Ya sabemos, las grandes inversiones en infraestructura imprescindibles para que aparezcan las inversiones productivas eficientes que generen empleos de calidad y eleven el nivel de vida de millones de argentinos, desde hace años, se dirigen a otros países de la región y del mundo, dándole vuelta la cara al nuestro.
Y cuando se den las condiciones para que vuelvan a nuestro suelo, a millones de jóvenes les faltará capacitación suficiente, dada su baja calidad educativa, para aprovechar las mejores oportunidades.
Millones de familias jóvenes que por esas cosas de la vida se siguen generando a pesar de las malas condiciones económicas esperan el techo propio. Que no sólo constituye una deuda de dignidad y ámbito adecuado para la evolución de sus hijos, sino que, además, los incorpora a la masa crítica de argentinos propietarios y, como tales, demandantes de derechos y seguridad jurídica, tan necesaria para elegir desde esos valores a sus gobernantes, la mejor garantía para lograr un país manejado con criterios sustentables de largo plazo.
Pero, con esa sabiduría propia de las cosas inanimadas, que parecen saber cuándo no hay alternativa para ellas, la vivienda se resiste y nos esquiva. Lo bien que hace: ella percibe que no están dadas las condiciones de posibilidad, las ve muy lejos.
Aunque eso sí, la sueña, y sueña a lo grande. Suena con un país en serio, que se preocupe por la educación, cuyas reglas de juego claras y estables convoquen a las grandes inversiones, que con estabilidad económica crezca el empleo y con éste el poder adquisitivo, que el crédito a largo plazo florezca y sus cuotas sean abordables, que las familias dejen de vivir atribuladas y hacinadas, que ya no se conformen con un autito o la nueva TV. Todo esto es también el sueño de la Asociación de Empresarios de la Vivienda para el nuevo año o el otro… o el otro. Tampoco ella se conforma con menos. Que no nos falte cultura y educación para saber elegir y no dejarnos engañar con espejitos de colores. Que algún día todos podamos desarrollar nuestros mejores proyectos de vida, y con vivienda digna y accesible. Éste es nuestro brindis para las próximas Fiestas.*El autor de esta nota es presidente de la AEV