En cinco meses de obra y otros más de ambientación, este hogar en un clásico edificio de Av. Libertador se descontracturó para recibir a una madre con sus hijos pequeños.
El diseño era bueno y la calidad, mejor aún. Pero resultaba evidente que la llegada de una madre joven con dos hijos chicos a este departamento de los años 70 iba a exigir una renovación de los espacios. “Tenían la necesidad de vivir en ambientes amplios e integrados; en un lugar más moderno y luminoso”, cuenta la arquitecta Lori Raffo Magnasco, asociada al estudio Marcelo Nougues Arquitectos y quien estuvo a cargo de la reforma y el interiorismo.
"Hoy los espacios se aflojan y los clientes nos piden que hagamos desaparecer los límites que antes dividían las plantas en cubículos rígidos e independientes"
Arq. Lori Raffo Magnasco, asociada al estudio Nougues, a cargo de la reforma y el interiorismo
Se eliminó un vano que dividía el living y retardaba la llegada de la luz
En cinco meses de obra y otros más de ambientación, se eliminaron divisiones para que la luz y las vistas llegaran a cada rincón; el parquet se reemplazó por uno más claro, y las paredes se despojaron y pintaron neutras para relucir la joya de la dueña de casa: una extensa colección de cuadros de arte abstracto que tiñe de colores y descontractura un clásico edificio de Avenida del Libertador para recibir a esta familia de tres.
Debido al gran interés de la clienta por el arte, las paredes se dejaron planas para colgar los numerosos cuadros que forman parte de su colección.
Una cocina para estar
“El empapelado y las cortinas de pana hacen que la cocina parezca más un lugar de estar. Juega a ser una suerte de office, un espacio intermedio y cálido”.
Una suite ambientada para el descanso
“Generamos un espacio silencioso que dista mucho del living, más cargado y colorido”.
La decoración despojada y los colores pasteles llevan sensación de tranquilidad al dormitorio.