Exclusivo para hombres. Una policía de la Ciudad entró de noche a nadar en la pileta de la sede porteña del Jockey Club

La sede de una institución centenaria fue escenario de un incidente poco habitual y con ribetes llamativos. A mediados del mes pasado, con la complicidad del sereno que cumplía funciones en la noche, tres mujeres ingresaron en la sede del Jockey Club, en Recoleta, y se metieron en la pileta de uso exclusivo para los socios de la entidad, uno de los clubes más tradicionales de la ciudad, que únicamente tiene hombres entre sus asociados.

Hubo otro detalle que llamó la atención: una de las mujeres que utilizó las instalaciones de forma furtiva era la uniformada de la Policía de la Ciudad asignada a la vigilancia de la zona adyacente al Jockey Club, situado en Alvear 1345.

Según relataron a LA NACION importantes referentes de la entidad, las mujeres ingresaron en las instalaciones por el acceso al estacionamiento situado sobre la calle Cerrito. El responsable de la vigilancia del turno noche habría sido el responsable de franquear el ingreso de las tres mujeres que, luego de pasar por el vestuario, llegaron a la pileta y se arrojaron al agua en ropa interior.

Además de facilitar el ingreso de las intrusas, el empleado asignado a la custodia nocturna de las instalaciones se quitó el uniforme de trabajo y se arrojó a la pileta con las tres mujeres.

A partir del momento en que las autoridades de la entidad tomaron conocimiento del incidente, dispusieron la desvinculación del empleado de vigilancia, que es casado y con dos hijos, y le abonaron la indemnización correspondiente, según explicaron.

Con respecto al incidente, los responsables de la entidad no radicaron ninguna denuncia. Tampoco hubo un llamado de alerta al número de emergencias 911.

No obstante, uno de los responsables del Ministerio de Seguridad porteño indicó que la mujer policía que participó en el hecho será sometida a un sumario administrativo con el objetivo de determinar si en el momento en que ingresó de forma irregular en el club –con el acceso supuestamente habilitado por la persona que en ese momento estaba a cargo de custodia nocturna– estaba de servicio.