Avanzar con el nuevo código y desterrar a los espías: los planes de Daniel Rafecas para la Procuración

Poner en marcha el nuevo Código Procesal Penal en la ciudad de Buenos Aires y darles todo el poder a los fiscales antes de lo previsto -aunque no antes de 2022-, con presupuesto y capacitación; desterrar a los servicios de inteligencia de las investigaciones de delitos federales; asumir un compromiso de género en el ingreso de funcionarios al ministerio Público. Esas son algunos de los planes que el juez federal Daniel Rafecas tiene en mente si es que consigue los votos necesarios en el Senado para convertirse en el nuevo Procurador General de la Nación.

El pliego de Rafecas, que esta semana está de licencia fuera del país, aterrizó el lunes en la Cámara alta. Se le dará ingreso formal en la sesión de mañana y luego se espera que la Comisión de Acuerdos le fije audiencia para comparecer ante los senadores y contestar sus preguntas.

Para que se apruebe su nombramiento, Rafecas debe obtener los votos de dos tercios de los senadores que estén presentes en la sesión que trate su pliego. La oposición puede bloquear su designación y ya mostró los dientes al afirmar que votara de manera unánime. Sugirió que de modo negativo, pero el oficialismo dijo que ya está hablando con gobernadores para obtener el favor de sus senadores, o alguna providencial ausencia que le permita reunir la mayoría especial necesaria.

Actualmente la Procuración está en manos de Eduardo Casal, procurador interino que quedó a cargo del organismo después de la renuncia de Alejandra Gils Carbó.

Al proponerlo como procurador, Alberto Fernández destacó "la integridad moral y la capacidad técnica y jurídica" de Rafecas, sus premios internacionales, su trayectoria y su idoneidad. Rafecas y Fernández se conocen desde hace años; comparten el claustro de la Facultad de Derecho de la UBA, donde dictan clases.

Si bien Rafecas se reserva sus propuestas para contestar las preguntas de los senadores en la audiencia, LA NACION pudo reconstruir de otras fuentes algunas ideas que expresó en los últimos tiempos sobre sus planes para la Procuración General.

El principal desafío que tendrá el próximo procurador es poner en marcha el nuevo Código Procesal Penal en todo el país. Se trata de una ley que centra los casos en un fiscal investigador. El juez es solo de garantías y queda desplazado del centro de los casos. Cobran relevancia las víctimas, la oralidad y la agilidad de los procedimientos. Su puesta en marcha es progresiva y hoy se aplica en Salta y Jujuy. Seguirá en Mendoza y en Rosario. Se había previsto que tardara unos siete años en ser aplicado en los tribunales de Comodoro Py 2002.

Rafecas cree que podría adelantarse su puesta en marcha, aunque no tanto. Tardaría al menos dos años en llegar a la ciudad de Buenos Aires porque el candidato a procurador cree que hace falta probarlo bien, dar mucha capacitación y tener los recursos necesarios para los cargos que demandarán las nuevas tareas.

Otra de las ideas que tiene el juez en caso de ser procurador es seguir la política del presidente Alberto Fernández en cuanto a "desenchufar" las terminales de los servicios de inteligencia en los tribunales. La herramienta del procurador para establecer cuestiones de política criminal son las instrucciones generales a los fiscales. En ese sentido podría darles pautas para profundizar lo ya decidido en el decreto de necesidad y urgencia de la semana pasada, que establece cómo deben funcionar los organismos de inteligencia.

Además, la ley de Ministerio Público prevé la creación de fiscalías especializadas. Rafecas tiene la idea de potenciarlas, trabajar con ellas y crear una que todavía no existe a pesar de que está establecida en la ley: la Procuraduría de la Defensa de la Constitución. Esta fiscalía ya generó controversias cuando se aprobó su creación porque la oposición dijo que daba lugar a discrecionalidad en su actuación.

Rafecas, que tiene una trayectoria como juez federal en la investigación de casos de lesa humanidad y un compromiso con los derechos humanos, cree que su gestión como procurador tiene que tener esa impronta. Lo mismo ocurre con la perspectiva de género para el ingreso y promoción de los funcionarios en la Procuración. Planea avanzar en esta línea, como lo realizó en su juzgado.

Aún no hay fecha cierta para que se trate su pliego en el Senado. Su designación, más allá de los avales que consiguió hasta ahora y de las respuestas que dé a los senadores, va a depender de una negociación que recién comienza.