Narcos. Clan Lapad: la historia de una familia dividida entre la política y el tráfico de droga
En la provincia de Salta, el hermano de un senador peronista y de una funcionaria provincial dirigía un grupo criminal que ingresó al país; según las escuchas, sus familiares le habían advertido que los federales lo investigaban, pero igual cayó preso
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“Cuidate porque los tíos dicen que estás en la cuerda floja y que la brigada te anda investigando”. Ese fue el mensaje que recibió Sergio -antes de caer- de parte de su propio padre, Juan Lapad, acusado y condenado por dirigir un peligroso grupo de al menos 11 narcotraficantes que ingresaban drogas al país a través de la frontera norte, por Salta y Formosa, según se desprende de información oficial a la que accedió LA NACION, en el marco de la reciente condena contra tres criminales de la banda.
Ocurre que la familia Lapad ha quedado partida en dos luego de una incautación de casi 30 kilos de droga que provenían de la localidad de Morillo, ubicada cerca de la frontera con Paraguay. Así, por un lado, están los traficantes, quienes quedaron detenidos junto con un grupo de criminales que trabajaban para ellos. La semana pasada, en la más reciente condena para miembros del clan, el Tribunal Oral Federal N°1 ordenó penas de hasta siente años de cárcel para tres traficantes integrantes de esta banda, llamados Enzo Arias, Teodoro Arias y Ramón Jesús Cortez; se los acusó por “el delito de transporte de estupefacientes agravado por el número de intervinientes, en calidad de coautores”.
Por otro lado, salpicados por el escándalo aunque no acusados por la Justicia se encuentran Mashur Lapad, peronista y vicepresidente del Senado de Salta, y Mirta Lapad, quien tiene un alto cargo en en el Ministerio Público Fiscal de la provincia. Su hermano Juan y su sobrino Sergio son los líderes del grupo narco. Que además operaban en actividades criminales, justamente, en el departamento de Rivadavia Norte, donde -según explicó una fuente consultada- el senador Mashur Lapad “está enquistado en el poder” hace al menos 25 años.
Sobre ambos funcionarios, quienes tienen acceso al expediente son muy prudentes, y evitan relacionarlos discursivamente con vínculos directos a los narcos. Aunque, sin embargo, en los detalles de las escuchas -confirman los investigadores- no hay menciones directas, pero sí indicios de que el grupo ingresaba cargas de droga al país, y se movía, por motivos que deberán ser terminados, con cierta sensación de impunidad. De hecho, en una incautación contra el clan realizada en julio de 2019, los transportistas de la droga -al caer- llamaron a Juan Lapad para decirle que “vaya a solucionar” el problema.
El titular de la Unidad Salta del Ministerio Público Fiscal de la Nación (MPF), a cargo del expediente de la causa de Sergio y Juan Lapad, Eduardo Villalba, dijo a LA NACION: “Este es un expendiente en el que, como pocas veces ocurre, pudimos obtener una radiografía completa de la droga que ingresa por la extensa frontera de Salta. La marihuana venía de Paraguay y tenía como destino las bocas de expendio. En el traslado de los estupefacientes intervinieron al menos once personas, cada uno con un trabajo determinado. Tenían un sistema de postas para acercar la droga hacia la ciudad de Salta capital”.
Se trató de una investigación realizada en conjunto con especialistas de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) del MPF, ubicada en Buenos Aires y dirigida por el fiscal Diego Iglesias. En al menos 25 páginas de escuchas telefónicas, se confirman los movimientos y el trabajo dividido por células del grupo narco en una zona aislada de los montes de frontera. El objetivo final era abastecer de droga los búnkeres de Salta, una ciudad Al respecto, agregó el fiscal Villalba: “El trabajo de Gendarmería Nacional fue en el terreno, donde no podían ser advertida su presencia; también con escuchas telefónicas. Llegamos a saber quién era el jefe de esta organización. Quedó probado que el grupo contrataba pasadores que por necesidad se ven obligados a trasladar la carga, y que no tienen conocimiento de los miembros del clan”.
En el entorno de Mirta Lapad, del Ministerio Público de Salta, aseguran que el tema de esta causa es “muy relevante”, y lo siguen de cerca. Mientras que en el Senado, una alta fuente confirmó a este diario que el tema parece no tener un impacto real: “Es un caso que no le importa a nadie. Los Lapad son perejiles de un sistema”. Este último dato, aunque breve, cristaliza y da cuenta del estado de avanzada de los carteles del narcotráfico internacional en los organismos estatales de las provincias de frontera, confirmado poco tiempo atrás, justamente por el jefe de los fiscales provinciales, Abel Cornejo, luego de una denuncia realizada por este diario; en esa investigación se daba cuenta de la fuerte presencia de grupos organizados en Salta, con pistas de aterrizaje clandestinas, y contactos dentro de la justicia y la policía.
Respecto del ingreso de cocaína y marihuana a través de la frontera norte, el desborde de la violencia de grupos vinculados al microtráfico o al transporte de grandes cargas ha dado síntomas preocupantes en Salta. Por uno de ellos, tambíen informado en una extensa serie de crónicas de LA NACION, los funcionarios encuentran un nuevo campo de preocupación: las cárceles, donde aumentaron los casos de criminales condenados que coordinan envíos de drogas desde cárceles del norte hacia otras provincias, o países. Un segundo dato es indicador claro: los Lapad fueron denunciados anónimamente por potenciales transportes de droga, lo que significa que alguien quería voltear sus operaciones. Según datos judiciales, antes de caer, el grupo había ejecutado otro traslado de cien kilos de droga, que es investigado en Jujuy.
No se trata de la primera familia de Salta que en su interior alberga a políticos y narcos. Esto ya ocurrió reiteradamente durante los últimos quince años, en los casos del diputado provincial Ernesto Aparicio, del concejal Luis Cifre, y también del concejal Gerónimo, este último condenado recientemente a 14 años de cárcel por traficar 267 kilos de cocaína. Respecto de estos casos que involucran a su hermano y a su sobrino, el senador Lapad intenta diferenciarse desde que los hechos tomaron estado público. Hizo un descargo tiempo atrás, y dijo a la prensa local: “No tengo nada que esconder porque siempre actué con transparencia, por eso quiero que siga la investigación, para que se encuentre la verdad. Este es un tema gravísimo que nos ocupa, y duele mucho que un familiar esté involucrado; nunca vamos a avalar este tipo de cosas. Toda la sociedad de Rivadavia sabe quién soy yo”.
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