En el interior del país se trabaja en iniciativas para lograr que pequeñas comunidades aprovechen la energía del sol para ahorrar
La ciudad solar es un concepto que impulsa la implementación de normativas y políticas energéticas sustentables en ámbitos urbanos, en especial, para promover el uso de la energía solar térmica, que redunda en beneficios ambientales y económicos. El sol, energía limpia y renovable, reduce los costos energéticos y la extrema dependencia de combustibles fósiles, baja la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero.
La Argentina cuenta con una red de ciudades solares integrada por 15 localidades de siete provincias: Zárate, Campana, Rosario, Santa Fe capital, Paraná, Villa Dolores en Córdoba, Mendoza capital y Jujuy por nombrar algunas. “La diferencia principal entre ciudad y pueblo solar, es que estos últimos están provistos en su mayoría por artefactos y sistemas solares. En cambio, en las ciudades se promueve el uso de la energía solar a través de ordenanzas, y se destacan algunas instalaciones que se van realizando para concientizar a la población en su uso”, explica Silvia Rojo, directora ejecutiva de la Fundación EcoAndina, la entidad que creó el concepto de “pueblo solar” para designar a pequeñas comunidades andinas que utilizan la energía solar en forma integral, tanto térmica –cocinas, termotanques y calefacción solar– como eléctrica –microrredes en los pueblos, alimentadas por sistemas fotovoltaicos con sus respectivas baterías, y pequeños sistemas fotovoltaicos en viviendas aisladas–. Un dato interesante es que no hay pueblos solares en el resto del mundo. Los ocho que existen están ubicados en la Argentina en Jujuy, ya que la zona es una de las regiones más beneficiadas del mundo respecto a la radiación solar directa que recibe, por lo que es un ambiente ideal para el desarrollo de energías limpias. Un caso concreto es San Juan y Oros, ubicado a seis kilómetros de la frontera con Bolivia y a 3800 metros de altura sobre el nivel del mar. Allí construyeron una cisterna de agua potable; un baño solar comunitario equipado con duchas, sanitarios, lavatorios y calefón de agua caliente; 19 cocinas solares familiares; un sistema de calefacción para la escuela, una cocina solar comunitaria, que incluye un horno panadero que permite preparar hasta dos kilos de pan en cada horneada y un parador solar comunitario. La iniciativa del pueblo solar –una articulación entre la ONG Ecoandina y la empresa de seguros y servicios financieros Allianz– logró entre 50 y 70 por ciento de ahorro de gas envasado y su consecuente mitigación de gases de efecto invernadero. La cocina parabólica permite hornear hasta 20 porciones en simultáneo y hierve un litro de agua en diez minutos. Respecto al impulso de las ciudades solares, el proyecto desarrollado en Jujuy junto a los gobiernos municipales y provinciales logró abastecer a dos centros de desarrollo infantil, un comedor para chicos, un centro de atención comunitaria y al Parque Botánico Municipal.