Un hallazgo de novela: la CIA, un legajo militar y mails de un exespía revelaron detalles de una cárcel ilegal que manejó la SIDE
La Justicia descubrió un centro clandestino que funcionó en Floresta durante la última dictadura y 45 años después arrestó a un exalto jefe de Inteligencia que se habría desempeñado allí y que luego capturó a Gorriarán Merlo
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Un documento desclasificado de la CIA, un expediente de la justicia militar de hace 40 años, unos mails de un espía de la SIDE y años de trabajo de investigadores judiciales permitieron descubrir un centro clandestino de detención de la última dictadura manejado por la SIDE, del que no se tenían noticias hasta 2020. Funcionaba en una casa de Floresta y era base de operaciones de fuerzas represivas coordinadas con países vecinos, en lo que se denominó el Plan Cóndor.
El juez Daniel Rafecas, a cargo del caso, ordenó ahora detener a uno de los agentes que supuestamente actuaron en ese centro clandestino: Patricio Finnen, alias Pady, un exalto jefe de la SIDE que comandó la Sala Patria, que fue la división especial del organismo que detuvo en México al exlíder guerrillero Enrique Gorriarán Merlo y que intervino en la investigación del atentado a la AMIA. Finnen, alto, flaco, espigado, canoso, fue quien articuló con el exjuez federal Juan Galeano el pago de 400.000 dólares a Carlos Telleldín para que declarara a quién le entregó la camioneta usada para volar la AMIA.
También fueron detenidos Luis Nelson González, conocido como “Pinocho”, enlace de la SIDE con el Poder Judicial; Rubén Héctor Escobar, César Estanislao Albarracín y Hugo Ángel Carlet. A Daniel Oscar Cherutti Interpol lo ubicó en Italia por lo que se dictó su captura internacional. Los demás detenidos fueron indagados y se negaron a declarar. Están presos en Campo de Mayo a la espera de que el juez resuelva su situación procesal.
Todos están acusados de la privación ilegal de la libertad de 108 personas, de la privación ilegal de la libertad agravada de siete personas, de la aplicación de tormentos a 104 personas, de la sustracción de dos menores y, en calidad de cómplices primarios, del homicidio agravado de 19 personas, todo ocurrido en el centro clandestino Automotores Orletti, en el nuevo centro clandestino Bacacay, que estaba ubicado en una casona de la vuelta y en Pomar y Chiclana, otro lugar de detención.
Esta causa, que fue investigada por la secretaria Albertina Carón, del juzgado de Rafecas, permitió describir la actuación de la SIDE como uno de los brazos armados de la dictadura, donde tuvo actuación Aníbal Gordon, jefe de la Triple A, un delincuente común que pasó a comandar Automotores Orletti y fue el más cruel de los represores que mataba por cuenta del Estado y secuestraba en beneficio propio. Murió condenado a prisión perpetua. El jefe de la SIDE desde 1976 fue Carlos Otto Paladino, un general del Ejército que hasta entonces había sido jefe de inteligencia del Estado Mayor General de esa fuerza.
La investigación se inició en 2004 sobre el centro de Automotores Orletti, que funcionó entre junio y noviembre de 1976 en la calle Venancio Flores 5721/19. Allí ocurrieron crímenes de los más aberrantes de la dictadura, con más de 70 homicidios incluidos el de Marcelo Gelman, hijo del escritor argentino Juan Gelman, y los diplomáticos cubanos Crescencio Galeñena Hernández y Jesús Cejas Arias. Los mataron, desnudaron, colocaron sus cuerpos en tambores de 200 litros, rellenos con cal y cemento, y los arrojaron en el Río Luján y el canal San Fernando, donde la Prefectura los vio y eso permitió descubrir los cuerpos.
En esa causa aparecían desde el comienzo referencias a un centro de detención sobre la calle Bacacay, como otro centro clandestino controlado por la SIDE. No se sabía su ubicación. En una causa de la década del 70, los propios agentes de la SIDE mencionaron la existencia de la base Bacacay. Un universo de víctimas describía sus lugares de detención, pero la descripción no coincidía con la de Orletti. Hablaban de un pequeño sótano donde habían estado detenidas.
Hasta que un informe desclasificado de la CIA permitió identificar en 2020 la dirección: Bacacay 3570. Ese documento menciona que el diplomático argentino Héctor Hidalgo Solá, secuestrado por la dictadura, había estado detenido en la casa de esa dirección, a la que mencionaban como una de las bases de la banda de los Gordon. En rigor, Hidalgo Solá fue visto en la ESMA, no allí, pero el documento secreto permitió ubicar la dirección precisa. Muchas víctimas declararon durante la pandemia en el juzgado de Rafecas, por Zoom. Muchos estaban en España, Francia, en Uruguay y dijeron recordar un pequeño sótano.
La Justicia realizó una inspección en esa vivienda -hoy Bacacay 3558-, donde vive una familia. Y descubrió un pequeño sótano. Se investigó la cadena de titularidad del inmueble y se llegó a María Ester Poggi, que lo adquirió en 1977. La señora hizo un plano y situó el sótano en el mismo lugar donde lo indicaron las víctimas. Un hueco de 1,40 donde encontraron zapatos rosas de mujer viejos, unos de hombre, botellitas de cerámica vacías. También había un patio con una glorieta y muchas habitaciones, una al lado de otra. Los testigos y sobrevivientes completaron el relato e identificaron a Bacacay como su lugar de detención. La Justicia ordenó que no se altere el sótano de la casa.
Unos correos electrónicos enviados a un periodista, supuestamente por un agente de la SIDE, cuentan quiénes estaban a cargo de la base de Bacacay y los desmanes que cometían: su autor relató que en una ocasión un chofer de contrainteligencia acudió allí con un mensaje, lo hicieron pasar y lo recibió Aníbal Gordon con una pistola en la mano. Relató que Gordon le dijo que fuera a la cocina y que se sirviera lo que quisiera, incluido un sándwich de “fiambre”. Dijo que en su camino vio al pasar por el baño a dos agentes de la SIDE que estaban sumergiendo a una persona en la bañera, para torturarla, y contó que al pasar por el primer cuarto vio a tres agentes que estaban ahorcando a una víctima colgada del techo con un sistema de roldanas y que en el patio había, “prolijamente acomodados, tres cadáveres masculinos, vestidos, y totalmente mojados”. Relató que en el otro cuarto, tirados en el piso, había dos hombres más.
Así era la vida en el centro clandestino de la calle Bacacay. Lo declaró el periodista Fabián Kovacic ante la justicia federal el 24 de setiembre de 2010 y aportó copia del intercambio de correos electrónicos con quien supone era el exSIDE Miguel Ángel Furci, condenado.
Los correos de Kovacic son ricos en detalles. Hasta mencionan que uno de los integrantes de Orletti era un luchador ya fallecido de los que aparecían en televisión en los programas de Martín Karadajian. Relató en el mail que una prisionera, tabicada, se quejó ante Aníbal Gordon de que uno de sus guardias la manoseaba y que, para identificarlo, el jefe los puso en fila y ella lo reconoció, con los ojos vendados, al acercarse, por su aliento a alcohol. El luchador era afecto a la bebida. Gordon le partió la cabeza de un culatazo y le metió el arma en la boca. El luchador no retuvo sus esfínteres del terror y fue echado de Orletti, dice el mail.
Los investigadores judiciales advirtieron que Bacacay, que funcionó entre marzo y mayo de 1976, fue la antesala de Automotores Orletti, donde las víctimas empiezan a llegar en junio de ese año.
Por otro lado, empezaron a aparecer referencias al centro clandestino de las calles Pomar y Chiclana. Las primeras, paradójicamente, surgieron de un expediente de la justicia militar, donde Juan Ramón Nieto Moreno, que estaba a cargo del Departamento de Contrainteligencia de la SIDE, hablaba de la base de Pomar y Chiclana. Un número de teléfono permitió ubicar la dirección exacta: Pomar 4171/73. Nieto Moreno explicó que allí estuvieron presos dirigentes del Partido Comunista y el exdiputado Juan Carlos Comiguez, que sobrevivió y declaró en el caso.
En ese lugar estuvo detenido Pedro León Zavalía, un empresario acusado de subversión económica, pero que en realidad era víctima de un secuestro y por quien pedían rescate. De allí se lo llevaron a Córdoba, donde se abre el sumario militar para investigar si el Ejército era cómplice de Gordon en el secuestro.
Un documento de la AFI remitido por la intervención permitió reconstruir el descargo que realizó Eduardo Ambrosio Giachino, ya fallecido, donde señala cómo funcionaba la organización. Se llegó a la conclusión de que los integrantes del grupo OT 18 pertenecían a Orletti. Y ese mismo grupo, el OT 18, abarcaba las tareas del centro de Bacacay por lo que sus integrantes quedaron imputados por los sucesos ocurridos allí.
Los acusados, en sus legajos, tienen como destino interno el denominado A.III.1, que es la misma división que estaba por encima del OT 18, por lo que fueron imputados.
Rafecas acreditó que el senador uruguayo Zelmar Michelini y el entonces presidente de la Cámara de Diputados de ese país, Héctor Gutiérrez Ruiz, antes de ser asesinados, permanecieron cautivos en el centro de detención Bacacay, donde fueron sometidos a torturas. Fueron asesinados a tiros en un Torino rojo junto con Rosario Barredo y William Whitelaw en mayo de 1976.
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