Juez Lijo: la casta 1, Milei 0
Lo que enseña la Torah sobre los jueces; crece el rechazo a la propuesta de Ariel Lijo para la Corte Suprema; las cuentas secretas de su hermano, Alfredo Lijo; Mauricio Macri y Cristina Kirchner en una encrucijada
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La Biblia contiene una cantidad de reglas. En la tradición judaica, esas reglas están cifradas en lo que se conoce como la Torah. Es el libro en el que uno puede encontrar los lineamientos que Dios le dio a Moisés para regular la vida del pueblo elegido. Esa Torah se distribuye y secciona en porciones. Los hebreos hablan de Parashá. En el rito de la religión judía, es una especie de consigna que ilumina la semana. La Parashá 48 está referida a un tema extraordinariamente vigente en la Argentina. Es sobre los jueces y dice así: “Jueces y escribas designarán en todas las ciudades que te da YHWH, tu Elohim, para tus tribus; y ellos juzgarán al pueblo con juicio recto. No pervertirás la justicia, no serás parcial y no aceptarás soborno, pues el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras justas”. Es una gran enseñanza para un momento en el cual, una vez más, la calidad y transparencia del Poder Judicial vuelve a estar en tela de juicio en el país, en este caso por la postulación que ha hecho el presidente Javier Milei del juez federal Ariel Lijo para ocupar una banca en la Corte Suprema de la Nación.
Hay una enorme controversia respecto de Lijo, que va creciendo. Pronunciamientos del Colegio de Abogados, la Cámara empresarial Argentino-americana, del Instituto IDEA. También hubo pronunciamientos de redes dedicadas a la cuestión de la transparencia judicial que le advierten al Gobierno que con esta designación ha cometido un error. Y los focos que se posan sobre Lijo obligan a mirar una peripecia muy accidentada de los hermanos Lijo. Ariel, el juez, es hermano de Alfredo, un abogado que se asume como operador judicial. Alguien que trafica influencias entre acusados y magistrados. Sobre todo este mundo de relaciones ha habido una denuncia de Elisa Carrió, que llamó la atención sobre este submundo de los Lijo, algo que fue reiteradamente examinado en distintos fueros e instituciones. Una de ellas es justamente la Justicia Federal. Con la denuncia de Carrió se abrió una causa en el juzgado del juez Julián Ercolini, investigada por el fiscal federal Franco Picardi. En esa causa estuvieron como imputados Alfredo Lijo, su hermano Ariel; Silvana Stochetti, esposa de Claudio Uberti -quien apareció en aquel vuelo tan extraño y escandaloso con la valija de Guido Antonini Wilson-; María Alejandra Zizzias; José María Olasagasti, secretario de Julio De Vido; Eduardo Freiler, camarista federal que fue desplazado porque no podía explicar su patrimonio; Orlando Vignatti, empresario de medios ligado a los Lijo por la industria de los caballos de carrera; Gustavo Cinosi, hombre que en su momento tuvo vínculo con Carlos Zannini y hoy ocupa un lugar importante en la OEA; y Marcelo Rochetti, mano derecha e izquierda de Cristian Ritondo cuando era ministro de Seguridad en la provincia de Buenos Aires.
¿Qué sabemos a través de esta causa? Uno de los datos que se desprende de la investigación tiene que ver con los movimientos de dinero de Alfredo Lijo. El 6 de septiembre del 2017 abrió una cuenta en el banco Santander de Madrid. En ella recibe casi U$1.700.000. Los orígenes de esas transferencias vienen de una sociedad que se llama Tee Path o Camino de Salida, cuyo titular sería Alfredo Lijo. Tenía dos autorizados esta cuenta: la esposa de Lijo, Silvana Díaz Padró, y la secretaria de Lijo, Melisa Gómez Fernánedez. Esa cuenta, que lleva el número 00491555172510229398, recibe dinero de dicha sociedad a través de otra cuenta abierta por Tee Path en el banco suizo Syz, con la cuenta CH4108309B241283801001. Los fondos, el millón setecientos mil dólares, fueron aplicados a fondos de inversión manejados por el Santander. Y después, en junio del 2018, el producto de esas operaciones fue transferido a dos cuentas: una en el Banco Galicia de Buenos Aires y otra del Pacific National Bank de Miami. Tee Path fue disuelta en agosto de 2018. Estaba controlada por la sociedad neozelandesa Investa Trustees, que a la vez tenía bajo su poder un fideicomiso, The Settimo Trust, a nombre de dos hijos de Alfredo Lijo.
No es la única cuenta que debería haber sido investigada por parte de Picardi y Ercolini. Hay otra cuenta en Uruguay, en el Discount Bank, por una sociedad llamada Kiwen, controlada por Alfredo Lijo y Gustavo Cinosi, un funcionario de la OEA, muy cercano al secretario general Luis Almagro, que realiza actividades permanentemente con jueces. Sin ir más lejos, la OEA invitó a Ariel Lijo para hablar sobre cómo se combate el capital negro en el sistema cripto. Aparece también en el panel María Sol Cinosi, la hija de Gustavo Cinosi. Cinosi es, por otra parte, un personaje ligado especialmente al poder de Tucumán, sobre todo al exgobernador Juan Manzur.
Estas vinculaciones de Alfredo Lijo terminan llevándonos a una sociedad que se llama Caledeco SA, dueña de una compañía de seguros Caledonia.
La postulación de Ariel Lijo a la Corte, que produce un escándalo en todos aquellos que miran el problema de la calidad de la Justicia en la Argentina, es acaso la mejor demostración, por supuesto involuntaria, que ha producido Javier Milei respecto de la existencia de una casta, de un entramado transversal y multipartidario de intereses oscuros.
Alfredo Lijo, en esta aseguradora Caledonia, fue socio de Marcelo Rochetti mientras éste se desempeñaba como Jefe de Gabinete de Cristian Ritondo en el Ministerio de Seguridad bonaerense. A Rochetti se dedicó repetidas veces la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, vinculándolo por un grupo de abogados que trabajaron al lado de Ritondo y, cuando dejaron el Ministerio de Seguridad, se dedicaron a asistir a personas vinculadas a delitos en la provincia de Buenos Aires. Entre otros, policías narcos ligados a la banda de Claudio Scapolan, fiscal que fue removido en la provincia de Buenos Aires el año pasado. Caledeco compró varios autos. Y entre esos autos, adquirió un Porsche Carrera, y le autoriza a usarlo con la tarjeta azul a Rochetti; y un Mercedes E-350, cuya autorización es para el juez Ariel Lijo. Es decir, el juez Lijo ha usado un Mercedes Benz de Caledonia Seguros, la empresa de su hermano.
En los informes que manejó el fiscal Picardi y el juez Ercolini, aparecieron compromisos financieros de varias empresas. Una de ellas, el Haras Dilu. Tiene que ver con dos nombres: Diego y Luciano. Son los hijos de Néstor Otero, conocido como el “zar de Retiro”. En el momento en el que se realizaban esos préstamos entre empresas de Otero y Caledeco, Otero tenía varias causas en la Justicia Federal, abiertas en Comodoro Py. El Haras Dilu, la Terminal de Mar del Plata, la nueva Estación Once, son todas empresas que giran dinero hacia las cuentas de esta compañía de seguros del hermano de Ariel Lijo.
Una curiosidad de estos días. El 8 de marzo, la aseguradora Caledonia fue inhibida por la Superintendencia de Seguros por su demora en la presentación de estados contables. Ya la habían inhibido antes, en 2017, por la misma razón. Más curioso es aún que, de golpe, las autoridades de la Superintendencia de Seguros advirtieron que Caledonia iba a apelar esta inhibición y se la retiraron en tres días, durante los que seguramente se estaba examinando postular a Ariel Lijo como juez de la Corte.
Hay otra sociedad: Finaig Consultores. De ella forman parte Alfredo Lijo, Silvana Stochetti y Marcelo Rochetti. Stochetti tiene otras sociedades. Es socia de la familia Vignatti, también ligada a los Lijo, y al hijo de Martín Redrado.
Los dramas de los Lijo empiezan de verdad en el Consejo de la Magistratura cuando se estudia la situación del juez Eduardo Freiler. Allí se investiga todo su patrimonio y aparece que Freiler es socio de Carla Lago, la exmujer de Alfredo Lijo. ¿En qué era socio Freiler de Lago? En la minera Minning Pride. Eran polifacéticos. Se puede pensar que si hay una actividad proclive al lavado de dinero es la minería. La llamaron a Carla Lago para que declarara ante el Consejo de la Magistratura y ella dijo que ni sabía que estaba en la minería porque el marido la hacía firmar cualquier cosa. Lo que sí dijo saber es que el esposo es dueño de un haras, La Generación. Y en ese haras, muy presumiblemente, es socio de Eduardo Freiler. Pero también es socio de su hermano Ariel Lijo.
Existe una foto en la que daría la impresión de que todo lo que decía Lago era cierto porque tenemos a Alfredo Lijo, el operador judicial y al juez Ariel Lijo, candidato a la Corte por Milei, festejando con el jockey uno de los triunfos de uno de sus caballos en el Haras La Generación, que uno lo puede ver de lejos cuando pasa la curva de Dolores, cerca de la Ruta 2.
Hubo una presión importantísima sobre Lago y el Consejo de la Magistratura durante el gobierno de Macri. Esa presión la ejerció, por lo menos como intermediario, no sabemos si se originaba en él o no, Daniel Angelici, expresidente de Boca, y dueño de bingos. Por eso el consejo suspendió la investigación sobre Ariel Lijo. Extrañamente, Carla Lago sostuvo que todo lo que dijo no sabía por qué lo dijo y que no era cierto. Zafaron los Lijo. O por lo menos Ariel Lijo, que es el que estaba siendo investigado como juez. Angelici tiene un sobrino llamado Fernando Rey, hijo de su hermana, que es funcionario en el juzgado de Lijo. Angelici es uno de los principales operadores de la candidatura de Lijo en el mundo no peronista. Lo más interesante no es solo que zafaron en el Consejo de la Magistratura, sino también en el juzgado de Ercolini, porque la causa se cerró sin siquiera indagar a ninguno de los imputados. ¿Tiene sentido que un juez de Comodoro Py juzgue a otro juez de Comodoro Py? ¿No se debería convocar a un juez más lejano y, tal vez por eso, más independiente?
Todo el mundo le atribuye, con razón, el padrinazgo de Ariel Lijo a Ricardo Lorenzetti. Cuando empezó a formarse el entorno de Javier Milei durante la campaña electoral se comenzó a hablar en el mundo judicial de que había una relación de amistad entre Karina Milei y Guillermo Scarcella. Este es otro operador judicial que en su momento presidió la empresa de Aguas de la provincia de Buenos Aires, durante la gobernación de Daniel Scioli, ahora funcionario de este Gobierno. En esa empresa Alfredo Lijo era síndico. Hay continuidades. Daniel Scioli, María Eugenia Vidal, con los mismos personajes. En ese momento, cuando se comentó que Scarcella tenía relación con Karina Milei y que la había invitado a un cumpleaños en Tandil, Alfredo Lijo se encargó de llamar a distintos periodistas para pedir que no publiquen pavadas porque el amigo de Karina era él. Esta sería una de las formas por la que llegó el nombre de Lijo al Gobierno. Más allá de que muy temprano, muy previsor, con ese olfato que lo caracteriza para entender el poder, Lorenzetti empezó a cultivar a Javier Milei. Es muy probable que le haya manifestado la conveniencia de poner a Lijo, el hermano de Alfredo, en la Corte Suprema.
Podría haber llegado por un lado más natural. Por un camino que no comprometa tanto el principio de división de poderes, porque lo que se está narrando en la prensa durante estos días es que, en realidad, la Corte la está armando Lorenzetti, que no debería postular jueces porque esa es atribución del Poder Ejecutivo. Lo cierto es que el ministro de Justicia de Milei, Mariano Cúneo Libarona, podría haber sido el que postulara al candidato a juez. Pero no fue él. A pesar de que Cúneo Libarona es el abogado defensor de Ariel Lijo en esa causa iniciada por Carrió que cerraron Ercolini y el fiscal Picardi. Se trata de un entramado circular que da a entender que hay una casta como dice Milei. Aunque, como dice el Presidente, “hay quienes no la ven”.
Todo esto ahora tiene que pasar por el Senado. Falta mucho tiempo, porque los procedimientos para designar a un juez de la Corte prevén muchos exámenes. Van a pasar meses. Probablemente esto se resuelva en octubre o noviembre, si es que se resuelve. Para aprobar los pliegos de Lijo o el de Manuel García-Mansilla, que es un abogado muy correcto, muy observado por el pensamiento progresista por sus posturas conservadoras, hacen falta dos tercios de los presentes en el Senado. Es decir, que con que se ausenten algunos senadores se arman los dos tercios. Lijo dice que ya tiene a varios gobernadores del norte que aportan sus senadores. A la cabeza estaría Gildo Insfrán. El gobernador formoseño fue imputado en el caso Ciccone que llevaba adelante el juez Lijo por negocios que se hacían con The Old Fund, aquella caja negra, aquella sociedad de Amado Boudou, que fue condenado por Lijo. Cuando llegó el momento de investigar a Insfrán, Lijo sostuvo que no le correspondía a él y que lo debería juzgar la Justicia de Formosa. Dicho simpáticamente: que lo juzgue Insfrán. Ahora, obviamente, espera la reciprocidad en el Senado y en especial en el bloque peronista que preside José Mayans, subordinado a Insfrán. Lijo también dice contar con los votos de Catamarca, del gobernador Raúl Jalil, que suele decir que Ariel “es un amigo”
Esto incomoda a mucha gente. Uno de ellos es Mauricio Macri, porque hay una relación demasiado cercana, una asociación entre los Lijo y el binguero Angelici, que ha sido el operador judicial de Macri durante muchísimo tiempo. El expresidente dejó trascender que la postulación que hace Milei del juez Lijo para integrar la Corte es inoportuna. Probablemente sea más que inoportuna. ¿Por qué no decir que es incorrecta, que es inaceptable? Es difícil imaginar en qué oportunidad sería oportuna. Ahí radica el problema: la familia Macri tiene en el juzgado de Lijo una causa que siempre la inquieta, sobre todo a los hermanos de Mauricio: la causa del Correo. Lijo, como hace con casi todas las causas, no la cierra nunca. Abre una causa y la tiene en escabeche, cajoneada, durante años. No se sabe esperando qué, o consiguiendo qué, a lo largo del paso del tiempo.
Macri dice que su conducta no está condicionada por esa causa, pero hay gente cercana al exmandatario y a Vidal, e íntimamente próxima a Lorenzetti, que sí estaría interesada en que Macri se pronuncie a favor de Lijo. Nombran en ese grupo a Gustavo Ferrari, que ha sido el gran operador dentro de Pro de Ricardo Lorenzetti. Sin embargo, nadie se va a hacer cargo de estas conductas. Lijo quema. Lo que sí hay es un costo político enorme para Macri. En el momento en que está asumiendo la presidencia de Pro y se está asociando más explícitamente a Milei, el Presidente aparece con Lijo como candidato para la Corte. Uno espera que Macri diga algo. También espera que diga algo Patricia Bullrich, que es ministra y de este tema no habla.
¿Qué va a pasar con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres? Gran signo de interrogación. Ya sabemos, en cambio, qué pasa con Horacio Rodríguez Larreta. Tuvo como funcionaria a Genoveva Ferrero, la actual pareja del juez Ariel Lijo, por lo que se supone que Larreta tampoco se va a pronunciar en contra de Milei en este caso. Lo va a criticar por otras cosas, pero justamente no por esta, que es la decisión más controvertida que ha tomado Milei desde que llegó al poder. Si Larreta está a favor de la postulación de Lijo es muy probable que también lo esté Guadalupe Tagliaferri, la senadora a la que él promovió por la Capital Federal en el Senado de la Nación.
El senador nacional Martín Lousteau dijo que le hubiera gustado que fuera una mujer. En ese punto tiene razón, porque Lijo vendría a reemplazar a una mujer, Elena Highton. También es cierto que reclamar por la mujer es la forma elegante de no pelearse con Lijo, y están en su derecho. Lo curioso es que Lousteau forma parte de un partido, la UCR de la Capital, que le entregó su conducción a Daniel Angelici para que ponga ahí a alguien de su máxima intimidad, Martín Ocampo, que ya dijo que está muy bien que esté Lijo en la Corte porque es un penalista. Hay una división dentro del radicalismo en torno a esto y todavía no se han pronunciado gobernadores como Gustavo Valdés o Alfredo Cornejo. Pero sí lo hizo una diputada, Karina Banfi, que exigió que debería ser una mujer. En la misma línea se pronunció el presidente radical de Diputados, Rodrigo De Loredo. Y el formoseño Luis Naidenoff también condenó la postulación de Lijo.
Cristina Kirchner es clave en todo esto. No se llega a los dos tercios del Senado sin ella. Está silenciosa. Hermética como una esfinge. Observa cosas raras en Lijo, que no le gustan. Por ejemplo, un viaje a España en un avión de Lionel Messi, alquilado, junto con los que son mano derecha e izquierda de Antonio “Jaime” Stiuso: Lucas Nejamkis y Guillermo Coppola. Viajaron los tres a Madrid en un viaje que Lijo tal vez pueda explicar. Y, además, hay algo más que sería central para la exvicepresidenta. Qué relación hay entre Lijo y el grupo de magistrados y empresarios de aquel viaje a Lago Escondido, entre los cuales estaba Ercolini, que sobreseyó a Lijo. Porque esa vía la llevaría a saber lo que más le interesa en el orden judicial: qué relación hay entre Lijo y el Grupo Clarín.
Cuándo uno mira la política se hace otras preguntas. Si se llega a un acuerdo que involucra a Milei, Cristina y un sector del radicalismo o del Pro, ¿se va a acordar también la identidad del Procurador General de la Nación, el jefe de los fiscales? Ahí figuran varios nombres, pero uno en especial: Javier Leal de Ibarra. Camarista de Chubut, es otro íntimo de Lorenzetti. Da la impresión de que la nueva institucionalidad la está armando Lorenzetti, enemistado a muerte con el juez Horacio Rosatti, con Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda. Estos dos últimos sospechan que hay causas penales fraguadas por Lorenzetti, o por amigos de él, que curiosamente fueron abiertas en el juzgado de Lijo. Son causas que tampoco se cierran.
Todo esto está rodeado de varias incoherencias. La primera de ellas tiene que ver con el tema del feminismo. El bloque peronista-kirchnerista en el Senado aparentemente no tendría problema de reemplazar en la Corte a una mujer por un hombre. Siempre y cuando, en diciembre, cuando Maqueda cumpla la edad máxima para el tribunal, los amigos de Lorenzetti digan que ahora no pueden poner otro hombre, que sería García-Mansilla, y se lo sacrifique. Además, García-Mansilla está en contra de la despenalización del aborto.
Otra incoherencia es que la vicepresidenta Victoria Villarruel tiene en el Senado en un cargo importante de relaciones institucionales a Claudia Rucci, la hija de José Ignacio Rucci, cuya causa la familia intenta abrir como crimen de lesa humanidad. Pero Lijo la tiene dormida.
El ministro de Justicia, que no estuvo en la designación de Lijo, el otro día expresó que estaba muy contento de que, con su trayectoria, sea “Ariel” la opción para la Corte. Aun cuando, en el mes de abril de 2023, Lijo consideró que el código que hoy propone Cúneo Libarona es bueno para casos sencillos, pero problemático para el crimen organizado. Habrá que poner de acuerdo a Lijo con su abogado Cúneo Libarona respecto de las bondades del código.
Este panorama tan poco edificante nos dice que Milei llegó al poder intentando inaugurar en la Argentina una nueva polarización. Ya no es la contradicción entre kirchnerismo y anti-kirchnerismo, peronismo o anti-peronismo. Él imaginó otra formulación que se trata de una polarización horizontal. Es una polarización entre la gente y la casta. Entre el mundo de “los argentinos de bien” y el submundo de la corrupción política dirigencial. Esa polarización entre la gente y lo político se suspende con la postulación de Ariel Lijo para la Corte. Esa postulación es una convalidación extraordinaria del opaco poder de la casta. Por eso vemos los pronunciamientos que ha habido en contra. Uno de ellos el del Colegio de Abogados de la ciudad de Buenos Aires: “No puede ser Lijo porque no satisface los requisitos de idoneidad y aptitud”. También hubo rechazos de la Cámara de Comercio Argentina-americana (AmCham). El Instituto para el Desarrollo Empresarial (IDEA). La Red por la Independencia Judicial (Regia). Y todavía faltan otras instituciones que no se pronunciaron, sobre todo empresariales, o ¿es que empieza a haber un quiebre dentro de la dirigencia respecto de esta jugada de Milei?
Este lunes, Luis Moreno Ocampo, el fiscal que intervino con Julio César Strassera en el Juicio a las Juntas, dijo algo muy interesante. Señaló que “la existencia de la casta, la subsistencia de la casta, sólo es posible si hay una justicia corrupta”. Y agregó: “La Justicia corrupta es la garante de la casta”. Tal vez Milei no lo ve y nos hace formular una pregunta inquietante, que nadie quiere hacerse. ¿Con este Gobierno empezó una recuperación del nivel de descomposición moral que hay en la Argentina? ¿O lo de Lijo nos hace sospechar que puede ser la aceleración final de esa decadencia?
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