La derrota en Boca agitó la interna macrista con fuertes pases de factura
La derrota con aroma a fin de ciclo en "su" Boca Juniors entristeció a Mauricio Macri en sus últimas horas como Presidente de la Nación. Pero la derrota electoral en el club que gobernó el macrismo durante casi un cuarto de siglo no lo sorprendió del todo. "Era previsible", resumieron a LA NACION muy cerca de Macri, que hace rato había asumido que Christian Gribaudo, el elegido del oficialismo para suceder a Daniel Angelici, tenía pocas chances de ganar, sobre todo porque del conglomerado que tenía enfrente sobresalía la figura del ídolo boquense, Juan Román Riquelme.
"Contra el ídolo, imposible. Sacamos más votos que hace 4 años, pero evidentemente, el ídolo pesa y no imaginamos tanto", reconocieron en el comando de campaña macrista, que tenía al hoy consejero porteño Francisco Quintana como jefe de campaña.
Al igual que en 2011 y 2015, cuando Angelici ganó y luego retuvo el poder en Boca, el jefe de gabinete Marcos Peña supervisó la campaña de Gribaudo, esta vez a través de Quintana. Pocos creían, una vez que Riquelme confirmó su apoyo a Jorge Amor Ameal, que el escenario podía revertirse. Incluido Angelici, quien -según cuenta un incondicional- le dijo a su equipo: "A esta la perdemos".
La cantidad inusual de votantes, más de 38.000 socios, fue letal para las aspiraciones de Gribaudo de extender el dominio por otros cuatro años, según interpretaron en Pro.
"No, no duele (la derrota), le deseo lo mejor a Mario (Pergolini), Ameal, muchos estuvieron conmigo cuando fui presidente. Lo más importante es Boca, y cuidarlo, porque realmente está muy bien. A veces ganás campeonatos, otras perdés, pero lo más importante es que si seguimos haciendo las cosas de la misma manera Boca va a estar peleando cosas importantes", se explayó Macri en su último día en la Casa Rosada, en referencia a su gestión (presidió el club entre 1995 y 2007) y al resultado de ayer, que deja al macrismo en sus diferentes versiones fuera del poder en Boca Juniors por primera vez en 24 años.
Cerca de Angelici se respiraba una mezcla de resignación y enojo. "Las malas rachas son testimonio del desgaste del poder. Nada dura para siempre", afirmó un allegado al empresario binguero, que ahora se concentrará en la "reconquista" de la UCR porteña.
Además de conectar la derrota con el escenario político nacional, en el angelicismo ponían los cañones en Enrique "Coti" Nosiglia, el padrino político de Angelici que decidió a último momento apoyar a Ameal.
"Angelici le juró enemistad eterna. En donde vaya, lo va a combatir [a Nosiglia]", contaban furiosos muy cerca del empresario, que incluso habría tenido una discusión en malos términos con el caudillo radical en una fiesta, hace dos semanas.
Cerca de Nosiglia retrucaron con parecido énfasis. "Coti y su agrupación intentaron que se lograra una lista de unidad muchísimas veces, el Tano no quiso, le dijimos que Gribaudo no era el mejor candidato", afirmaron a LA NACION cerca del exministro del Interior de Raúl Alfonsín. Desde ese sector, que controla el radicalismo porteño y sirve de estructura a Martín Lousteau, expresaban su temor. "El Tano se quedó con la sangre en el ojo y va a venir a joder al partido", expresó un veterano radical porteño.
Quiero felicitar a Jorge Amor Ameal, a Mario y a Román por la elección de ayer. En el fútbol a veces se gana y a veces se pierde, pero Boca como institución siempre tiene que estar por encima de todo.&— Mauricio Macri (@mauriciomacri) 9 de diciembre de 2019
"Hay que empezar la tarea de la reconstrucción", se repitió cerca de Macri que, poco después del mediodía felicitó, vía redes sociales, a Ameal y Pergolini por su victoria en el club de sus amores. Una institución en la que -al igual que en la política nacional- pasó de oficialista a opositor de manera abrupta y sin escalas.
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