De visita en Buenos Aires, nos revela sus secretos para convertirnos en anfitriones de lujo
“Redescubrir antiguos tesoros en nuestras mesas modernas”. Con esta premisa, Abel Guaglianone, de Edipo Antiques, y Cecilia Remiro Valcarcel, de la asociación Amigos de Bellas Artes, celebraron la segunda edición de “La mesa, todo un arte”, en la galería Roldan Moderno, en Recoleta. Una de las invitadas especiales fue la abogada oriunda de Bilbao, Beatriz Satrústegui, pionera en la difusión del arte de poner la mesa y crear ambientes exquisitos para recibir invitados, que en 2021 publicó su libro titulado Amor platónico. “Esta es mi pasión y quiero mucho a Buenos Aires, por eso no dudé en participar de estas jornadas”, remarcó Bea a ¡HOLA! Argentina.
–¿Cómo fue el trabajo que hiciste para esta muestra?
–Todo partió del inventario que tiene Abel, que son unas vajillas inglesas, alemanas y francesas extraordinarias, principalmente del siglo XVIII y XIX. La idea fue ponerlas al día, mostrarle a la gente cómo puedes tener una vajilla antigua, heredada de tu bisabuela y utilizarla de una forma moderna. Empezamos a jugar con colores y con las telas que nos prestó Michael Smith, que es muy famoso porque fue decorador de la Casa Blanca con los Obama.
–¿Cuál es la forma de modernizar la vajilla heredada?
–La vajilla que heredas a veces no es la que más ilusión te hace, pero lo que hay que hacer es mezclar y apelar a los contrastes. Si tienes ocho platos de tu abuela, te compras otros cuatro de un color que te guste y los pones alternados. O le puedes llevar una vajilla antigua a quienes pintan porcelana y te la ponen al día.
–Solés resaltar el lado humano detrás del arte de decorar las mesas.
–La idea es mostrar que recibir en casa y poner una mesa bonita es una forma de divertirse, una decoración efímera y una manera de decirles a tus invitados que te importan mucho, lo suficiente como para hacer un esfuerzo.
–¿Por qué decís que la mesa es el ámbito perfecto para las artesanías?
–La artesanía tiene un sitio preponderante en la mesa. Vivimos en un mundo muy globalizado y la tristeza de eso es que vienes a una tienda en Buenos Aires, vas a otra en Nueva York o Milán y encuentras las mismas servilletas. Es deprimente. Mi consejo es identificar un artesano o ceramista que te guste y le puedas encargar algo único. Otra clave para los elementos decorativos es jugar con los altibajos, le digo no a la mesa con encefalograma plano y sí a la mesa cordillera, eso le da mucha movilidad.
–¿Podrías marcar un error común a la hora de poner una mesa?
–Creo que no hay errores, pero sí ayuda mucho el tamaño de la mesa. Si es demasiado estrecha, las copas de un lado se juntan con las del otro. Si es demasiado grande, te encuentras con un espacio blanco en mitad de la mesa que debes rellenar con decoración y es muy difícil hacerlo bien. Para mí, el tamaño justo es de un metro de ancho, aproximadamente.
–¿Hay alguna diferencia entre el estilo de Argentina y España?
–No, creo que todos partimos de una herencia común. La única grandísima discusión a nivel mundial es si la servilleta va a la izquierda o a la derecha. Es algo absolutamente frívolo que despierta pasiones. Los dos están bien: a la izquierda es modelo inglés, como predomina en Argentina y en España, y a la derecha, estilo francés.
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