Abuso sexual: condenaron a 20 años de prisión al docente que le enviaba fotos íntimas a sus alumnos de una escuela de Villa Devoto
La causa se había iniciado en 2020 con la denuncia de una madre que había descubierto las imágenes en el teléfono celular de su hijo
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Adrián Rowek, un maestro de una escuela primaria de Villa Devoto juzgado por haberle enviado fotos obscenas a alumnos que cursaban su clase y por abuso sexual, entre otros delitos, fue condenado a la pena de 20 de prisión. Fue inhabilitado, además, en forma perpetua para el ejercicio de la docencia con estudiantes menores.
Así lo resolvieron los jueces penales, contravencionales y de faltas porteños Natalia Ohman, Gabriela Zangaro y Ricardo Baldomar, según informaron a LA NACION fuentes judiciales.
La fiscal Daniela Dupuy, funcionaria que conduce la Unidad Fiscal Especializada en Delitos y Contravenciones Informáticas de la Ciudad (Ufedyci) y representante del Ministerio Público en el debate, había solicitado la pena de 40 años de prisión por considerar culpable a Rowek de los delitos de Grooming (acoso de parte de un adulto a niños, niñas y adolescentes a través de Internet), corrupción de menores y abuso sexual agravado por el vínculo.
La investigación comenzó en mayo de 2020, en plena pandemia de Covid-19, cuando la madre de un niño de 12 años, estudiante de una escuela de Villa Devoto, hizo una grave denuncia contra el profesor de Lenguas de su hijo. En la presentación aportó chats con archivos con fotos obscenas que el docente le enviaba a su alumno.
Según un comunicado del Ministerio Público Fiscal porteño, al momento de ser detenido, el docente trabajaba en la Escuela Primaria Común N° 23 Abel Ayerza, situada en Salvador María del Carril 3650, en Villa Devoto.
Tras la presentación y las pruebas aportadas por la denunciante, la Ufedyci solicitó una orden de allanamiento y la detención del docente, que esta tarde fue condenado a 20 años de prisión.
Rowek fue detenido en su casa Villa Real a principios de mayo 2020. Cuando el personal del Cuerpo de Investigadores Judiciales allanó la propiedad, encontró al docente, un profesor de Lengua, en la cama con un alumno de 14 años.
“Consideramos que los hechos que integraron la acusación contra Rowek, de 50 años, traídos a conocimiento de este tribunal, se encuentran probados. En efecto, durante el juicio quedó demostrado que el imputado era un maestro de escuela primaria muy bien valorado por las familias y respetado dentro de la comunidad educativa en la que se desenvolvió durante los diez años previos a su detención. Fue así que, valiéndose de su condición de docente y de la confianza que las familias habían depositado en él para cuidar y orientar a sus hijos, cometió distintos delitos contra la integridad sexual de ocho niños y adolescentes de entre 12 y 15 años edad que eran sus alumnos o lo habían sido entre sexto y séptimo grado de la escuela primaria”, según una resumen de la sentencia, a la que tuvo acceso LA NACION.
El tribunal, presidido por la jueza Ohman, comenzó el juicio el 31 de marzo pasado. Hoy dieron a conocer la sentencia. Según la parte resolutiva, los magistrados rechazaron el pedido de nulidad presentado por la defensa de Rowek y encontraron culpable al docente de los delitos de abuso sexual de una persona menor de 16 años mediante aprovechamiento de su inmadurez, captación sexual infantil por medios electrónicos en concurso ideal con el delito de suministro de material pornográfico a menores de edad y tenencia de material de abuso sexual infantil.
“Para lograr su cometido, Rowek, conocido por los docentes, familiares y alumnos como Pipi, iniciaba con cada víctima un trato particular que él iba construyendo, profundizando, a largo del tiempo y a través del cual lograba evitar resistencias, pactar secretos y complicidades. Iba convocando a esos niños que estaban ingresando en la adolescencia, bajo el ropaje de la contención y compartir un lenguaje en común, a participar de actividades sexuales, sin que ellos pudieran comprender su intencionalidad en función del dato determinante de su edad, del vínculo desigual y asimétrico cronológicamente entre Rowek y sus víctimas. Lo consideraban un referente: un profesor que con quien podían hablar de todo, que los escuchaba. En algunos casos lo concebían como una entidad paterna”, se afirmó en la sentencia.
El atroz accionar del maestro quedó reflejado en palabras de los jueces: “Las interferencias en el desarrollo de la vida sexual de los adolescentes se fueron perpetrando en la medida que él iba introduciendo información y actividades sexuales que no eran solicitadas ni demandada por ellos, generando conductas socialmente perturbadoras respecto de la integridad sexual. Los comportamientos consistieron en la imposición y provocación de comunicaciones a través de las redes sociales de alto tenor sexual por parte de Rowek, preguntas insistentes sobre la sexualidad que ellos tenían, envío y exhibición de material pornográfico, incluso fotos de sus propios genitales y eyaculando”.
Contexto solapado de juego
Según los jueces, las actividades delictivas del maestro se prolongaron “durante varios años”. Los magistrados afirmaron: “En un contexto solapado de juego o de aparente contención, porque en rigor no había interacción, sino dominio y sometimiento, los estimulaba mediante la exhibición de pornografía y conversaciones de índole sexual para que se desnudaran y se masturbaran delante de él, a veces proporcionándoles masturbadores y en ocasiones para que lo hicieran junto con él. En uno de los casos, siempre con el marcado aprovechamiento de su posición de superioridad y con la consabida pronunciada diferencia de edad entre él y el adolescente, condicionando el libre consentimiento de la víctima, llegó a mantener relaciones sexuales”.
Para definir la pena, los jueces tuvieron en cuenta “como circunstancias y características especialmente graves que los hechos se empezaron a urdirse mientras él era maestro de las víctimas en la escuela y en algunos casos esto sucedió desde 2015 hasta el momento de su detención”
Y, los jueces también explicaron: “Tuvimos en cuenta la pluralidad de víctimas, ocho niños afectados, la mayor intensidad de afectación dado por el nivel de confianza que había entablado con las familias, lo que implicaba naturalmente que los padres y madres no adoptaran ninguna precaución, porque no veían necesidad de hacerlo, y el rol relevante que tenía dentro del colegio como maestro para la comunidad educativa lo que propiciaba el vínculo de la confianza entre el autor y las víctimas. Además, consideramos para la extensión del daño que los delitos se cometieron sobre víctimas especialmente frágiles y vulnerables, provocando la afectación de su salud integral, abarcando varias dimensiones psicofísicas, sociales y familiares. Asimismo, la proyección del daño se verificó marcadamente dentro de los ámbitos de las familias de cada niño y adolescente”.
Más allá de los ocho denuncias que se tomaron en cuenta para este juicio, fueron 21 las víctimas que se presentaron ante la fiscalía, pero la Justicia consideró que los restantes damnificados solo podían dar su testimonio en el juicio, sin formar parte del proceso, ya que sus casos se consideraron prescriptos.
El tribunal aceptó el pedido de la fiscalía para que Rowek siga en prisión, aunque la sentencia aún no este firme.
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