Hablamos con los fundadores de Equipo de Arquitectura sobre su obra y sobre las particularidades de la arquitectura paraguaya, que viene ganando notoriedad en los últimos años.
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“Siente la poesía del ladrillo”, decía el catálogo de la Bienal de Venecia de 2016 sobre el estudio Gabinete de Arquitectura, que ese año recibió un León de Oro por su participación. Esa descripción puede ampliarse a varios estudios paraguayos, que ganaron notoriedad en los últimos años revalorizando este primitivo y versátil material de construcción y también otros, como la tierra. Por algo el doctor en Arquitectura y escritor chileno José Luis Uribe describe a la arquitectura de ese país como “la más experimental que se está haciendo en el continente”.
Entre esos estudios se encuentra Equipo de Arquitectura, que dirigen Horacio Cherniavsky y Viviana Pozzoli, ganadores de diversos concursos y cuya práctica fue reconocida por medios internacionales como Architectural Digest y Wallpaper. En este intercambio con Living, la pareja de arquitectos comparte más sobre sus obras y sobre las particularidades de la construcción en el país vecino.
¿Cómo nace el estudio y qué lo caracteriza?
Horacio Cherniavsky (HC): Tenemos una historia rica en viajes e intereses, y crecimos profesionalmente juntos. Empezamos haciendo concursos y encargos de conocidos, y a través de esa mezcla fuimos creciendo: no como cantidad de personas, sino en experiencia. Vamos construyendo una visión. Más allá de buscar un lenguaje o una identidad, hacemos lo opuesto: probamos cosas distintas, tratando de no encasillarnos en una misma forma de hacer.
"Hay elementos recurrentes en nuestro trabajo: el contacto con la materia, darles el justo protagonismo a los materiales, el uso de la luz natural, el contacto con la vegetación y la naturaleza. Son criterios que se pueden manifestar de distintas formas."
Equipo de Arquitectura
La naturaleza aparece prominente en sus obras, ¿por qué?
Viviana Pozzoli (VP): En Paraguay, el jardín está muy presente en todas las casas, no importa el estrato social. Acá crece todo incontrolablemente y hay una increíble diversidad de plantas, hojas, colores, de y formas. Además, acá es un tema el calor: es lógico incorporar filtros, pieles, espacios intermedios para que haya ventilación cruzada, y vegetación para bajar la temperatura, porque al equipo de aire acondicionado más increíble que le pongas a tu casa no le va a dar el cuero.
HC: Puede existir una influencia inconsciente o cultural con respecto a las plantas, pero en el fondo ese contacto con la naturaleza tiene que ver con la relación que siempre tuvimos con el entorno natural. Una arquitectura despojada de la naturaleza viene a ser una abstracción que no nos interesa.
VP: Hay generaciones anteriores que se vieron muy influenciadas por el higienismo, lo estéril, la limpieza; son quienes quieren sacar el árbol porque ensucia. Por suerte, es algo que está cambiando con las nuevas generaciones, pero hay camino por recorrer. En nuestras obras tenemos respeto por las preexistencias y, si no existen, creamos nuevos ecosistemas dentro de ese terreno.
“Buscamos integrar el entorno natural existente con el artificio, lo construido. De esa manera transformamos ese entorno, pero potenciamos las preexistencias que lo caracterizan”.
HC: Siempre nos llamó la atención ese fondo de pantalla de un sistema operativo que tenía un césped y un cielo azul. Se llamaba bliss, que en inglés quiere decir “felicidad”. ¿La felicidad es nada? ¿Un monocultivo? En los últimos proyectos estuvimos trabajando con el estudio de paisajismo Primitivo, que incorpora plantas nativas que parecen yuyos, algo que uno vería en un baldío y cortaría sin remordimiento. Pero son plantas locales que no requieren de mantenimiento, son menos costosas y tienen impacto ambiental buenísimo, porque atraen insectos y recrean el ecosistema nativo.
“La arquitectura es un artificio, y ese artificio puede generar un impacto positivo en cuanto a esa regeneración medioambiental”.
¿Cómo ven a la arquitectura paraguaya?
HC: Si bien no puede huir de la influencia moderna o del modernismo, tiene un twist local. Esa manera de actuar tiene que ver con los recursos disponibles, tanto de mano de obra como de materia, con una respuesta al clima, que termina consolidando una imagen a los ojos extranjeros. Acá, todos los materiales industrializados son importados, y los usamos con mucha discreción. Eso lleva a que se dé una arquitectura más artesanal, donde la mano de obra genera un lenguaje distinto a una arquitectura que utiliza la alta tecnología como medio de producción. Por otro lado, por lo general son los proyectistas quienes construyen las obras, y eso da control y cierto espacio para la experimentación.
VP: Esa disponibilidad material, tecnológica y de mano de obra que parece limitada, al final lo que hace es movernos a profundizar, variar o innovar dentro de estas mismas reglas. Entonces empiezan a salir novedades de vuelta, por más que sea el mismo ladrillo, la misma mano de obra, la misma tecnología.
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