Los siete presos murieron por inhalar monóxido de carbono
Lo determinaron los forenses tras las autopsias; los reclusos sobrevivientes declararán a partir de hoy como testigos
Los siete presos muertos el jueves tras una pelea e incendio en la comisaría 1» de Pergamino perecieron por inhalación de monóxido de carbono y sofocación a raíz de la presencia de fuego. Así lo revelaron las autopsias realizadas el sábado a la tarde en la morgue judicial de Junín. Los cuerpos fueron entregados a sus familias y ayer se realizaron los velatorios.
Fuentes del caso precisaron que algunos cuerpos presentaban quemaduras en cara, brazos y piernas por la gran exposición al calor, pero que ninguno tenía golpes, tal como habían denunciado familiares de algunas de las víctimas.
Se pudo establecer que la quema de colchones en el sector de calabozos elevó la temperatura a unos 500 grados, lo que incluso provocó el hundimiento de barrotes.
Los informes de los peritos fueron entregados al fiscal de Pergamino, Nelson Mastorchio, que el sábado realizó una nueva inspección ocular en la seccional situada en Dorrego 654, acompañado por jefes de la policía bonaerense, fuerza que fue inhibida de participar en la causa pues se investiga su responsabilidad en el hecho.
Durante el fin de semana declararon los bomberos que concurrieron a apagar el incendio para que aportaran datos sobre cómo hallaron los cuerpos y en qué condiciones estaban los calabozos.
Sobre los 12 reclusos que sobrevivieron al siniestro, uno quedó internado en el hospital de Pergamino, otro fue liberado y los restantes fueron trasladados a la Unidad Penal 49 de Junín y se les tomará declaración como testigos hoy.
El desastre se produjo el jueves a la tarde luego de que dos presos con antecedentes conflictivos intramuros iniciaron una pelea que derivó en una quema de colchones y el posterior incendio en la zona de calabozos.
Una vez controlado el incendio, los bomberos hallaron muertos a Sergio Filiberto, Federico Perrota, Alan Córdoba, Franco Pizarro, John Mario Chillito Claros -colombiano-, Juan Carlos Cabrera y Fernando Emanuel Latorre.
La Dirección de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense desafectó el mismo día del hecho al oficial de servicio, subayudante Alexis Miguel Eva, y al imaginaria de calabozos, sargento César Brian Carrizo, que estaban de guardia.
Los familiares de los presos fallecidos denunciaron que varios de los detenidos les enviaban mensajes advirtiéndoles que morirían si no se los rescataba rápidamente y acusaron a la policía de no haber actuado para ayudarlos a salir de los calabozos.
"Mamá bení [sic] rápido que nos matan la policía", le escribió Alan Córdoba, uno de los reclusos que perdió la vida, a su madre, según la propia mujer mostró a la prensa.
La del jueves fue la mayor tragedia en una comisaría bonaerense. A nivel de unidades penitenciarias, el peor caso ocurrió en el penal de Magdalena, en octubre de 2005, con 33 reclusos muertos.
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