Casi sin diálogo con sus hermanos y enfrentado a su padre, Pablo Moyano espera su momento para desembarcar otra vez en el Sindicato de Camioneros, donde figura en los papeles como número dos, aunque está corrido de las negociaciones con los empresarios y de la administración del gremio y la obra social. No asiste desde hace un año a su despacho del tercer piso de la sede de San José 1781 y está dedicado casi a tiempo completo a su rol de gestor deportivo del Club Camioneros.