Un espacio extenso puede destinarse al cultivo ya sea en el nivel del suelo o elevado, utilizando contenciones de madera o mampostería en un entorno de jardín o parque, o mediante cajones en una amplia terraza en plena ciudad
Pareciera que contar con un gran terreno para cultivar resuelve gran parte de los problemas que puede tener hacer una huerta exitosa. Y es cierto, pero no del todo. Porque son múltiples los factores a tener en cuenta y variadas las posibilidades sobre las cuales vamos a tener que tonar una decisión.
Las limitantes para la selección del cultivo serán la profundidad disponible, el tipo de suelo, las horas de sol, el régimen de lluvias (si no se cuenta con la posibilidad del riego artificial) y la región donde se sitúe.
Estudiados estos ítems, podremos determinar qué tipo de mantenimiento debemos ofrecer para el cuidado de las verduras y enfocarnos en el consumo familiar. Podrán combinarse verduras de raíz con aquellas de hoja, e incluso planear un pequeño invernáculo con cañas y plástico que nos posibilita adelantar cultivos.
1. Una huerta que recorre un extenso pasillo
Esta huerta se desarrolló en un corredor lateral de la casa, en toda su longitud. El limonero en primer plano la separa visualmente de la calle. Los canteros fueron contenidos en el nivel del suelo con durmientes en desuso y se incluyó una compostera donde depositar los restos de cocina, restos de césped y hojas secas trituradas del jardín.
Los vegetales estrella de esta huerta
Rúculas de las dos variedades; lechuga mantecosa, morada y criolla; radicchio, puerro, tomate, hinojo, brócoli y repollo conforman la gran variedad de verduras para que consuma la familia.
(La Juanita, Huerta en Casa)
2. La huerta en el medio de un parque ubicado en una sierra
Una huerta en un parque de sierra, compuesta por largos canteros que se fueron interrumpiendo para dejar caminos que los vinculan, de forma orgánica, contenidos por madera dura cepillada.
Se plantó una mezcla de aromáticas −orégano, romero, estragón, tomillo, salvia, curry−, que se intercalaron con las verduras para prevenir la presencia de plagas. Los tomates cherry, tomates redondos y tomates limachinos, apio, morrones y zapallos terminan de consolidar esta huerta de gran escala.
Los vegetales estrella de esta huerta
El tomate redondo se siembra en almácigo en primavera o directamente en octubre. Los plantines se repican cuando alcanzan 10 cm y no hay riesgo de heladas, separándolos a una distancia de 50 cm. Requiere suelos bien trabajados y tutores para su crecimiento. La cosecha se realiza cuando los frutos están rojos y turgentes.
Por otro lado, el orégano se siembra en primavera y se puede multiplicar mediante esquejes en verano o división de matas en otoño. Puede consumirse tanto fresco como seco, después de dejar las ramas hacia abajo, protegidas de la luz durante un tiempo.
3. La huerta en la selva de concreto
En un piso quinto, la terraza fue destinada completamente al cultivo en gran escala. Se trata de una huerta bien urbana realizada con cajones a diferentes alturas, para cubrir los requerimientos de consumo de la familia. El interior de los contenedores de madera se pintó con dos manos de pintura asfáltica para proteger la madera de la humedad del sustrato.
Lechuga, chaucha, arveja, brócoli, hinojo, puerro, repollo, kale, morrón, tomate, rúcula, especies aromáticas −orégano, tomillo, cebollín, albahaca− consolidan la huerta. Para proteger las verduras de hoja del sol del verano, se colocaron unos rollers de un género perforado que filtra los rayos solares y ofrece una sombra leve.
Los vegetales estrella de esta huerta
El hinojo se siembra directa en otoño, a 1 cm de profundidad y con 30 cm de separación. Si se siembra en almácigo, trasplantar a los 40-70 días a una distancia de 40 cm entre sí. Aplicar protección de paja alrededor de la planta; es exigente en riego en todo su desarrollo. Cosechar cuando la base tiene un tamaño de 5 cm ancho x 10 cm de altura.
La primera siembra de repollo en almácigo se puede hacer la última semana de febrero y la última, en julio. Si se siembra más tarde, los repollos de invierno no forman cabezas compactas. Precisan humedad constante. En verano, protegerla con media sombra. Luego de 30 a 40 días de la siembra, cosecharlos bien compactos, con un cuchillo debajo de sus hojas.
(Valeria Churba, Agricultura Urbana)
4. Una huerta en el campo
Esta huerta de gran escala fue delimitada con alambrado perimetral para protegerla de los animales del campo. Está enmarcada por damascos y abarca una amplia variedad de cultivos, como puerros, espinacas, acelgas, lechugas, tomates (con soportes de caña), maíz, cebollas, chauchas, habas, combinados con bulbos de dalias contra al alambrado.
Cuando disponemos de un gran sector para construir la huerta, es interesante intercalar canteros con flores de corte, para abastecer nuestros floreros y también para regalar.
El vegetal estrella de esta huerta
La espinaca se siembra directa todo el año, a 2 cm de profundidad y en líneas separadas por 20 cm entre sí. No tolera el calor y las altas temperaturas aceleran la floración. Cosechar las hojas más grandes de manera selectiva. Existe una variedad de espinaca de verano que se siembra en primavera, remojando previamente las semillas (24 horas antes de la siembra).
(Fabiana Schafer, paisajista)
Toda gran huerta requiere de un lugar protegido para acopiar las herramientas, hacer los almácigos y resguardarlos hasta la plantación definitiva. El armado de un invernadero luminoso y aireado puede realizarse de mampostería, chapa o madera.
El techo luminoso puede materializarse con chapas acanaladas traslúcidas, transparentes, nylon de 200 micrones, vidrio o policarbonato. Afuera, pero protegidos por un cerco que unifica todo el diseño de la huerta, los cultivos se desarrollan a sus anchas. Los zapallos encuentran su lugar en la extensa superficie.
Para cultivar zapallo, calabaza y zucchini se siembra a mediados de primavera, en hoyos de 2 cm de profundidad y a 1 metro de distancia entre sí. Necesitan suelos profundos, bien trabajados. Cuatro plantas son suficientes para el consumo de una familia tipo.
Se cosecha cuando el cabo que une el fruto con la planta está seco y el fruto tiene color lustroso e intenso.
Los vegetales estrella de esta huerta
El jardín de las aromáticas fue construido sobre un patio de ladrillos y los canteros fueron intercalados, con espacios para senderos. Se agruparon distintas clases de aromáticas, según el color y la textura y en base a su perennidad.
Los cultivos: mentas, cebollín, tomillo, estragón, curry, romero, albahaca italiana, salvia, ajenjo, melisa, mejorana, ruda.
La cosecha del cebollín o de cualquier especie aromática puede hacerse con un cuchillo o tijera bien afilada, cortando a ras del suelo. Se pueden consumir las hierbas frescas o secarlas, atadas boca abajo, en un sitio poco luminoso.
El alcaucil se multiplica por división de matas a fines de verano a otoño. Plantar a 70 cm entre sí. Requieren suelos muy nutritivos. No tolera exceso de riego. La cosecha es con cuchillo filoso, a comienzos de primavera.
Si se quiere tener frutillas en la huerta, se compran plantines o hacer gajos o estolones en primavera y plantar a 30 cm entre sí. Necesitan suelo fértil y elevado (tipo en bóveda) para que no se pudran los frutos, y riego abundante.
Puede cubrirse con paja la base para mantener las frutas limpias y prevenir ataque de hongos. Se cosechan cuando los frutos están bien rojos.
(Sarah Raven, sarahraven.com)