El último día del desafío es más introspectivo: sugiere hacer un repaso de los seis pasos anteriores y sentirse orgulloso de haber podido estrechar lazos y sentirse mejor; cultivar las relaciones es tan importante como otros hábitos saludables

Llegó el séptimo y último día del Reto de la felicidad. Felicitaciones por los esfuerzos para cuidar tu salud emocional, psicológica y física construyendo y fortaleciendo tus relaciones. Evaluaste tu universo social, realizaste una llamada de ocho minutos (o dos), charlaste con alguien que no conocías, expresaste tu agradecimiento, te pusiste en contacto con gente del trabajo y apuntaste planes en tu calendario. (Si te perdiste algún día, no hay problema. Puedes leer las entregas anteriores y luego hacerlas a tu ritmo).
Al emprender este reto junto a ti, me comprometí a dar prioridad a mis relaciones y a considerarlas un componente vital de mi salud general. Al igual que priorizo el ejercicio o el sueño, he comprendido que mis relaciones requieren dedicación.
Ahora que tenemos las herramientas para mejorar nuestra “aptitud social”, empieza el trabajo de mantenerla. Llamé a Bob Waldinger, profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard y coautor de The Good Life, que creó este reto conmigo y otros expertos, para que me diera tres consejos rápidos para el año que empieza.
1. Fijar objetivos concretos para las relaciones este año
Waldinger aconsejó comprometerse para lograr que el fortalecimiento de los vínculos sea una práctica continua. “Sé realista”, dijo. “¿Podrías hacer algo pequeño varias veces a la semana para fomentar las relaciones, como enviar un mensaje de texto o un correo electrónico a alguien para saludar? ¿Tu objetivo podría ser reunirte con un amigo una vez a la semana?”. Empieza poco a poco y ve subiendo de nivel a medida que el tiempo te lo permita.
Shasta Nelson, autora de Frientimacy: How to Deepen Friendships for Lifelong Health and Happiness, sugiere hacer una lista de las personas con las que quieres sentirte más unido dentro de un año. Tener este recordatorio físico te ayudará a buscar oportunidades para conectar con ellas a lo largo del año.
Nelson añadió que es útil emplear esa misma especificidad a la hora de hacer planes. Sustituye invitaciones vagas como “Deberíamos vernos uno de estos días” por “¿Qué tal el martes?”.

2. Comprometerse con la constancia
“Es difícil”, dice Nelson, “pero reconoce que no te acercarás a la gente a menos que interactúes con ellos de forma constante. Si no participas en algo en lo que ves a las mismas personas con regularidad, como un club de lectura o la iglesia, tienes que establecer esa regularidad y hacer que suceda. Eso implica programar, contactar e iniciar”. Las relaciones con las personas que anotaste en ese pedazo de papel no avanzarán, añadió, “si no encuentras formas de tener más experiencias y conversaciones compartidas”.
Me obsesiona un dato que mencionó Waldinger: una y otra vez, a lo largo de la vida de los participantes en el Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard, vio cómo las amistades se deterioraban por culpa de la negligencia.
Según Waldinger, dedicar tiempo y energía a las relaciones es fundamental para el bienestar. “La frecuencia y la calidad del contacto con otras personas son dos importantes predictores de la felicidad”, afirmó.
Waldinger telefonea todos los viernes al coautor de The Good Life, Marc Schulz, amigo desde hace 30 años. “Hablamos mucho de nuestras investigaciones, pero también de nuestras familias, nuestros viajes y todo tipo de cosas, y yo lo atesoro y lo espero con impaciencia”, afirma.
He decidido centrarme en mis relaciones cada sábado y hacer planes concretos con otros para la semana que viene. El otro día me puse en contacto con una amistad a quien hacía años que no veía, y fijamos una cita telefónica de ocho minutos para el miércoles y planes para ir a cenar dos semanas después.
3. El ritual es clave
Una forma fácil de mantener el hábito es transformar incluso las actividades mundanas en rituales. Cassie Holmes, profesora de la Escuela Anderson de Administración de la UCLA y autora de Happier Hour: How to Beat Distraction, Expand Your Time, and Focus on What Matters Most, afirma que su investigación demostró que “entre algunas personas, las experiencias ordinarias con los seres queridos en la mesa de la cocina producen tanta felicidad como experiencias extraordinarias como esas vacaciones que se hacen una vez en la vida”.
Según Holmes, un estímulo para priorizar estos momentos ordinarios con los demás es convertirlos en rutina y rebautizarlos como rituales. Ponles un nombre, como la “cita del café de los jueves por la mañana” que ella tiene con su hija.
Si tienes familia cerca, Waldinger sugiere empezar nuevas tradiciones o consolidar las antiguas con ellos. Pueden probar juntos un restaurante nuevo y barato cada mes, ver películas en el jardín si el tiempo lo permite o celebrar una noche de trivial en familia.
En los últimos años, en mi familia ampliada ha surgido una tradición en la que todos nos reunimos en una casa para ayudar a hacer una tarea odiada, y a menudo pospuesta, a cambio de una comida. Recientemente, la tarea consistía en recoger piedras del jardín de mis padres, que siempre habían enfurecido a mi padre al dañar su máquina de cortar el pasto. Éramos una decena, así que la tarea se llevó a cabo rápidamente y con buen humor. Al final, nos recompensaron con pollo y bizcochos.

De los archivos de la amistad: tus comentarios sobre el reto
Hoy resaltamos algunas de nuestras respuestas favoritas al reto de personas que han tendido la mano a alguien esta semana o que ya habían hecho este tipo de cosas antes.
“Me puse en contacto con la jefa de mi tropa Brownie [de los Scouts] después de 45 años. (Tardé un poco en encontrarla, incluso con Google) Estaba encantada de que la hubiera contactado y me envió una linda carta”. — Amy M. Vansen, Dearborn, Míchigan.
“Me emocioné inesperadamente hasta las lágrimas cuando le leía el Reto de la Felicidad de hoy a mi esposo cuando tomábamos café esta mañana. Pensé: ‘Debo estar sola, esto me ha abierto el corazón’. Así que llamé a mi mejor amigo, Jeff, que vive en Nueva Jersey. Jeff y yo trabajamos juntos como actores profesionales de teatro musical durante años, y nuestra amistad ha prevalecido por encima de carreras y kilómetros y de mis distintos esposos. La llamada sucedió mientras él se dirigía a la tienda de ventanas a comprar unas para la remodelación que está haciendo -ahora es diseñador de interiores-, así que teníamos nuestro límite de tiempo establecido. Me di cuenta de que no me importa tanto lo que decimos, sino el sonido y la cadencia de su barítono familiar y precioso que me hace sonreír y me llena”. — Alexana Ryer, Eaton, Colorado.
“Tengo un muy buen amigo que siempre está ocupado y le cuesta encontrar tiempo libre para hablar. Pero cuando le envié un mensaje preguntándole cuándo tendría ocho minutos para hablar esta semana, me respondió inmediatamente. Mantuvimos una conversación muy agradable y, al cabo de nueve minutos, le pedí disculpas por haberme pasado de tiempo. Dijo que me denunciaría al Times”. — Ben Sofer, Jerusalén.
“Tengo 68 años y mi matrimonio de 46 está llegando a su fin. Hasta hoy, en mis esfuerzos por hacer frente a esta pérdida y seguir siendo padre de nuestros siete hijos adultos, he adoptado el enfoque del ‘guerrero solitario’: ‘Yo puedo con esto. Sé lo que tengo que hacer’. El reto de la llamada de ocho minutos me abrió los ojos a la pérdida auto infligida que estaba sufriendo por no haber contactado en estos últimos meses a Bill, mi amigo desde hace 30 años. Bill me conoce por dentro y por fuera, y me ha precedido en esta difícil transición en su propia vida. Después de leer el diario esta mañana temprano, le envié un mensaje de texto y programamos una llamada telefónica para esta tarde, probablemente nuestra primera conversación directa desde la muerte de su madre hace dos años. La charla fue todo lo que podía esperar. Rompimos el límite de ocho minutos y desde entonces hemos intercambiado mensajes varias veces. Estoy convencido”. — Scott Reed, Virginia Beach, Virginia.
“Esta fue la respuesta de mi hermana a su elogio en vida: ‘Vaya, me he quedado sin palabras. Bueno, quizá no. Gracias por reconocer las cosas que he hecho; no ha sido nada difícil. Eres fácil de querer’”— Debbie Rivard, Peachtree City, Georgia.
“Esta misma semana volví a mi antiguo trabajo para estar con mis amigos. Lo dejé hace un año por un sueldo mayor, sabiendo que extrañaría a mis colegas, pero un año sin amigos del trabajo me dejó insatisfecha y sola. Estoy increíblemente agradecida por haber podido volver a casa”. — Hannah Esper, Lafayette, Colorado.
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