La capilla ardiente y las profecías
Por Jesús María Silveyra Especial para lanacion.com
Hemos pasado cerca de 26 horas observando el velorio del ex presidente Néstor Kirchner, en la llamada "capilla ardiente" que fue instalada en el salón de los Patriotas Latinoamericanos de la Casa Rosada. Capilla bajo la advocación del Che Guevara y en la que uno de los gritos elegidos por algunos presidentes, funcionarios y parte del público que asistió al velorio (movilizado o no por el oficialismo) fue: "Hasta la victoria". Frase extraída de aquel discurso famoso que pronunció Fidel Castro en La Habana con motivo de la muerte de Guevara y en el que terminó exclamando: "¡Hasta la victoria siempre!" Frase que hoy el veterano dictador cubano no puede pronunciar, porque la revolución cubana ha fracasado, tanto, que están usando recetas liberales para bajar el gasto público, despidiendo a más de quinientos mil empleados públicos.
Me pregunto si aquél incesante desfile de gente, equivalente a unas 35 mil personas (se dijo que pasaban 1300 por hora), representa a la gran mayoría de la población argentina y si esa mayoría comulga con la idea de que el Che Guevara fue un verdadero patriota, como para estar allí presente, en lugar de, por ejemplo, Sarmiento. Me pregunto cuál es el enemigo que quieren vencer, para enarbolar tales gritos de combate y si la viuda de Kirchner continuará gobernando con esa mentalidad de conflicto permanente exhibida hasta en el velorio (al no saludar ni a opositores, ni a los miembros de la Corte Suprema de Justicia). Me pregunto si seguirán fabricando enemigos como a molinos de viento, por esa fijación de autoproclamarse "revolucionarios", despotricando contra la Iglesia, las Fuerzas Armadas, los medios de comunicación, los empresarios, los productores agropecuarios, la clase media y los jubilados, alabando las virtudes de dictadores como Hugo Chávez (fue el que más lloró con la Presidenta). Por último, me pregunto si seguirán actuando como revolucionarios que se olvidan de cambiar ellos mismos y continúan enriqueciéndose de una manera escandalosa, pero diciendo que trabajan por los pobres.
He recibido también en estos días, el recordatorio de una de las profecías del filósofo argentino Benjamín Solari Parravicini, que data de 1939 y en la que dibujó un féretro que tiene en su tapa un rostro de mujer envuelto en un pañuelo, similar al que utilizan las madre de Plaza de Mayo y al que colocaron sobre el féretro del difunto ex presidente (Carlotto y Bonafini fueron las dos primeras personas en saludar a Cristina cuando comenzó el velorio). Al margen del dibujo en sí, que puede ser interpretado de diversas maneras, en él hay escritas tres palabras: Osiris, Isis y Amenphis. Osiris fue el Dios egipcio de la resurrección (muchos dicen que estamos viviendo la resurrección del kirchnerismo). Isis fue la diosa egipcia que representaba el trono (también se dice que Cristina asumirá realmente el poder, ya que en vida gobernaba su marido). Amenphis, es lo más enigmático de la profecía, porque fue un emperador egipcio (más conocido como Ajenatón) realmente revolucionario, a tal punto, que modificó las creencias religiosas de su pueblo. Me pregunto si lo que Solari Parravicini nos anticipó no estaría marcando el fin definitivo del kirchnerismo y que llegaría con Amenphis (habrá que ver quién es) la verdadera revolución argentina, de la mano de la concordia, la unidad, la paz, el orden, el progreso y el alineamiento con el mundo democrático y republicano, donde se respete a la Justicia y a la oposición legislativa.
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