El último adiós. El argentino Eduardo Cohen despidió a su mamá, Lily Safra, una de las mujeres más ricas del mundo

Nacida en Brasil y con una fortuna estimada en unos 1.300 millones de dólares, estuvo casada veintitrés años con el banquero libanés Edmond Safra, pero su primer marido fue el argentino Mario Cohen, con quien tuvo tres hijos, Eduardo, Adriana y Claudio. Millonaria, filántropa y coleccionista de arte y de alhajas, Lily Safra murió esta semana en su casa de Ginebra, a los 87 años, debido a un cáncer de páncreas, según anunció a través de un comunicado la Fundación Edmond J. Safra, que presidía.

Protagonista de una vida de película ocupaba un lugar destacado entre las mujeres más ricas del mundo en el ranking de la revista Forbes. Sus galas benéficas eran famosísimas y se codeaba con Elton John y con miembros de la realeza como el príncipe Carlos, Camilla de Cornwall y el príncipe Alberto de Mónaco. Se casó cuatro veces (enviudó tres) y su corazón, incluso, tuvo un capítulo argentino.

PRIMER AMOR

Lirio Watkins –así se llamaba– nació el 30 de diciembre de 1934 en el seno de una familia de inmigrantes ruso-judíos de clase media, en Porto Alegre. Dueña de un carácter fuerte y una belleza única, dejó su casa a los 17 y dos años más tarde se casó con el argentino Mario Cohen, fabricante de medias de nylon.

Fue amor a primera vista y de esa unión nacieron tres hijos. De ellos, a pesar de su bajísimo perfil, el más conocido es Eduardo, coleccionista de arte y desarrollador inmobiliario, además de tener el reconocido anticuario Arita, ubicado en el hotel Alvear. Amigo del ex presidente Mauricio Macri y de Juliana Awada, de quien muchas veces fue anfitrión en su casa de Villa La Angostura, de Susana Giménez y del rabino Bergman, Eduardo se casó con la productora de cine Cindy Teperman, y tienen dos hijos.

CAMINO A SU GRAN AMOR

Tras separarse de Cohen, con quien vivió por temporadas entre Uruguay y Argentina, Lily se enamoró del empresario brasileño Alfredo Greenberg (que cambió su nombre a Freddy Monteverde), rey de los electrodomésticos. Se casaron en 1965 pero cuatro años más tarde Monteverde se suicidó en la habitación de un hotel. La muerte de su segundo marido la convirtió en heredera de alrededor de 230 millones de dólares. Entonces se radicó en Londres y dejó sus inversiones en manos del banquero judío-libanés Edmond Safra, y pronto se enamoraron perdidamente. Pero la familia de él no aprobaba la relación y terminaron separándose.

Para olvidarlo (aunque también para darle celos, dicen), en 1972 se casó en Acapulco con el financista marroquí-inglés Samuel Bendahan, pero duraron lo que un suspiro. El reencuentro con Safra no se hizo esperar. Se casaron en 1976 y a su enlace fueron desde Ronald y Nancy Reagan hasta el Aga Khan. A principios de los 80 se instalaron en Nueva York, y frecuentaban a Aristóteles Onassis, Mijail Baryshnikov y Frank Sinatra, entre otras figuras. El matrimonio duró veintitrés años, pero tuvo un final trágico: en 1999, uno de sus empleados inició fuego en una de las habitaciones de su casa en Mónaco y el incendio terminó con la vida del banquero. Ese dolor se sumó al de la pérdida de su hijo Claudio y su nieto de 3 años, que un año antes habían muerto en un accidente de auto.

Lily heredó una enorme fortuna y creó una fundación en su honor, haciendo generosísimas donaciones, por ejemplo, a proyectos de investigación contra la enfermedad de Parkinson y “otras afecciones cerebrales”. También heredó sus propiedades a lo largo y a lo ancho del mundo. Entre ellas, La Leopolda, un palacete en el sur de Francia construido por el rey Leopoldo de Bélgica, cuyo valor es de 700 millones de euros. Con once habitaciones, catorce baños, varias casas de invitados, helipuerto y hasta un búnker, fue escenario de varias películas, entre ellas, Para atrapar al ladrón, de Alfred Hitchcock.

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