Crimen en Almagro: detuvieron a “Camila”, la falsa clienta que “entregó” al financista asesinado de un tiro en el pecho

Era la tercera vez que Walter Molina visitaba el departamento C del décimo piso de un edificio situado en la avenida Díaz Vélez al 3700, en Almagro. Por eso no sospechó nada. Una joven a la que había conocido como Camila le había dicho que necesitaba vender unos 20.000 dólares, aproximadamente 4 millones de pesos, según la cotización del dólar blue en ese momento. Concertaron la cita para el 21 de noviembre pasado. Por cuestiones de seguridad, el financista, de 34 años, le pidió a su clienta hacer la operación en dos veces. Pero estaba por caer en una trampa: la cita era parte de un plan criminal para robarle el dinero al cambista. Él, cuando lo advirtió, se habría resistido. Fue asesinado de un tiro en el pecho. Casi cuatro meses después del homicidio fueron detenidas dos sospechosas, entre ellas, la mujer que se hacía llamar Camila y se había ganado la confianza de la víctima. Ahora, los investigadores buscan a un prófugo.

Según informaron a LA NACION fuentes policiales y judiciales, el fiscal Marcelo Munilla Lacasa, a cargo de la investigación, y detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad lograron identificar a las sospechosas después de analizar una serie de pruebas, tales como los mensajes entre la falsa Camila (su verdadera identidad no se difunde por pedido de la Justicia) y la víctima, filmaciones del Sistema Integral de Seguridad Pública porteño y la activación de las antenas de teléfonos celulares que ubicaron en la escena del homicidio a los partícipes del plan criminal.

“Queremos que se haga Justicia, que la Justicia pueda terminar su trabajo y que detengan a todas las personas responsables del homicidio de Walter”, dijo a la agencia de noticias Télam María Belén Pérez, pareja de la víctima.

Otra prueba compromete a Camila. Un peritaje concluyó que existen 90% de probabilidades de que sea su voz la que se escucha en mensajes que recibió la víctima antes de ser asesinada, según informaron fuentes con acceso al expediente.

Las sospechosas, de 30 y 34 años, fueron detenidas en allanamientos hechos en Caballito y Palermo. En los procedimientos, de los que participó personal de la División de Operaciones Especiales Metropolitana (DOEM) de la Policía de la Ciudad, fueron secuestrados cinco teléfonos celulares, un Peugeot 208 -el vehículo en el que se habrían ido de la escena del crimen los autores del hecho- siete carteras, 800 dólares y varias tarjetas SIM para instalar en aparatos móviles.

Confianza

“Camila, como se hacía llamar una de las sospechosas, se ganó la confianza de la víctima. El contacto telefónico de Molina lo consiguió por Instagram, donde publicaba su servicio de operaciones de compra y venta de dólares. Después se comunicaron por WhatsApp”, explicó un detective del caso.

Fue así como Camila y Molina concretaron una cita para hacer una primera operación. El encuentro se hizo en el mismo departamento de Almagro donde, el 21 de noviembre pasado, la víctima sería ejecutada.

“En la primera operación, Camila le vendió entre 1500 y 2000 dólares. Evidentemente, era la primera parte del plan criminal: ganarse la confianza de Molina como clienta”, dijo una de las fuentes consultadas.

Poco después, Camila se volvió a comunicar con el cambista para hacer otra venta de dólares. La falsa clienta “volvió a jugar de local” en el departamento de Almagro. El plan de los delincuentes continuaba sin contratiempos.

El financista no sospechó nada cuando la joven que se hacía llamar Camila se comunicó otra vez con él. Necesitaba vender más dólares, muchos más que la vez anterior: 20.000.

“Molina aceptó la operación. Solo puso como condición hacerla en dos veces por una cuestión de seguridad y para no ir a Almagro con todos los pesos [unos cuatro millones] en su auto”, sostuvo un investigador.

La cita mortal fue el viernes 21 de noviembre, a la tarde. Molina llegó en su auto, un Chevrolet Sonic, que dejó estacionado a 30 metros del edificio donde se encontró con Camila.

La puerta del edificio solo se abre con una llave con códigos que registran a los propietarios o inquilinos que la usan. Molina subió al décimo piso con el dinero para comprar los dólares que iba a vender su clienta.

No hubo transacción. En el departamento C del décimo piso hubo un crimen. Molina fue golpeado y ejecutado de un balazo en el pecho. El asesino utilizó una pistola calibre nueve milímetros. Los investigadores sospechan que intentó resistirse.

El departamento estaba prácticamente vacío: solo contaba con un sillón y una heladera. En uno de los bolsillos del pantalón de la víctima se encontraron 34.000 pesos y 100 dólares. En el auto de Molina había otros $98.000 y un teléfono celular.

“La resolución de este caso demuestra nuevamente el trabajo en conjunto de las diversas áreas de la Policía de la Ciudad. Hemos alcanzado, luego de cinco años, una integración que nos permite actuar de forma rápida y eficiente. La inversión en formación, capacitación y recursos tecnológicos nos está brindando no solo excelentes resultados en la merma de los delitos, sino también en las tareas investigativas. Este caso es un claro ejemplo: los responsables ya están presos”, sostuvo a LA NACION el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro.

Fuentes judiciales explicaron a LA NACION que una de las carteras secuestradas en el allanamiento en Palermo es similar a una que aparecía en una de las fotografías que le mandó Camila a la víctima mientras chateaban para arreglar los encuentros por las operaciones de compra y venta de dólares.

“El sospechoso que está prófugo es pareja de una de las mujeres detenidas los últimos días”, sostuvo un vocero de la investigación.

En los próximos días, el juez en lo criminal y correccional porteño Fernando Caunedo deberá definir la situación procesal de las dos sospechosas detenidas.