María Eugenia Vidal: "La crisis le ha pegado más duro a la provincia, sobre todo al conurbano"
María Eugenia Vidal se asoma al salón de espera frente a su oficina con una sonrisa e invita a traspasar el umbral del lugar donde pasa parte de su tiempo. Un juego de palabras sobre su rival, Axel Kicillof, la descoloca y provoca una fuerte carcajada. Pero el recreo termina rápidamente y la gobernadora se pone seria. "Yo no creo que la gente se equivoque cuando vota", afirma.
Pese a los números adversos, "confía" en que los bonaerenses le volverán a dar su respaldo, aunque reconoce que el próximo domingo posiblemente quedará segunda. "Me pasó en 2015 y en 2017, sería una sorpresa que no me pasara ahora", dice Vidal, que en ambas elecciones, después de perder las primarias, terminó con triunfos.
En una larga entrevista, reconoce que la desocupación es la deuda interna que le provoca mayor dolor, pero se enfoca en el futuro. "La prioridad dejó de ser el Estadio Único y pasaron a ser las obras hidráulicas, las cloacas, las guardias de los hospitales", asegura Vidal, que para su segundo mandato promete una mejora en el Fondo del Conurbano, llevar la policía a la universidad y trabajar para que nunca más explote una garrafa dentro de una escuela.
–¿Qué alternativas maneja para resolver la situación social del conurbano?
–No solo el conurbano, también tenemos algunos focos en Bahía Blanca, Mar del Plata y Junín. Yo creo primero en lo que ya hicimos. Hoy todos los chicos que van a una escuela pública tienen la merienda y el desayuno garantizado sin límite. Segundo, sostener las ventanillas abiertas de los programas alimentarios y actualizarlas por inflación como lo venimos haciendo.
–Eso como emergencia, pero ¿a largo plazo?
–Seguir trabajando de manera transparente y poniendo cada vez más oficinas como las que pusimos en los barrios más postergados, en donde nunca antes había entrado el Estado, sacando al puntero y al narco. Tercero, seguir llevando agua potable y cloacas.
–¿Cómo calificaría la situación de inseguridad en el conurbano y qué tres medidas concretas tomaría para combatirla?
–Son varias. Partimos de lo básico, les dimos todos los chalecos que necesitaba la policía, compramos patrulleros, blindados, duplicamos las cámaras que estaban en la calle, pusimos 50 centros de monitoreo con fondos que les dimos a los intendentes. Ahora hay que poner cámaras adentro de todas las líneas de colectivos provinciales. Van a ser 1200 de acá a fin de año y la idea es extenderlos a todos los del conurbano en los próximos cuatro años. Otra medida concreta es incorporar tecnología. Hoy podemos saber por nuestros sistemas dónde está cada patrullero, pero no dónde está cada policía. Quiero más policías con mejor capacitación. Ya pusimos 7000 policías bien formados en los últimos cuatro años y en los próximos cuatro años queremos 10.000 más.
–¿Cómo califica a los policías involucrados en el hecho de San Miguel del Monte?
–Los de Monte no son policías son delincuentes y por eso tienen que estar afuera de la policía.
–¿Qué posición tiene respecto de los planes de dividir la provincia, o crear subregiones para administrarla mejor? ¿Es viable?
–Yo no creo en soluciones mágicas ni creo que la provincia sea inviable. No es un proyecto que estemos evaluando.
–¿Qué tan difícil sería gobernar la provincia con un presidente de otro signo?
–Es un escenario difícil para mí de imaginar.
–¿Cuánto pesará la economía en la elección?
–No hay una sola razón para el voto, hay muchas. La gente vota con esto [se toca el corazón] y con esto [la panza]. Yo apuesto a un vínculo que hemos conseguido, que no lo construí hoy o ayer. Yo arranqué en diciembre de 2013 a recorrer la provincia y hace 18 años que vivo acá. Sé que ha sido un año muy duro, donde los bonaerenses han puesto mucho el cuerpo, donde muchas veces les ha costado llegar a fin de mes, mi tarea es la de acompañar y accionar.
–Usted es la dirigente con mejor imagen del país y según las encuestas pierde la elección. ¿Cómo es eso posible?
–Seguramente porque la crisis le ha pegado más duro a la provincia, sobre todo en el conurbano y al sector industrial y a las pymes. Es la provincia de las más difíciles, no inviable, difícil.
–¿Cree que ese votante que la pasó mal durante el último año entiende lo que usted plantea y que los acompañará pese a la economía?
–No puedo anticipar el voto del bonaerense. Lo que sí puedo decir es que sabe que yo estuve ahí estos tres años y medio. El voto que me van a dar es un voto de confianza futuro.
–Hace cuatro años dijo que la provincia estaba quebrada. ¿Cómo describiría la situación actual?
–Sin duda todavía tiene una situación difícil, pero no tan difícil como la de 2015. Interiormente el Estado no está quebrado. Más allá de quién gane la elección en diciembre se van a poder pagar los sueldos y aguinaldos, no como me pasó a mí.
–¿Cuál es la principal deuda interna en su gestión?
–Me duele cuando crece la desocupación. Partimos de una provincia quebrada, había que hacer orden y redefinir prioridades. La prioridad dejó de ser el Estadio Único y los festivales de rock, y pasaron a ser las obras hidráulicas, cloacas, el agua potable y las guardias de los hospitales.
–Durante su gestión hubo un aumento de la deuda de al menos un 5%. ¿Cómo se va a pagar?
–Se está pagando. Nunca tuvimos dudas acerca de nuestra capacidad. Es una deuda similar a la de gran parte de las provincias argentinas y se ven obras. Tenemos una deuda 5% mayor al gobierno anterior. La del gobierno anterior no sé dónde está. La nuestra se puede ver y recorrer.
–Usted dijo que La Cámpora será la que gobierne la provincia si gana Kicillof. ¿No es una exageración?
–Es como si a mí me dijeran que si gano la elección va a gobernar el radicalismo. ¡Y, sí! Es parte de mi frente. Nosotros no tenemos mil caras. No tenemos contradicción y todos sostenemos los mismos valores. El peso de La Cámpora se ve en las listas.
–Se instaló en el debate público que una derrota por cinco o más puntos es definitiva. ¿Coincide o todo esto es parte de una estrategia para mostrar una recuperación a último momento?
–[Se ríe] No hago análisis electoral… Yo siempre elegí las batallas difíciles. No especulé cuando vine a la provincia o cuando en 2016 dije que no iba a ser candidata a presidenta. Yo conozco esta provincia. Confío. Yo no creo que la gente se equivoque cuando vota.
–¿Cuánto le preocupa quedar abajo en las PASO?
–Me pasó en 2015 y en 2017, sería una sorpresa que no me pasara ahora. [Se ríe a carcajadas] Es una instancia importante para que la gente exprese su voz, pero el camino es largo y quedan más de dos meses para seguir trabajando.
–Se cumplió un año de las muertes de la directora y el portero de una escuela de Moreno. ¿Usted se siente responsable por esas muertes?
–Yo me siento responsable por todo lo que pasa en la provincia de Buenos Aires. ¡Todo! Sobre todo lo difícil, lo doloroso. A los bonaerenses les digo que estamos trabajando para que algo así no vuelva a pasar.
–¿Contra quién compite? ¿Cristina Kirchner o Kicillof?
–Mi adversario es un sistema que gobernó por 28 años en la provincia y que dejó que se llenara de bingos el conurbano. El que nunca le preguntó a la policía de qué vivía, el sistema en que las cárceles no tenían colchones ni medicamentos mientras se hablaba de derechos humanos.
–¿Tiene dudas del triunfo?
–Confío, no me guardé nada. Soy de los jugadores que cuando salen a la cancha dejan todo.
–Cristina Kirchner, Aníbal Fernández, Gray fueron algunos de los que la criticaron fuertemente. ¿Qué evaluación hace de la campaña?
–La agresión, la violencia, el machismo es parte de lo que estuvo 28 años. Habla de dos formas distintas de hacer política. No me van a encontrar en una campaña donde vean una agresión o descalificación al otro.
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