Fernández rivalizó desde el arranque y su equipo coreó "Alberto presidente" en el camarín
SANTA FE.- Miguel Cuberos, uno de los colaboradores más cercanos de Alberto Fernández, dejó el paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) con una sonrisa de oreja a oreja. "Ya está, se suspende el segundo debate, con este ya fue suficiente", exageró, ante los periodistas que lo cruzaron en la antesala. "Ganamos por afano", repetía a metros de distancia el diputado Marcos Cleri, otro de los invitados del Frente de Todos.
Conscientes de que la lectura posterior cuenta tanto como el desarrollo del evento, en el equipo de campaña de Fernández celebraron como un triunfo el resultado del primer debate presidencial. Cuando el candidato llegó a su camarín, sus colaboradores lo esperaban cantando. "¡Alberto, presidente!", le dedicaron Eduardo "Wado" De Pedro, Juan Courel, Juan Manuel Olmos y Juan Pablo Biondi, en un clima de efervescencia que se fue acrecentando con el correr de los minutos. "Vinimos a sostener el resultado y terminamos arriba", lo resumió Felipe Solá, que ocupó un lugar en la tercera fila.
Según la mirada de la platea albertista, el candidato se destacó desde el primer minuto, cuando acusó a Mauricio Macri de haber mentido en el debate de 2015 y señaló como testigo a Daniel Scioli, sentado en la primera fila. El exgobernador, que vino especialmente para que el candidato del Frente de Todos pudiera dar ese golpe de efecto, asintió en silencio. "El ‘¿en qué te has convertido?’ esta vez fue nuestro", se alegró Agustín Rossi, invocando aquel duelo de hace cuatro años.
Esa ofensiva, de tono teatral, desnudó dos cosas: que Fernández preparó el debate mucho más de lo que admitió en la previa y que, lejos del modo zen en que decía estar, salió a rivalizar con Macri desde el arranque.
En el primer corte, los dirigentes que acompañaron a Fernández hicieron un balance favorable. Evaluaron que había ganado con comodidad el bloque económico y que Macri había desaprovechado la oportunidad de sacar ventaja en el segmento internacional. "Podría haber sido más duro respecto de Venezuela", reconocían por lo bajo.
Obligado por el reglamento, Fernández escuchó en silencio al resto de los expositores. Pero dejó escapar algunos gestos. Miró al cielo y suspiró cuando José Luis Espert habló de "industrialismo retrógrado". Repitió la rutina cuando Juan José Gómez Centurión propuso reactivar la economía a partir de un recorte del gasto público. Asintió, en cambio, ante varias intervenciones de Roberto Lavagna. También se mostró cómplice con el exministro de Economía en el breve encuentro que tuvieron los candidatos tras bambalinas, antes de subir al escenario. Saludó a Macri con un apretón de manos, pero no cruzaron palabra.
Después del primer corte, Fernández reapareció con una sonrisa. Como él, toda la platea albertista se mostraba más relajada. A tal punto que se permitieron unas sonrisas cuando el Presidente se preguntó si Axel Kicillof iba a aplicar "narcocapacitación" en las escuelas. "Está reconociendo que va a perder Vidal", se burló Solá, durante el segundo corte. Luana Volnovich y Gabriel Katopodis se miraron y asintieron justo después de que Fernández manifestó su posición sobre la legalización del aborto.
Cuando se apagaron las cámaras, el candidato se quedó conversando con Del Caño y Lavagna. Después de tanto renegar del debate, parecía no querer dejar el escenario.
Más leídas de Política
"No tiene sentido discutir". Bullrich atacó a la CGT por el paro y advirtió que aplicará el protocolo antipiquetes
Exministros y exgobernadores. Los apellidos políticos detrás de los registros automotor
"Nunca en el mismo estudio con vos". Cruce entre Lemoine y Tenembaum por la entrevista al biógrafo de Javier Milei