Narcos, secuestro y misterio. Qué se sabe del empresario desaparecido hace 42 días y que era investigado por contrabando
Los investigadores sacaron una decisiva conclusión: la disputa entre el abogado Uriburu y Tallone tiene que ver con un robo de cocaína y dólares
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La intensa búsqueda de Gastón Tallone, un empresario portuario de Entre Ríos que desapareció hace 42 días en un vehículo en la zona de Abasto, entre los barrios porteños de Almagro y Balvanera continúa, mientras avanza la investigación contra dos detenidos en una causa en la que se mezcla el narcotráfico, lavado de dinero y venganza.
El 8 de julio el hombre, quien era investigado en una causa por lavado de dinero, fue secuestrado en cercanías a un hotel y, pese a que su familia pagó un rescate, Tallone todavía no fue hallado: “Devuelvan la droga y los 500 mil dólares que se robó”, decía el llamado que recibieron después de pagar un primer rescate.
Hasta el momento hay dos detenidos y procesados en la causa que investiga la Unidad Fiscal Especializada en Criminalidad Organizada y con el paso de los días se incrementa la hipótesis de que fue asesinado en el marco de una venganza. Esto se debe a que, primero, los familiares pagaron el rescate, pero no fue hallado, sumado a que en una casa de Benavídez, donde habría estado secuestrado, encontraron ADN del empresario.
Lucio de la Rosa, abogado de la familia, explicó que la denuncia sobre el paradero de Tallone la hizo su hijo el 12 de julio: “Al día siguiente lo citaron para ampliar paradero y ahí recibe un mensaje extorsivo diciéndole que su padre estaba privado de la libertad y le exigían una suma de dinero”.
Para los investigadores, la hipótesis es que el empresario tenía una deuda, lo secuestran hasta que paguen y luego lo matan igual como mensaje a otros lavadores de dinero.
Hasta el momento hay dos detenidos, uno es Juan Carlos Miró, quien tenía vínculos y negocios con Tallone. Durante la investigación se determinó que “actuó como entregador y también participó en el cobro del rescate”.
El otro capturado es José Alberto Tomás Uriburu, abogado, quien realizó el llamado extorsivo a la familia y es el dueño de la casa en Benavídez donde Tallone estuvo privado de su libertad.
Asimismo, mientras avanza la investigación, las autoridades creen que la banda Los Monos y grupo narco extranjero Los Meyendorff también están vinculados al caso.
El vínculo con uno de los Juliá
Algunas semanas antes, la víctima del secuestro había aparecido en las noticias de la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay por una denuncia de recepción en 2021 de pagos de extorsiones en la zona portuaria.
Esa presentación la realizó el abogado José Alberto Tomás Uriburu, autodefinido en el escrito como dueño de la empresa Terminal Puerto Concepción del Uruguay, que mencionó a Tellone como uno de los hombres que cobraba el dinero exigido en dólares a nombre, supuestamente, del por entonces administrador del Ente Autárquico Puerto Concepción del Uruguay a cambio de no obstaculizar el movimiento en esas terminales y de facilitar la compra agresiva de una empresa al “armar una mochila de juicios” a sus anteriores dueños. Desde ese testimonio expuesto del 26 de abril pasado, Uriburu pasó de denunciante de corrupción a imputado por el rapto de Tellone.
La fiscal Josefina Minata, de Concepción del Uruguay, y el fiscal Santiago Marquevich, de la Unidad Fiscal Especializada en Crimen Organizado (Ufeco) intentan determinar que pasó con Tellone, cuya familia presuntamente pagó un rescate de más de US$65.000 sin que la víctima apareciera. Y la historia tiene ramificaciones que ponen en juego a varios de los nombres más conocidos del narcotráfico local.
Tellone estaba bajo investigación por lavado de dinero. Y su entorno también estaba en el radar judicial. Por eso la Justicia encontró enseguida pistas, es que la mayoría de los teléfonos ya estaban intervenidos en otras causas. Entre ellos, el de Gustavo Adolfo Juliá, que cumplió una condena de 13 años de prisión en España por el contrabando de 944 kilos de cocaína en el caso conocido como Narcojet.
En la desgrabación y análisis de esas escuchas trabajaba personal de la Prefectura Naval cuando notaron que en los registros de tres días antes se hablaba sobre el secuestro de Tellone. El punto de partida es que se trató de un ajuste de cuentas interno. Incluso la víctima gestionó el pago de su propio rescate, aunque no fue liberado. Tellone cayó en una trampa generada por uno de sus hombres de confianza: Juan Carlos Miró. Es uno de los procesados por el juez federal de Concepción del Uruguay, Pablo Seró, que tiene el expediente por secuestro doblemente agravado por el cobro del rescate y la participación de más de tres personas.
Los investigadores sacaron una decisiva conclusión: la disputa entre el abogado Uriburu y Tallone tiene que ver con un robo de cocaína y dólares. Los mensajes que allegados a la víctima recibieron varios días después del pago del rescate mencionaban “deudas” que oscilaban entre los US$300.000 y US$500.000.
LA NACIONTemas
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