Confirman que a la mujer muerta durante un robo en un colectivo la baleó un policía
El peritaje balístico confirmó el adelanto de los estudios planimétricos que ya habían dado un vuelco en la investigación del asesinato de Sandra Rivas, la mujer de 46 años que el 27 de diciembre pasado murió a bordo de un colectivo, baleada durante un asalto. Según los exámenes criminalísticos, el disparo mortal salió del arma de un agente de la Policía de la Ciudad que viajaba en el micro y no por los delincuentes, como se informó inicialmente.
De los elementos recolectados en la escena del hecho y de los dos peritajes que ya constan en la causa se desprende que no hubo enfrentamiento armado dentro del vehículo sino que el único que disparó, al menos cinco veces, fue el agente Lucas Santillán, que tiene 19 años y hacía pocos días había egresado de la escuela de formación de la Policía de la Ciudad. Fuentes judiciales consultadas por LA NACIÓN descartaron, así, que la muerte se hubiese producido en el contexto de un enfrentamiento armado entre el policía (que estaba franco de servicio y viajaba como pasajero) y los dos delincuentes que habían subido a robar al transporte.
El fiscal Andrés Devoto, de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIJ) N° 1 de Esteban Echeverría, citará al agente Santillán a prestar declaración como imputado, eventualmente por el delito de homicidio culposo, se informó.
Este giro del caso pone en el foco de discusión el nuevo protocolo de uso de armas por parte de las fuerzas de seguridad instaurado por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, enmarcado en la doctrina Chocobar, que impone menos restricciones y justifica en más casos la utilización de la fuerza letal para reprimir o prevenir delitos en situaciones que antes estaban vedadas.
Mientras que organizaciones civiles que ya se habían opuesto al protocolo opinan que la resolución alentada por Bullrich seguramente influyó en la decisión del agente de intervenir y disparar dentro del colectivo, en el Ministerio de Justicia y Seguridad porteño sostuvieron que "es muy difícil medir la situación".
"Nos vamos a ceñir a lo que dictamine la Justicia. El agente tiene la defensa jurídica por parte de la Ciudad y por sobre todas las cosas no nos podemos olvidar que hay un inocente que ha fallecido. Si esto fue por una mala actuación del policía y se lo procesa empezaremos con las diferentes medidas de control interno para apartarlo" del cargo, dijo a LA NACION Marcelo D'Alessandro, secretario de Seguridad porteño. Preventivamente, Santillán fue excluido de las tareas operativas y cumple labores administrativas en la fuerza, informó.
El jefe político de la Policía de la Ciudad agregó: "Hay que ver exactamente cómo fue la situación, cuánta amenaza percibió. Hay que ver qué evaluó el oficial" para decidir tirar. Sobre la situación actual de Santillán dentro de la fuerza, D'Alessandro aclaró: "Ahora no está en funciones operativas; no podemos prejuzgarlo todavía. Está libre, no presenta peligro de fuga. Por qué voy a violar su derecho de defensa. Si se demuestra que fue como indicarían los peritajes tomaremos las sanciones. Ahora, adelantarse a eso, no".
Manuel Tufro, coordinador del equipo de Seguridad Democrática y Violencia Institucional del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), dijo a LA NACION: "Hay un déficit bastante grande en la capacidad de los policías de analizar en qué momento intervenir y si esa intervención podría empeorar la situación, como fue el caso de Santillán".
Agregó: "La intervención en este caso habría sido mala aunque la bala hubiera salido del arma del delincuente. Porque en ese caso la respuesta del policía hubiese generado un tiroteo dentro de un colectivo y transformado una situación de robo en una suerte de trampa mortal".
Es ese sentido, analizó: "La formación policial hace hincapié en herir y en el uso del arma como primera respuesta. Las instituciones no tendrían que reivindicar ese tipo acciones temerarias. En este caso, porque mató a una mujer lo van a repudiar, pero quizá si hubiese matado a un ladrón habría sido reivindicado como un héroe. Lo interesante sería ver cómo desde la formación, en el instituto porteño, que está bien armado, se va a utilizar este caso para la capacitación de los futuros policías".
María del Carmen Verdú, directora de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), sostuvo: "El fusilamiento de Sandra Rivas es un ejemplo ?de manual' de cómo funciona la política represiva estatal y su correlato necesario en los medios hegemónicos con la cooptación de consenso para reprimir. No fue un caso atípico. En nuestro archivo tenemos compendiados centenares de hechos de este tipo".
Trayectoria fatal
El giro en la pesquisa había sido revelado el domingo pasado por el diario Página 12 y confirmado el lunes a LA NACION por fuentes judiciales. Los voceros detallaron que el jueves 27 de diciembre dos delincuentes subieron al interno 83 de la línea 338 en Camino de Cintura y Cacique Telomian Condie, en Transradio.
Al menos uno estaba armado. Le ordenaron al chofer que cerrara las puertas del micro, que iba lleno. Uno de los asaltantes se quedó junto al conductor y el otro se concentró en robarles a los pasajeros. Según precisaron fuentes de la investigación, cuando el ladrón llegó a la tercera hilera de la izquierda, donde estaba ubicada Rivas, se escuchó un "alto, policía" desde el fondo del micro. Era la voz del oficial Santillán. Y los disparos comenzaron a tronar entre los pasajeros.
En un primer momento, y sobre la base del testimonio de una pasajera, los investigadores supusieron que el ladrón le había disparado a Rivas a quemarropa. Pero el peritaje perimétrico reveló que el proyectil que mató a la mujer había salido desde el lugar donde estaba Santillán. El proyectil, según precisó el estudio criminalístico, cruzó en diagonal, atravesó el apoyacabeza, entró por la nuca y salió por la nariz de la víctima. El proyectil homicida terminó dentro de la cartera de la hija de Rivas, que iba sentada a su lado, en el asiento de la ventanilla.
Hieren a un oficial en parque chacabuco
Un oficial de la Policía de la Ciudad fue gravemente herido de un tiro en el abdomen por delincuentes que intentaron robarle el auto cuando esperaba el relevo al finalizar su horario de servicio en el barrio porteño de Parque Chacabuco. El hecho ocurrió anoche a las 21.30, cuando el oficial primero Isaías Correa, que revista en la Comisaría Vecinal 7-B, esperaba en su auto particular estacionado en Albarracín al 1800, entre Saraza y Zañartu. Tras balearlo en el abdomen, los delincuentes escaparon con el arma reglamentaria del efectivo, que fue trasladado en un patrullero al Hospital Churruca, donde ingresó en gravísimo estado con una lesión en la arteria aorta y una perforación intestinal.
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