Tras la frase de Aníbal Fernández: la estrategia de la Casa Rosada es minimizar y responsabilizar a la oposición

El Gobierno buscó minimizar el alcance de las declaraciones del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, que dijo que si la oposición gana las próximas elecciones “las calles van a estar regadas de sangre y de muertos”. En la Casa Rosada reconocieron que el tono de los dichos del funcionario no fue el correcto, pero avalaron el espíritu de la frase del ministro y en cambio buscaron desviar el foco hacia Mauricio Macri y Javier Milei. Señalaron que esos referentes opositores son los que pronostican “un país que vuele por los aires”.

“Yo no hubiera dicho lo que dijo -Aníbal Fernández- de la misma manera, tengo otra manera de expresarme”, reconoció la portavoz presidencial Gabriela Cerruti en su habitual conferencia de prensa de los jueves. Y enseguida agregó: “Pero quien dijo que había que dinamitar todo fue Macri, quien dijo que se muera quien se tenga que morir con la pandemia y cuando considera que el Estado no debe cubrir las patologías congénitas fue el candidato a presidente Javier Milei”. “Están haciendo demasiado escándalo por una frase”, remató.

Cerca del ministro de Seguridad, consultados por LA NACION sobre el sentido de los dichos de Aníbal Fernández, optaron por hacer silencio.

La comunicación oficial, así, quedó en manos de Cerruti que buscó rebatir las críticas que se hicieron de los dichos del titular de Seguridad. “El ministro dijo eso porque Macri y Milei están diciendo que si llegan al gobierno van a terminar con todo, a dinamitar todo, a eso se estaba refiriendo Aníbal Fernández”, defendió la portavoz.

Desde que asumió, Aníbal Fernández se posicionó como una espada mediática del gabinete y uno de los ministros que defienden con más fiereza al Presidente en la interna con el kirchnerismo. Pero en la Casa Rosada aseguran que el funcionario se mueve en los medios sin seguir instrucciones del jefe de Estado. Aseguran que lo hace “con su estilo” como “un dirigente de muchos años de experiencia” y sin que nadie le baje línea.

“Aníbal es Aníbal. Estoy seguro de que esa declaración no la habló con Alberto. A veces habla como ministro de Seguridad y a veces declara con las formas que siempre tuvo, en la gestión y en el llano, como un dirigente con su experiencia”, dijo a LA NACION un alto funcionario de llegada directa al Presidente.

Hasta ayer no había señales de que la conducción de la Casa Rosada sobre el ministro fuera a cambiar ni un planteo para encuadrarlo en otra estrategia de comunicación.

¿Campaña del miedo?

Pese a que en la Casa Rosada buscaron matizar los dichos de Aníbal Fernández, lo cierto es que desde hace tiempo que el Presidente viene encuadrando el proceso electoral de este año en una puja para que “no vuelva el macrismo”.

El miércoles, en un acto en Trelew, Máximo Kirchner pareció responder a ese mensaje del Presidente cuando dijo que el peronismo no puede conformarse “bajo el paraguas de que Macri no tiene que volver”.

“No es campaña del miedo, es advertir”, dijo a este medio un alto funcionario muy cercano a Fernández. Y agregó: “Tiene que haber un debate político electoral que ponga en evidencia lo que piensa hacer con el país cada uno ¿Cuánto falta para que Macri hable del curro del feminismo cuando dice que hay que cerrar el Ministerio de la Mujer? ¿Por qué no dice la oposición cómo bajaría la inflación? Porque va a ser doloroso, eso es lo que está en juego este año”.

Aníbal Fernández llevó esa estrategia de confrontación al extremo. “Ahora lo que se puede ver con toda claridad es quiénes contra quiénes van a competir y vemos un grupo de gente que tiene cero formación, tiene una belicosidad y una vocación por el agravio, por lastimar…”, dijo el ministro en declaraciones a C5N. Allí fue cuando lanzó: “Todo lo que proponen saldría únicamente con represión. Las calles regadas de sangre y de muertos van a producir si tuvieran la posibilidad de llegar a ser gobierno”.