“Si voy preso, te mato”: una mujer acosada y amenazada por su ex teme por su vida y pide protección
El hombre está en prisión preventiva por 60 días, acusado de haber incendiado su auto; ella afirma que su vida y la de sus hijos corre riesgo si lo dejan en libertad
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Romina González afirma que vive una verdadera pesadilla desde hace una década, y que esa situación se agravó en los últimos cuatro años. Residente en Santa Rosa, La Pampa, madre de un adolescente y una niña, jura que radicó varias denuncias por violencia de género contra su expareja, de 55. Él ahora está detenido, pero su prisión preventiva cesará el mes próximo: y ella teme que, una vez en libertad, concrete su amenaza: matarla.
Hace un mes, el 7 de septiembre, el hombre, identificado como Eduardo Watson, fue detenido y quedó alojado en una Alcaídía, como único sospechoso de un grave atentado contra el auto que la mujer acababa de comprar y con el cual Romina, de 34 años, llevaba a sus hijos al colegio.
El incendio intencional de su auto Chevrolet Corsa —según consignaron los peritajes de bomberos— con destrucción total fue el corolario de una seguidilla de ataques de los que la mujer afirma haber sido víctima durante más de una década, desde que inició el vínculo sentimental con el hombre que ahora la acosa y la amenaza. Denunció esos hechos ante la Fiscalía de Delitos por Violencia Familiar y de Género de Santa Rosa. Pero Romina asevera que “no pasa nada”. Y teme terminar muerta.
“Quiero que siga detenido hasta que llegue un juez que lo condene, y que la condena sea efectiva y ejemplar. Si ahora, en 30 días, queda en libertad, yo esta vez no la cuento, y mi hija tampoco, porque me amenazó muchas veces. Yo lo conozco más que nadie y ya nos lo prometió: ‘Si caigo preso por vos, cuando salgo te mato’, me dijo”, contó la propia denunciante a LA NACION.
El abogado de la joven, Nicolás Casagrande Lorences, comenzó a representarla recientemente y oficia de querellante en la causa. En relación con el incendio del vehículo, afirma que las pruebas de que el siniestro fue cometido por el imputado, Eduardo “Toti” Watson, son contundentes. Por eso pidió el cambio de carátula de “incendio con riesgo de muerte” a “homicidio doblemente agravado en grado de tentativa”.
“El imputado estuvo tres años con tobillera electrónica. En este momento está detenido con prisión preventiva, pero por 60 días. Queremos que siga en esa condición y vamos a hacer todo lo posible para que reciba una condena ejemplar”, expresó el letrado, quien confirmó que hay testigos que lo vieron “saltar la tapia” de la casa de Romina al momento del incendio.
“Estuve con él desde los 20 hasta los 30, y siempre recibí violencia de su parte. Hace 10 años que estoy con un tratamiento psicológico, con asistencia de la Unidad de Género, Me costó muchísimo despegarme. Cada vez que me separaba venía un ataque. Una de esas veces sacó mis cosas al patio y me prendió fuego todo, absolutamente: documentos de los chicos, ropa, muebles… Me quedé con lo puesto”, se lamentó la mujer.
Además, contó que, finalmente y después de mucho luchar, en 2018 logró separarse de Watson, a quien “no vio más”. Sin embargo, las amenazas e intimidaciones continuaron, no solo a través de las redes sociales, desde donde realizaba posteos públicos “enmascarados”, sino también en la vía pública.
“El día que me prendió fuego el auto, en marzo de 2020, antes de que arrancara la cuarentena, era un sábado, y yo lo había ido a denunciar el jueves porque desde el 31 de diciembre me venía siguiendo a mi trabajo la mujer de él. Era todos los días así. Me amenazaban por las redes. En el último trabajo que yo tuve de forma particular mandó a tres personas para que me pegaran dentro del local. Él estuvo preso y me seguía amenazando por teléfono”, narró.
Sin poder ocultar su angustia, la mujer dijo a LA NACION que intentará, por pedido de su hija, recurrir a la Justicia para tramitar el cambio de apellido paterno de la menor. Según Romina, la niña le habría manifestado que no desea tener vínculo alguno con Watson: “Él la amenazó con que si contaba lo que les había hecho se quedaría sin mamá”, contó.
“La última vez que estuvo detenido ni en una celda lo pusieron: tomaba mate en el mostrador de la comisaría. Yo lo único que espero es que la Justicia esta vez actúe. En marzo tuve que salir por los medios de Santa Rosa para pedir, por favor, que no le sacaran la tobillera electrónica de monitoreo. Y se la sacaron igual, porque el juez consideró que era perjudicial para su vida personal”, protestó.
“Le colocaron una restricción de acercamiento de 1000 metros con respecto a mí, pero lo dejaron que se fuera a vivir a dos cuadras de mi casa… Estamos todos locos. Si no fuera por mi abogado él seguiría libre; ahora, para la fiscal lo del auto es solo la pérdida de un bien y un hecho aislado. Ella misma reconoció que hay decenas de denuncias mías entre 2020 y 2021, pero que no avanzan. Esta vez, si llega a quedar libre, me mata”, clamó Romina González, en su pedido desesperado a la Justicia, antes de que sea demasiado tarde para ella y sus hijos.
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