dudas en la alianza opositora. “En un sistema presidencialista no se cogobierna desde el Congreso”, apunta una de las espadas legislativas de la Coalición Cívica.
La Coalición Cívica renueva siete bancas nacionales. Son escaños que obtuvo en 2017, cuando Macri fue generoso con Carrió en la confección de las nóminas. Si Juntos por el Cambio contiene los votos que cosechó en las PASO, la fuerza de Carrió estaría en condiciones de meter entre cinco o seis diputados (dos por la Ciudad y tres por Buenos Aires). Se trata de Paula Oliveto, Fernando Sánchez, Marcela Campagnoli, López y Victoria Borrego. De esta forma, el partido mantendría un bloque de 12 o 13 diputados. Actualmente tiene catorce representantes en la Cámara.
En casi todo el país -excepto Mendoza y Neuquén-, la fuerza de Carrió, que tuvo como armador a Ferraro, actuó de forma orgánica: decidió integrar las nóminas que reunían a representantes de Pro y la UCR. En Neuquén, Carrió jugó fuerte para sostener la candidatura del periodista Carlos Eguia, quien se enfrentó con los radicales y el macrismo. De hecho, la exdiputada visitará la provincia los próximos días para apuntalar a su candidato.
Recorrida y una “mini gira”
Mañana, Carrió irá a Bragado para su primera actividad de campaña pos-PASO. Luego, viajará a La Pampa, un distrito clave para Juntos por el Cambio, ya que si la boleta encabezada por Daniel Kroneberger (UCR) y Martín Maquieyra (Pro) logra conservar en noviembre el caudal de votos que obtuvo en las primarias, le sacaría dos senadores nacionales al Frente de Todos. Ese distrito, junto a Chubut y San Luis, serán epicentros de la batalla opositora para arrebatarle al kirchnerismo el quorum en el Senado.
Carrió también tiene previstas recorridas de campaña junto a candidatos de Juntos por el Cambio en Mar del Plata y Bahía Blanca, dos bastiones opositores en Buenos Aires.
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