La UCR, a la caza de un "liderazgo fuerte"

Por una vez, los radicales se pusieron de acuerdo en algo: su mayor problema es la falta de un liderazgo fuerte.

Con la autoridad de Ricardo Alfonsín cuestionada después de quedar tercero en las últimas elecciones, y el sector que lo enfrenta disperso y sin nombres descollantes, al partido de Yrigoyen y Alem le falta una personalidad fuerte que enamore para la próxima elección presidencial y que pueda conducirlos mientras tanto.

A pesar de sus debates internos, todos los radicales entienden esa realidad. Saben que hasta 2015 falta mucho camino por recorrer, pero no quieren perder terreno ante Mauricio Macri y los socialistas, por lo que idearon un plan para suplir esa falencia.

Desde el mes que viene y hasta fin de año, todas las figuras de peso del partido van a empezar a recorrer el país llevando propuestas concretas para los problemas de la gente. El titular del partido, Mario Barletta; el ex vicepresidente de la Nación, Julio Cobos; los diputados Alfonsín y Ricardo Gil Lavedra, y los senadores Ernesto Sanz, Gerardo Morales y Luis Naidenoff serán de la partida, pero la lista incluye además a sus dos bloques parlamentarios y a todos sus dirigentes de peso territorial.

La idea es organizar seminarios con alguna propuesta que motorice la UCR (como el 82% móvil, la recuperación del tren, una agenda energética o un plan de vivienda) en alguna provincia donde el tema sea relevante, con la presencia en masa de la dirigencia más conocida o representativa del radicalismo.

Ya que la UCR no termina de elegir a su nuevo líder espiritual, la solución que pensaron las autoridades de los bloques y del partido (que hoy se mueven en tándem) es llevar a todos los postulantes y ver qué pasa.

"Como no hay un liderazgo fuerte, necesitamos liderazgos colectivos", explicó a LA NACION Barletta al evaluar la estrategia que se dispone encarar el partido centenario. "No tenemos un liderazgo único, pero tenemos una segunda línea que no tiene ningún otro partido y vamos a movilizarla en una acción colectiva", se sumó Morales. De paso, los radicales quieren mostrar propuestas que, por cierto, nunca se debatirán en el Congreso por la negativa del kirchnerismo.

La idea tiene un desafío grande: varios de los dirigentes invitados quedaron en malos términos después de la interna para la última elección, pero hay negociaciones para firmar una tregua entre ellos.

Al fin y al cabo, tampoco haría falta que siempre viajen todos los dirigentes, y seguro podrá evitarse la foto más costosa, que por ahora es la que juntaría al mendocino Sanz, frustrado precandidato a la presidencia, con Alfonsín

En tren de firmar la paz, la última semana incluso el díscolo diputado cordobés Oscar Aguad se sentó con Barletta para tratar de recomponer las relaciones, luego de la pelea que mantuvo con el partido por negarse a apoyar la estatización de YPF en Diputados. Todos prometieron que no volverá a pasar, aunque nadie les cree demasiado.

De todos modos, para cualquier iniciativa habrá que esperar a que se defina la interna en la provincia de Buenos Aires, el 24 de junio, que tiene a todo el partido expectante.

A pesar de que el alfonsinismo y el grupo que conduce el intendente de San Isidro Gustavo Posse proponen una lista de unidad, un tercer sector (que conforman intendentes ex cobistas como Mario Meoni y Héctor Gutiérrez, ahora aliados a los clásicos ex diputados bonaerenses Leopoldo Moreau y Federico Storani) se niega, y sigue pendiente una reunión en la que los tres sectores se sienten a negociar para consensuar una solución que evite una interna sangrienta.

Al fin y al cabo, coinciden distintos correligionarios que admiten la falta de liderazgo en el partido, una cosa es buscar acuerdos colectivos a lo largo de todo el país y otra cuestión es defender el poder en el propio territorio.

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