Escándalo militar: un general que se resistía a pasar a retiro denunció por amenazas ante la Justicia al subjefe del Ejército

Tras el escándalo que le costó el puesto al jefe de la Fuerza Aérea, por usar aviones militares con fines privados, otra grave e inédita situación se vive en el Ejército, con la denuncia por amenazas presentada en la Justicia por un alto jefe militar contra el subjefe de la fuerza.

El caso lo protagoniza el comandante operacional del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general de brigada Jorge Fabián Berredo, quien acusó al general de brigada Carlos Alberto Carugno, de echar a su esposa, una coronel médica que trabaja desde hace veinte años en el Hospital Militar Central, si no presentaba su pedido de pase a retiro.

La denuncia recayó en el juzgado federal de Daniel Rafecas y coincidió con la decisión del Poder Ejecutivo de retirar el pliego de ascenso del militar al grado de general de división, que permanecía desde hace varios meses sin ser tratado en el Senado. Por decisión que en su momento se atribuyó a la vicepresidenta Victoria Villarruel, su pliego de ascenso fue excluido de la lista de más de 300 oficiales superiores que la Comisión de Acuerdos convalidó en julio pasado.

En ese contexto, como publicó Clarín al dar a conocer la denuncia, Berredo reveló en sede judicial que el general Carugno le hizo llegar una velada amenaza, a través del coronel Jorge Mariano López Stanic. “Decile al general Berredo que si para antes del 10 de julio no solicita el retiro, le saco el pase del Hospital Militar Central a su señora”. Se refería a la coronel médica Claudia Barros, que pertenece al Departamento de Medicina Interna del Hospital Militar.

En diálogo con Radio Mitre, el general Berredo dijo que recurrió a la Justicia con el propósito de “sanear la institución” y mantener “la bandera de los valores sanmartinianos, la ética y el honor”, luego de las amenazas que atribuyó al general Carugno. Explicó que lo hizo tres meses después de que presentara su reclamo sin éxito a la fuerza militar y al Ministerio de Defensa.

La esposa de Berredo depende en lo administrativo de la estructura del Ejército, no así el propio militar, que cumple funciones en el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Cuando el presidente Javier Milei designó jefe del Ejército al actual general de división Carlos Alberto Presti, Berredo se mantuvo en actividad por estar asignado al Estado Mayor Conjunto y eludió la tradición que obliga a los militares más antiguos a pasar a retiro.

Nacido en Córdoba en 1966 y formado en el arma de Infantería, Berredo pertenece a la promoción 117 del Colegio Militar, Egresó en diciembre de 1986, un año antes que la camada del actual jefe de la fuerza, con quien también estaría enfrentado.

Como comandante operacional de las Fuerzas Armadas, Berredo conduce desde hace tres años el empleo del instrumento militar en todo el país y ocupa uno de los cinco cargos militares que son designados por decreto presidencial. Los otros cuatro son los jefes del Ejército, de la Armada, de la Fuerza Aérea y del Estado Mayor Conjunto.

Alegó que su función “es compatible con el grado de general de división”, ascenso que las autoridades le niegan, al excluirlo de la lista de promociones aprobadas en el Senado.

Cuando el general Presti fue designado jefe del Ejército, en febrero de este año, el presidente Milei pasó a retiro a otros 23 generales, en una fuerte purga, de la que Berredo se salvó por estar alistado en el Estado Mayor Conjunto, desde ese momento bajo el mando del brigadier general Xavier Julián Issac.

Proceso disciplinario

Fuentes del Ejército dijeron a LA NACION que Berredo presentó una denuncia ante el general Presti alegando la posible comisión de una infracción disciplinaria, apuntando al subjefe Carugno.

A raíz de ello, se abrió un proceso disciplinario, cuya instrucción fue asumida por la Dirección General de Asuntos Jurídicos del Estado Mayor Conjunto. “Tras concluir las diligencias, el resultado no permitió comprobar la comisión de faltas disciplinarias graves y se determinó que los hechos alegados no eran suficientes para configurar infracciones disciplinarias”, explicó la fuente castrense.

Según pudo saber LA NACION, la conducción de la fuerza atribuyó a motivaciones personales la decisión del militar de dar “difusión mediática” al conflicto después de que el pliego de su ascenso fuera retirado.

“En otra época el caso se hubiera solucionado con un Tribunal de Honor, una institución que ya no existe”, ironizaron fuentes castrenses a LA NACION, al relativizar el grave conflicto entre Berredo y Carugno y encuadrarlo como “simples diferencias” entre dos integrantes del Ejército. “Lo que corresponde es: saludo uno, saludo dos e irse a su casa por la puerta grande”, ironizó un oficial en actividad.

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