Insólito. La princesa Aiko de Japón no recibió una tiara al cumplir los 20 años por falta de presupuesto

Según la costumbre, cuando las princesas japonesas cumplen 20 años reciben su propio aderezo de joyas. Sin embargo, no hubo una nueva tiara para Aiko, que el 1 de diciembre cumplió su mayoría de edad. En tiempos de pandemia y de crisis, quedó fuera del presupuesto la posibilidad de comprar una nueva –su valor ronda los 200 mil dólares–, por lo que, por primera vez en la historia, la hija de un emperador debió conformarse con una alhaja heredada.

El día de su fecha más especial, la princesa lo pasó con su familia y los festejos tampoco incluyeron un banquete en su honor ni la tradicional ceremonia del té. En tanto ayer, Aiko ofreció una ofrenda en los santuarios de sus antepasados, visitó a sus abuelos, los emperadores Akihito y Michiko, en su residencia de Takanawa, y recibió de manos de su padre, en el palacio imperial, el gran cordón de la Orden de la Preciosa Corona.

En esta ceremonia de investidura, se coronó por primera vez con una tiara, aunque no propia, sino heredada de su tía, la ex princesa Sayako, quien tuvo que abandonar la familia imperial en 2005 para casarse con el plebeyo Yoshiki Kuroda. Eso mismo le sucedió recientemente a su sobrina, Mako, que tras casarse con Kei Komur o, también tuvo que renunciar a todo y ahora, además, vive en Nueva York.

Así, Aiko rescató esta diadema que lleva guardada dieciséis años y desde ahora, y hasta el día de su boda, asumirá la agenda oficial como miembro de la familia imperial. Después, a menos que cambien las leyes –en Japón rige la Ley Sálica–, no podrá convertirse jamás en la primera emperatriz de Japón, tal como sueñan muchos: los herederos del trono del Crisantemo son su tío, el príncipe Fumihito, y su hijo, el príncipe Hisahito, primer varón nacido en la familia imperial de Japón en más de 41 años.

LA NACION

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