Cómplices, padre e hija posan juntos y hablan de la pasión compartida por la música, la vida familiar entre Buenos Aires y Los Ángeles y el sueño –de ella– de llegar a Hollywood

Ni “Volver a empezar”, “Todo a pulmón” o “Después de ti”. Aunque estamos en La Mano, el nuevo estudio de grabación que Alejandro Lerner (66) tiene en Parque Chas, la música de Taylor Swift, Ariana Grande y Brunos Mars invade la escena mientras Luna (13), la hija que Lerner tuvo con la cantante de jazz Marcela García Ibáñez (56) –también son papás de Thomas, de 8 años–, se prepara para la nota con ¡HOLA! Argentina. Orgulloso del camino que su heredera está transitando en el mundo artístico, el reconocido cantautor y compositor con más de cuarenta años de trayectoria prefiere hacerse a un costado en este encuentro y dejarla brillar.
–¿De chica querías seguir el camino artístico de tus padres?
Luna: Cuando me preguntaban qué me gustaría ser de grande siempre decía actriz, cantante, bailarina y modelo, todo lo que tuviera que ver con lo artístico. Lo tenía bien claro y, como soy muy terca, dije: “Tengo que hacerlo”. Me acuerdo que de chiquita era muy hincha, muy activa. [Se ríe]. Me la pasaba bailando y saltando arriba de los sillones y mis papás me pedían que me bajara. Todo el tiempo le mostraba a mi mamá las coreografías que hacía, me disfrazaba y ella me grababa. Siempre fui muy extrovertida, me maquillaba con los productos de juguete de La Valijita de Juliana y me sacaba fotos.
Alejandro: Recuerdo cuando estábamos en Los Ángeles, que pasábamos más tiempo allá, y Luna bailaba a mi alrededor mientras yo tocaba el piano. Con Marce veíamos que ya de chiquita era superactriz. Tenemos muchos videos de ella a los 2 o 3 años, donde ya mostraba sus ganas de estar frente a la cámara y hacer sus payasadas, igual que nosotros. Y, tal como me dijeron mis padres en su momento, le planteamos: “Si querés hacerlo, hagámoslo bien”.
–¿Ahí entra en juego la formación profesional?
Luna: Claro. En 2018, mientras caminábamos por un paseo de Los Ángeles llamado The Grove, se acercó a hablarme una chica vestida de negro que me dijo: “Parecés buena onda, linda, simpática, quiero que audiciones para entrar a The Playground, un colegio de actuación profesional donde vas a aprender un montón y vas a salir convertida en una estrella”. Yo no lo podía creer, les pedí a mis papás si podía audicionar y me dijeron que no porque teníamos que volver a la Argentina. Me largué a llorar, les decía: “Ustedes me pinchan los sueños, no quieren que sea feliz” [Se ríe]. En 2021, que vivimos un año en Los Ángeles durante la pandemia, fuimos al mismo lugar y apareció la misma chica, que me reconoció. Como nos íbamos a quedar un montón de tiempo me dejaron audicionar y quedé seleccionada.
–¿Cómo fue esa experiencia?
Luna: Fue muy linda. Iba todos los sábados y me acuerdo que el primer día tenía mucha vergüenza porque usaba aparatos en los dientes y estaba aprendiendo el idioma, y a veces mis compañeros no me entendían nada. Fueron seis meses en la escuela, todos los sábados, y era muy estricto, tenía que ir con libretos estudiados todas las semanas. Aprendí actuación para televisión y cine, y me enseñaron, por ejemplo, los ángulos de las cámaras y cómo estar en un comercial.
–Ahora estás estudiando en Otro Mundo, la escuela de Cris Morena.
Luna: ¡Sí! Para la audición usé un monólogo que grabé para un proyecto del colegio. Hice una escena de Stranger Things en la que le hacen bullying a Eleven [el personaje de Millie Bobby Brown] y le agregué fragmentos de la serie.
Alejandro: Eso le encantó a todo el equipo de Cris. Ella en lo personal nos dijo que estaban muy sorprendidos y entusiasmados con el talento de Luna, y por eso entró en el curso avanzado dentro de los que recién empiezan.
–¿Qué te gusta más: actuar, cantar o bailar?
Luna: Siento que la tengo más clara con la actuación y con el canto, y en el baile estoy mejorando.
Alejandro: Ir a Otro Mundo es de las actividades que más la entusiasman. Luna vive en una casa de artistas: la mamá canta jazz, canta conmigo en mis shows, y yo estoy todo el día tocando el piano. Lo que nosotros le podemos dar es el espacio para que busque y se encuentre en las actividades que quiere hacer y los sueños que quiere llevar adelante.
–¿Cuál es tu sueño profesional?
Luna: Me gustaría ser como Zendaya, que actúa, es modelo, canta y baila. Y ojalá pueda llegar a Hollywood como Anya Taylor-Joy, que tiene raíces argentinas.
–Fuera del ambiente artístico, ¿qué otras cosas te gustan?
Luna: Me encanta maquillarme e ir al shopping, a veces le digo a mamá de hacer window shopping [mirar vidrieras sin comprar]. Veo TikToks, películas, series y mucho YouTube. Me gusta mucho sacarme fotos y hacerme la modelo frente al espejo, y también hago muchos videoblogs. Pienso en cuando sea grande y pueda ver todo lo que grabo con mi celular. Me encanta jugar con mi perro Ringo.
Alejandro: Entre 2017 y 2020 hizo volteo, que es acrobacia a caballo. Imaginate para una niña tener el contacto con los caballos y aprender a cuidarlos, igual que a los perros; tiene que ver con esa sensibilidad que ella tiene.
–¿Cuándo te diste cuenta de que tu papá era uno de los artistas más famosos del país?
Luna: Yo siempre pensé que era algo normal. [Se ríe]. Mi papá y mi mamá me explicaron que nuestra vida es diferente y que capaz mucha gente va a creer que me gano las cosas porque soy “la hija de..” y no por lo que yo valgo, y que no me tengo que poner mal por eso.
Alejandro: Nosotros no explicamos tanto, pero sí creemos que los valores se transmiten de alguna manera a través de la educación y del ejemplo. Mis hijos ven el compromiso que papá y mamá tienen con su trabajo, con el amor, el agradecimiento. Uno también está aprendiendo a ser padre. Con Luna fuimos primerizos y hoy no tenemos el manual de Luna adolescente, teníamos otros manuales que ya caducaron. Tratamos de que ellos puedan entender lo que está bien y lo que está mal, y lo que nosotros creemos que está bien y mal.
–¿Qué cosas les gusta compartir en familia?
Luna: Nos gusta viajar un montón, jugar y hacer TikToks. Papá es muy gracioso y nos hacemos chistes. También me gusta jugar al fútbol con mi hermano, aunque yo soy dura y él me reta.
Alejandro: Cuando Luna está haciendo videos yo me meto...
–Viven entre giras y estadías en Los Ángeles…
Alejandro: Tenemos una vida que nos exige estar en Estados Unidos un tiempo, pero tratamos de que no pierdan el ritmo escolar. Tenemos un cuñado que a veces la ayuda con matemática o contratamos a una profesora particular. Por otro lado, nos gusta que vivan la experiencia de viajar y tener amigos en el mundo, que no haya límites para los afectos. Pueden tener a sus abuelos en Miramar, otros amigos en España y Estados Unidos y así es como vivimos. Luna creció durmiendo detrás de la batería de los escenarios. Sabe dormir en un micro, en un avión, en barco y auto. Estamos acostumbrados tanto a los hoteles de lujo como a los de una estrella.
–¿Tienen planeado algún proyecto juntos?
Alejandro: Por ahora queda todo en el ámbito familiar. Ella tiene una canción que se llama “Luna” y la compuse cuando ella estaba en la panza.
–¿Qué consejos les pedís a tus papás?
Luna: A veces les pregunto cómo ignorar a la gente cuando te tira abajo. Me desahogo con ellos, me hacen bien.
Peinado y maquillaje: Natalí Pomasoncco, para Sebastián Correa Estudio

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