Cada vez más vinos argentinos adquieren valor de reventa en el mercado local e internacional
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No caben debajo del colchón, pero son una gran inversión. Hay un puñado de vinos argentinos de alta gama que hoy tientan a coleccionistas locales e internacionales que pueden darse el lujo de inmovilizar unos cuántos miles de pesos a la sombra de alguna cava con condiciones adecuadas de temperatura y humedad. Pero no cualquier vino de precio alto reúne los requisitos de un “vino de colección”. Hay parámetros que permiten augurar que el vino atravesará años o décadas con dignidad, y que - más importante aun- cuando salgan de la cava tendrá un valor de reventa que justifique no haberlo descorchado.
Para hacerla fácil a todos aquellos que no son expertos en la materia y que prefieren dejarse guiar por una mirada experta, la prestigiosa revista de vinos norteamericana Vinous publicó recientemente un artículo del crítico argentino Joaquín Hidalgo que reseña los 15 mejores vinos argentinos “de colección”, dando lugar a una lista en la que todos sus integrantes constituyen hoy una gran inversión.
Pero, primero, ¿qué es un vino de colección? “Es un vino que envejece bien, tiene un valor de reventa y que además tiene un potencial de crecimiento de su precio en el tiempo”, resume Joaquín Hidalgo, que precisa cuáles son los factores en los que se asienta ese valor: reputación, identidad, escasez y precio. Los dos últimos elementos son fáciles de explicar: los coleccionistas tienden a comprar vinos de los que hay un número pequeño o al menos limitado de botellas (por el tamaño del viñedo del que provienen, por ejemplo), y que tienen un precio alto en el mercado.
En cuanto a la reputación, esto es algo que se construye. “Está asociado al prestigio del productor, la capacidad de sostenerlo en el tiempo y las añadas que respaldan ese trabajo -explica Hidalgo-. En general, los productores de vinos singulares adquieren más rápidamente esta reputación. La ecuación de un gran vino con elevados puntajes de la crítica internacional (como los que hoy reciben algunos vinos argentinos), un único viñedo y la suma de los años parece la más probada. De hecho, es lo que buscan los comerciantes de este tipo de vinos. Es el modo de construcción de los vinos de Burdeos (Francia)”.
Petrús, Cheval Blanc, Château Lafite Rothschild... ¿les suenan? Todos vinos ícono de bodegas que llevan cientos de años construyendo reputación en torno a sus viñedos y sus vinos, y que los coleccionistas se desviven por sumar a sus cavas. De todos ellos, Petrús es el caso más claro: es un viñedo de un solo productor que produce una sola etiqueta. De ahí que el precio de una botella de Petrus ronde habitualmente los 50.000 euros; incluso el Petrus 2000 apodado Cuvée de l’espace, tras haber estado 14 meses en órbita en el espacio, hoy tiene un valor de 830.000 euros, por lo que es considerado el vino más caro del mundo
Pero quedemosnos en la tierra. El otro factor que debe reunir un vino coleccionable es identidad: “Puede haber sutiles cambios. Puede darse que las añadas se marquen entre los diferentes años de la vida de un vino. Y puede darse incluso que cambien las etiquetas. Pero a la hora de construir un vino de colección lo que permanece es más importante que lo que se renueva”, explica Hidalgo, y agrega: “Es un mundo conservador, es verdad, pero sólo así se consolida una tradición y una reputación”.
Potencial de guarda
Puede resultar el factor más obvio: si vamos a coleccionar un vino, este debería garantizarnos que cuando un eventual nuevo comprador lo descorche (si es que lo hace, ya que algunos vinos pasan de mano en mano casi indefinidamente, incrementando su valor con el tiempo) el vino esté vivo. Pero, ¿cómo “garantiza” uno ese potencial de guarda? “Existe cierto consenso técnico en el mundo acerca de que uno de los factores que permiten un buen envejecimiento en el vino es la acidez -responde Hidalgo-. Otro, acerca de que el potencial redox y los polifenoles son parte clara de esa ecuación. Y un tercer consenso en torno al balance entre alcohol y acidez. Estos tres factores se conjugan hoy en los buenos terroirs de altura, cuyo manejo se ha afinado en los últimos años a niveles de ejecución precisa”.
Pero, teorías aparte, hay algo hoy que muchos grandes vinos argentinos pueden exhibir, y son muchas cosechas guardadas que hoy, al ser descorchadas, despejan dudas sobre su potencial de guarda. “La mayoría de los vinos en mi reporte cuentan con verticales de entre 10 y 20 años que demuestran la sostenibilidad en el tiempo No son botellas paracaidistas que entran al mercado y salen del juego”, agrega el crítico de vino.
Los 15 grandes
Explicado el tema de la guarda y de cómo se construye el valor de un “vino coleccionable”, pasamos a la lista publicada en la revista Vinous. Los 15 vinos se listan ordenados por el puntaje que han obtenido (sobre un máximo de 100 puntos), mencionando el nombre del vino, el de la bodega y su precio en dólares en el mercado norteamericano.
- Adrianna Vineyard River Stone Malbec 2019 (97 pts.) Catena Zapata, USD 190
- Noemía Malbec 2019 (97 pts.) Bodega Noemía, USD 110
- Cobos Malbec 2018 (97 pts.) Viña Cobos, USD 100
- Gran Enemigo Single Vineyard El Cepillo Cabernet Franc 2017 (97 pts.) El Enemigo Wines, USD 100
- Adrianna Vineyard Mundus Bacillus Terrae Malbec 2017 (96 pts.) Catena Zapata, USD 350
- Volturno 2019 (96 pts.) Viña Cobos, USD 230
- Finca Los Membrillos Cabernet Sauvignon 2018 (96 pts.) Zuccardi Valle de Uco, USD 125
- Cheval des Andes 2018 (96 pts.) Cheval des Andes, USD 100
- Nicolás Catena Zapata 2016 (96 pts.) Catena Zapata, USD 125
- Achaval Ferrer Finca Altamira Malbec 2018 (95 pts.) Achaval Ferrer, USD 130
- Finca Piedra Infinita Malbec 2018 (95 pts.) Zuccardi Valle de Uco, USD 125
- Iscay Malbec-Cabernet Franc 2018 (95 pts.) Bodega Trapiche, USD 70
- Alto 2017 (95 pts) Alta Vista, USD 93
- Achaval Ferrer Finca Bella Vista Malbec 2018 (94 pts.) Achaval Ferrer, USD 130
- Enzo Bianchi Gran Corte 2018 (93 pts.) Bodegas Bianchi, U$S 49