Un proyecto innovador: Gastón Soffritti cuenta cómo se anima a entrar en casas de desconocidos
El actor cosecha millones de reproducciones en las redes sociales con un formato propio y autogestivo
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Tiene 31 años y una carrera artística que supera las dos décadas. Precoz, desarrolló siempre sus pasiones de acuerdo a algunas pulsiones intuitivas. Gastón Soffritti sabe pilotear su propio camino. Lo hizo siendo casi un niño cuando, con decisión, comenzó a timonear su derrotero como actor.
Desde el año pasado, ese deseo por el hacer lo llevó a generar un espacio propio que difunde en sus cuentas de Instagram y Tik Tok, donde fusiona su pasión por la gastronomía y su devoción sibarita por los sabores exquisitos y populares. Con buena impronta de reality, recorre las calles y se sumerge en universos muy particulares para elaborar recetas de cocina con mano propia. El cordón de una vereda, los claustros de una universidad o los andamios de una obra en construcción pueden oficiarle de escenografía.
En paralelo, Crasheando cocinas le permite adentrarse en la intimidad de las casas de personas anónimas y, husmeando en alacenas y heladeras irrumpir en las mesadas con lo que su creatividad culinaria propone “con lo que hay”.

Desde el año pasado, cuando estrenó su primera cápsula audiovisual, las propuestas se convirtieron en un fenómeno visualizado por millones de personas. Muchos de sus seguidores son aquellos mismos que lo conocieron cuando, con tan solo siete años, integró el elenco de la tira Yago, pasión morena.
A esa historia le siguieron títulos no menos exitosos como Rincón de luz, Floricienta y Chiquititas, de la factoría Cris Morena. Luego llegaría la posibilidad de doblar a uno de los personajes de Los increíbles, una producción de Disney y, en 2007, el suceso de Patito feo, la tira juvenil que se posicionó fuerte no solo en Argentina, sino en destacados mercados de Latinoamérica, Europa y Asia.
Nunca se detuvo. Y, al hacer artístico, alguna vez le sumó locales gastronómicos propios. Las hornallas lo convocaron tanto como las cámaras y el escenario.
-¿Cómo nació tu vínculo con la actividad culinaria?
-Vengo de una familia de cocineros. Mi mamá -que manejó una empresa de catering- y mi hermana, son chefs, y mi papá, que no lo es, cocina muy bien. Todo nació con mis abuelos que tuvieron mercados, así que siempre me relacioné con el mundo de la comida. Me crie en una familia muy “tana” y mis dos apellidos remiten a recetas. “Soffritti” o “sofrito” es el fondo de cocción y “Romero”, el apellido materno, es una especia. Todo tiene que ver, le doy mucha bolilla a eso.
-Un destino.
-En lo personal, siempre me llamó la atención poder preparar una receta. Tuve un paso por MasterChef Celebrity y, el año pasado, con una buena base de seguidores, empecé a pensar en darle una vuelta a lo digital y, como la ficción dejó de ser lo que era antes, me pareció que era una buena idea mostrarme cómo era realmente y no esconderme detrás de un personaje. Por otra parte, las redes también son un negocio y a mí siempre me gustó lo empresarial, así que combiné todo eso para el nacimiento del nuevo proyecto.

-Los formatos tienen un ADN muy particular.
-En principio, la idea fue acercarse a la gente en la calle, pero era algo que no me terminaba de conformar hasta que apareció la pieza que faltaba y que tenía que ver con lo gastronómico. Probamos con una idea que trajo mi socia y, ya en los primeros cuatro videos, la repercusión fue muy alta, estimulante. El primer video lo subimos el 24 de abril del año pasado a las seis de la tarde y, a las nueve de la noche, ya tenía cuatrocientas mil reproducciones; al otro día, superaba el millón.
-¿Cuál fue el pico de visualizaciones?
-En marzo de este año llegamos a más de once millones de reproducciones de un solo video.
-¿Cuántas cápsulas llevás grabadas?
-Alrededor de doscientas, contando las que hacemos en las calles y las que se producen cuando nos metemos en las casas.
-También grabás en el exterior.
-El primer viaje fue a Uruguay y luego nos fuimos al interior de nuestro país. Este año, recorrimos Colombia y España, donde pegó muy fuerte Patito feo y aún se nos recuerda. Marcó a una generación. En Europa me paró gente de Italia y de Albania mencionándome el programa.
-¿Cuál es la repercusión de los videos en el exterior?
-En España metimos un video que superó los cinco millones de reproducciones, un delirio. La idea es generar revuelo en los diferentes lugares.
-Ese número de visualizaciones, ¿implica una fuente de ingresos importante?
-A diferencia de Europa o Estados Unidos, en nuestro país y en Latinoamérica, Instagram y Tik Tok no pagan por las visualizaciones de este tipo de contenidos. Si viviese en Europa o Estados Unidos me iría muy bien.
-¿Cómo compensás esa falta de ingresos?
-Como en muchas ficciones, incorporé de manera orgánica la aparición de marcas en las historias que contamos, dando lugar a un nuevo negocio. Podría decir que hoy tengo una productora, aún con muy poca gente trabajando detrás.

-Tomás el término “crasheo” como disparador.
-Tenemos dos formatos en torno a eso, uno en casas y otro en la calle.
-¿Cómo logran ingresar a los domicilios particulares de personas anónimas?
-Ese fue el formato original. Básicamente, se trata de cruzarse con alguien y proponerle ir a cocinar a su casa con lo que tiene en su heladera o en sus alacenas. Uno nunca sabe para dónde pueden salir las balas. Tuvimos mucha suerte y nos hemos cruzado con gente con muy buena onda y bien predispuesta. La regla básica es que yo no conozca a nadie de los que me voy cruzando, tiene que ser sorpresivo para mí.
-El argentino tiene mucha experiencia en preparar una receta “con lo que hay”.
-Somos muy “mañosos”. Algunos elementos están en casi todas las heladeras.
-¿Por ejemplo?
-Huevo, papa y cebolla. Es una buena base. Tenemos mucho training y en dos minutos decidimos qué hacer.
-¿Cuál fue la casa que más te sorprendió y por qué?
-En España, una chica que vivía con sus padres, tenía dos heladeras, algo inusual. Había tantos productos que podíamos hacer de todo. En otro caso, solo encontré jamón, queso, huevo y pan.
-Hiciste un omelette.
-Preparé un sándwich y lo tiré en una sartén con huevo para embeberlo y luego lo rocié con queso rallado.
-¿Qué sucede en la calle?
-Hay un trabajito detrás para elegir bien a las personas y los lugares donde vamos a cocinar. Le tengo mucho cariño a lo que sucede en los espacios públicos, hay otro tipo de riesgos. Es un formato más social, la idea es meterse en lugares más difíciles como un cuartel de bomberos o una obra en construcción. También recuerdo cuando charlamos con un chico que hacía poco había comenzado a trabajar como barrendero y tenía miedo que su jefe lo retara por haber parado unos minutos a charlar conmigo.
-¿Cómo resolvieron la situación?
-Él siguió trabajando y yo le preparé el almuerzo en el cordón de la vereda.
-¿Qué preparaste en la obra en construcción?
-Un pollo al disco, con fuego en el piso, para doce obreros.

-¿No te llamaron de ninguna señal televisiva de aire para traspolar el formato?
-Alguna vez hubo una charla con Telefe, pero, lo que no se debe perder es la impronta de la sorpresa, porque perdería la magia. De todos modos, no sé si a nivel comercial me convendría tanto.
-Comenzaste a grabar con un teléfono, ¿cuál fue el último adelanto técnico?
-Hace poco agregué una camarita que se lleva en el cuerpo, va pegada en el pecho o en una gorra, se puede meter en cualquier lado y te hace unos planos que son un delirio. Se la puede meter debajo del agua o, incluso, dentro de una olla y te permite ver cosas diferentes.
-¿Vivís solo?
-Estoy en pareja, pero vivo solo.
-¿Te cocinás?
-Sí, cocino un montón, me gusta, es una terapia, me relaja. También me gusta mucho hacerlo para amigos.
-¿Cuál es la “especialidad de la casa”?
-Creo que lo que mejor hago son los risottos, tengo buena mano para el arroz. También me salen muy bien las salsas para las pastas. Y hago una pizza de masamadre, que tarda tres días en prepararse, que está muy buena.
-En un momento tan complejo para la ficción, ¿cómo continúa tu carrera como actor?
-Trato de no separar una actividad de la otra. La diferencia es que lo que hago lo produzco yo y sale por mi propio canal. Ahora las marcas me llaman a mí para publicitar en mi proyecto. Es muy desafiante generar contenidos y hacer tres o cuatro videos por semana; de todos modos, también me encanta trabajar en una película o una serie.
-¿Algún proyecto concreto?
-En agosto se estrenará Homo Argentum, la película de Mariano Cohn y Gastón Duprat que protagoniza Guillermo Francella. Además, en septiembre, lanzaré un libro, editado por Planeta, que tiene que ver con mi vida y un hecho puntual que me sucedió a los veinte años, cuando grababa Graduados, y padecí ataques de pánico dentro de una crisis existencial. El libro, que se llamará Vos sí que no tenés problemas, toma ese hecho como punto de partida. Voy a contar el back de mi vida desde un lugar muy despojado, me voy a exponer, es muy sanador. Hago terapia hace mucho, pero escribir el libro fue catártico.
-¿Se viene el restó propio?
-Vengo de una familia de comerciantes, tuve dos hamburgueserías, y creo que lo próximo tendrá que ver con llevar la comida a la casa de la gente.
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