Pasó la híper, pero igual "hay graves problemas"
"No estamos en la locura de la hiperinflación ni de la espiralización cambiaria, pero los problemas son igual de graves", sostiene Carlos Melconian cuando se le pregunta el cuadro de situación que encontrará el próximo gobierno. Sin embargo, destaca la madurez de la sociedad argentina para aceptar que son necesarias las reformas estructurales aún pendientes de realización.
–¿Haber evitado la hiperinflación no es un mérito de la gestión de Lavagna?
–Como mérito para un período de transición no lo puedo desconocer, pero el querer transformar ese período para hacernos creer que estamos en el trampolín para mandar un cohete a la Luna ya es pasarse al otro lado. Acá hubo un conjunto de anuncios para decir que se encararon cuestiones estructurales, pero los temas no hay que encararlos, hay que arreglarlos.
–¿Las cifras del equipo económico son confiables?
–Nunca voy a decir que los números son irreales, pero sí les pondré un manto de objetividad. No estamos en un shock de superávit fiscal o de recaudación. Se han mejorado los ingresos, pero están sostenidos fuertemente por impuestos obsoletos y distorsivos, como las retenciones y el de débitos bancarios. Con el tiempo, habrá que ver...
–¿No habrá un gran desgaste para realizar las reformas pendientes, muchas de ellas polémicas?
–¿Y cuáles son polémicas? Cuando uno tiene una responsabilidad debe explicar las cosas la cantidad de veces que corresponda.
–¿Por ejemplo replantear la relación fiscal entre la Nación y las provincias?
–Y habrá que explicarlo. Habrá que decir: este tema funciona así correctamente y así incorrectamente. La primera persona que tendrá que enterarse de las bondades de las cosas que uno propone será el Presidente, y el Poder Ejecutivo, como un todo, estará detrás de una cosa razonable y sensata. Luego se irá al Congreso. Muchas veces, cuando se toca fondo las cosas comienzan a hacerse por racionalidad, por sentido común y porque tus vecinos lo hacen. La Argentina puede seguir tomando decisiones insensatas y en algunos casos seguir tirando de la cuerda, pero ya no tiene más espacio. Lo que no quiero es entrar en ese show de ir al Congreso y decir que si no se vota determinada ley se cae todo. Durante seis meses en la Argentina se votaba contra reloj, y no tiene que ser así. Hay períodos históricos, por eso se privatizó con apoyo de toda la sociedad en el primer tramo de los años 90.
–¿Ese consenso se podría recrear?
–Siento que la gente tiene cada vez más higiene económica en la cabeza. Este gobierno está generando, de repente, porque le salió, superávit primario. ¿Escuchó hablar de superávit primario alguna vez en la Argentina? Ahora cualquier mercado emergente está con tres o cuatro puntos del PBI de superávit primario. Es un tema que no se objeta más.
–Menem tendrá un Congreso fragmentado y un frente de gobernadores muy dividido. ¿Cómo podrá usted persuadir sin asustar, como hacía Cavallo?
–Yo estoy a trescientos kilómetros de distancia del arte político que una persona como Menem puede tener para avanzar en ese camino. ¿Qué voy a dar lecciones yo de cómo se hace política? Puedo dar definiciones, aclarar, debatir, pero la rosca de la negociación no es un tema mío, yo puedo aportar gestión.