El Gobierno debió retroceder en su intento de aislar a De la Sota
Cristina Kirchner había dado la orden de no atender el pedido de ayuda; ante la repercusión del caso, anunció el envío de tropas; igual, criticaron al gobernador
Desde muy temprano, el gobierno de Cristina Kirchner apostó a dejar en soledad al gobernador José Manuel de la Sota frente a la crisis de saqueos generalizados y la protesta policial por mejoras salariales en Córdoba.
Le denegó primero el envío de la Gendarmería Nacional, pese a que la ley obliga a la Nación a asistir a los distritos en estos casos, y luego anunció el traslado de 2000 gendarmes, al advertir el costo político. Pero suspendió el envío cuando se supo del acuerdo salarial entre el gobierno y la policía cordobesa. Igual, todos los funcionarios nacionales aprovecharon la crisis para descalificar a De la Sota, que respondió a los ataques.
Así, el clima quedó enrarecido para el encuentro que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, confirmó que tendrá con De la Sota el martes próximo para conversar sobre la agenda entre la Nación y Córdoba.
La orden de desoír el pedido del gobernador cordobés fue de la Presidenta, desde Olivos, según admitieron a LA NACION fuentes del oficialismo. Puso así en incómoda posición a Capitanich, que debió denegar el pedido ante la prensa.
El jefe del Gabinete había sido en los últimos días la cara visible de un supuesto cambio de estilo de la Casa Rosada, más proclive al diálogo y al consenso con la oposición, estrategia que desde ayer quedó en duda.
En el Aeroparque, Capitanich convocó a los medios y antes de viajar a Paraguay, por orden de Olivos, señaló, visiblemente incómodo, que "el conflicto policial es salarial y excluyente y exclusivo de la provincia". Agregó que se haría "un monitoreo en tiempo real" para evaluar si enviaría fuerzas uniformadas y negó haber recibido un pedido o llamado de De la Sota. Pero el gobernador, para acreditar su pedido, exhibió una carta con la solicitud, llamadas telefónicas no respondidas y hasta recurrió a Twitter para reclamar ayuda.
La ley de seguridad interior 24.059 obliga a la Nación, en sus artículos 23 y 24, a asistir a las provincias con las fuerzas de seguridad federales en situaciones de conmoción interior "cuando estén en peligro la vida y los bienes de los ciudadanos" y faculta a los gobernadores a solicitarlas.
"No hay ningún llamado en mi teléfono", dijo Capitanich, lo que desató la condena de todas las fuerzas opositoras e incluso de la Iglesia. Sonó extraño el tono de dureza que le aplicó a De la Sota, porque anteanoche el mismo Capitanich se había mostrado afable y abierto al diálogo, al acordar una agenda de obras con el jefe del gobierno porteño, Mauricio Macri, también opositor.
El episodio de los gendarmes dejó al descubierto dos cosas. Primero, el cambio de estrategia, más abierto al diálogo, no se verifica para todos los casos y pareciera una especulación política del Gobierno tras la derrota electoral del 27 de octubre último. Luego, Cristina parece más dispuesta a dar mejor trato a Macri, opositor, que a los potenciales candidatos presidenciales del propio peronismo, como De la Sota, Daniel Scioli y Sergio Massa, que en caso de llegar a la presidencia en 2015 podrían arrebatarle el control del PJ.
Advertida del error legal y del costo político, la Presidenta envió la contraorden. Sólo unos minutos después del rechazo de Capitanich a enviar efectivos a Córdoba, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, anunció que iría a Córdoba "un equipo antitumulto integrado por 2000 gendarmes" y "no menos de 150 patrulleros, con equipamiento".
Pero cuando De la Sota anunció el acuerdo, Berni desactivó el envío y culpó al gobernador. Dijo que era "un papelón lo de De la Sota". "Es una payasada. Un tuit a las cuatro y media de la mañana es inviable, no puede suplir una comunicación formal. Hay responsabilidades institucionales que asumir a la hora de actuar", dijo Berni al canal de noticias C5N.
Por la noche, allegados al gobernador opinaron que el Gobierno podría haber enviado a los gendarmes desde un principio y luego capitalizar el acuerdo salarial criticando a De la Sota. Pero prefirió la confrontación política.
Cruces detrás del conflicto
- Jorge Capitanich - Jefe de Gabinete nacional
"Que cada uno se haga cargo de su responsabilidad. Es muy fácil gobernar transfiriendo responsabilidad a otros. [La seguridad] compete al gobierno de la provincia de Córdoba" - José M. de la Sota - Gobernador de Córdoba
"@CFKArgentina le agradecemos el anuncio de enviar 2000 gendarmes. Hacían falta anoche. Hoy el conflicto está resuelto"
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